Una idea obsesiva que no consigue quitarse de la cabeza, y que le atormenta cada vez más, acecha estos días al escritor griego Petros Markaris (Estambul, 1937). Considerado uno de los más relevantes autores contemporáneos de novela negra, el padre putativo del inspector Jaritos está sobrecogido ante la posibilidad de que la trama de ficción que hace unos años inventó para uno de sus libros se haga ahora realidad.
Porque en Pan, Educación y libertad, el tercero de los volúmenes que componen su Trilogía de la crisis, Markaris fantaseaba con una Grecia que después de entrar en una espiral de impagos, devaluaciones y quiebra del Estado se veía obligada a abandonar el euro, seguida de España e Italia. "Espero vivamente que no se haga realidad, es en lo único que pienso todo el día", sentencia.
Usted estaba en contra del referéndum del domingo, ¿verdad?
Sí, absolutamente en contra.
¿Y por qué?
Para empezar, porque ha sido un referéndum completamente absurdo. Y digo absurdo porque los griegos nos hemos pronunciado sobre algo que no existe. El referéndum era para decidir si estábamos a favor o en contra del acuerdo que el pasado 25 de junio nos presentó la Unión Europea. Pero ese acuerdo ya no existe, ya no está sobre la mesa. Bruselas lo retiró, así que hemos hecho un referéndum sobre la nada.
Es evidente que el resultado de referéndum supone una gran victoria para el primer ministro, Alexis Tsipras, quien despotrica contra las medidas de austeridad...
Tsipras ha salido muy reforzado de cara a los griegos con el resultado del referéndum, no cabe duda. Su imagen interna se ha visto enormemente robustecida. Pero lo que también le digo es que la inmensa mayoría de la gente que el domingo ha votado 'no' no desea que Grecia salga del euro, para nada. La gente que el domingo votó 'no' lo hizo pensando que de ese modo Grecia lograría un acuerdo mejor, porque eso es lo que han estado diciendo Tsipras y otros miembros del Gobierno. Pero no es verdad. El problema es que después del domingo tendremos un acuerdo peor del que nos ofrecían. Si es que tenemos acuerdo, algo que aún está por ver.
¿No espera entonces una apertura por parte de la Unión Europea después del resultado del domingo?
No, no lo espero. Lo que espero de verdad, lo que deseo con todas mis fuerzas, es que haya un acuerdo. Aunque sea un acuerdo que no sea bueno, aunque sea un acuerdo malo. Necesitamos un acuerdo. Si no, Grecia se irá directamente al garete.
Pero en ese caso la responsabilidad sería también de los líderes de la Unión Europea, ¿no cree?
El problema fundamental aquí es que el Gobierno de Tsipras ha perdido cinco meses preciosos. Desde que la coalición de izquierda radical Syriza llegó al poder no han hecho ningún progreso, ningún avance. Y el resultado es que ahora nos encontramos al borde mismo del precipicio.
Insisto: algo de culpa tendrá también la UE, ¿no?
El gran error que ha cometido la Unión Europea es que desde el principio tenía que haber dicho a los griegos: 'Mirad: o hacéis las reformas que decimos o no os damos dinero. Punto". Bruselas tenía que haber actuado con contundencia desde el principio, dejando absolutamente claro que si no se tomaban las medidas necesarias no soltaría un céntimo. Su error ha sido que han aceptado por parte de Grecia medidas alternativas a las que ellos proponían. En Grecia ha habido sobre todo subidas de impuestos, tanto directos como indirectos, y en cambio no se han llevado a cabo las reformas que eran necesarias. El resultado es que se ha bloqueado el crecimiento del país.
Los impuestos en los últimos cinco años en Grecia es verdad que han subido el equivalente a un 30% del PIB. Pero los sueldos han bajado en un 14%, la edad de jubilación se ha retrasado a 67 años... ¿Eso no son reformas?
Vivo en un país donde el paro es de casi el 30%. El problema es que el 99% de esos parados procede del sector privado. Este es un país con un sector público gigantesco y desastroso, que hace ya mucho tiempo que no funciona y que, sin embargo, devora cantidades inmensas de recursos económicos. Es ahí, en el aparato del Estado, donde se tenían que haber hechor las reformas. Y no se han hecho.
Pero Tsipras no ha inventado esta crisis, cuando se convirtió en primer ministro de Grecia a finales de enero pasado ya se encontró todo esto...
Sí, es verdad que Tsipras no ha creado esta crisis, es verdad que estas condiciones las ha heredado. Pero no sólo no ha sabido afrontar la situación sino que la ha empeorado. Debería, en estos cinco meses, haber sellado un acuerdo y no lo ha hecho.
Ahora lo está intentando, ¿no?
Ahora es tarde. Muy, muy tarde. Si Grecia consigue un acuerdo que le permita estar en la Eurozona será a cambio de pagar un precio extremadamente doloroso, porque el país en estos momentos está en bancarrota, el sistema bancario hundido, lo capitales controlados... Si alguien piensa que va a ser fácil salir de esta situación se confunde. Hemos ido muy lejos.
¿Entonces está usted de acuerdo con las reformas que Alemania le pide a Grecia llevar a cabo a cambio de seguir adelante con el programa de rescate?
Grecia tiene un enorme problema con sus servicios públicos, que se tragan una gigantesca cantidad de dinero y que no han sido reformados. Angela Merkel no ha creado esta situación. Si Grecia se encuentra como se encuentra no es por culpa de Alemania ni de los otros países de la Eurozona. Es culpa nuestra.
¿Y qué me dice de la gravísima crisis humanitaria que existe en estos momentos en Grecia?
¿Qué crisis? Eso es propaganda del Gobierno de Tsipras. Grecia no es Burkina-Faso.
Pues Unicef sostiene que cuatro de cada 10 niños viven bajo el umbral de la pobreza...
Mire, tenemos sólo tres alternativas en este momento. La primera es rechazar un acuerdo con la UE y volver al dracma. ¿Cree que si hiciéramos eso estaríamos mejor? No, ¿verdad? La segunda opción es buscar dinero fuera de la UE, en otro sitio. ¿Le parece factible? A mí no. Así que sólo nos queda una opción: aceptar un acuerdo, aunque sea peor que el que nos habían ofrecido, como seguro que será. Grecia es un país sin alternativas.
Para Tsipras sería un desastre de cara a los griegos aceptar un acuerdo peor del que rechazó...
Sí, estoy de acuerdo. Pero se lo ha buscado. Y, sobre todo, la realidad es la que es.
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