El vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, ha presentado su dimisión y comunicará oficialmente dentro de una hora que renuncia a su acta de concejal. La mano derecha de Rita Barberá ha tenido que ceder a las presiones del propio Partido Popular y de la oposición tras ser procesado por el caso Noós.
Aunque él mismo se comprometió a renunciar en el momento en el que la autoridad judicial ordenase abrir juicio oral, ha esperado a que concluyera su luna de miel (se
casó con la asesora María José Alcón el fin de semana antes de que la
Audiencia decidiese sentarle en el banquillo) para tomar una decisión
que la alcaldesa había dejado en sus manos.
Se daba por hecho que Grau se aferraría al cargo hasta el final o, al
menos, hasta que presentase su escrito de defensa (que no afecta a la
decisión de procesarle) y para lo que tenía una fecha tope: el 7 de abril. Sin embargo, las presiones para que cumpla las 'líneas rojas' marcadas por Alberto Fabra a los populares valencianos han acabado por precipitar su renuncia.
Grau se sentará en el banquillo para responder por presuntos delitos de
prevaricación administrativa, malversación de caudales públicos, fraude
a la administración, tráfico de influencias y falsedad en documento
oficial, todos cometidos al contratar con el Instituto Nóos a
través de la Fundación Turismo Valencia Convention Bureau tres ediciones
de los congresos Valencia Summits que costaron tres millones de euros.
La actuación del vicealcalde ha sido sido cuestionada ante el juez
por el grupo municipal socialista, que cercó a Rita Barberá y a Francisco Camps, pero sólo ha conseguido el procesamiento del vicealcalde como responsable de la Fundación.
El primer revés para Grau, convencido de que no se vería ante el juez, llegó de la Audiencia de Palma: su imputación del 7 de noviembre de 2014 como
consecuencia del recurso del grupo municipal socialista. Y cayó como
una losa sobre su estado de ánimo. Fuentes de su entorno llegaron a
asegurar que tras este varapalo judicial estaba decidido a arrojar la
toalla y no acompañar a la alcaldesa en la lista del PP para las
próximas elecciones municipales independientemente del resultado del
proceso judicial.
Finalmente, el juez Castro volvió a excluirle de su auto definitivo,
una situación que le insufló tantos ánimos que desistió de su idea
inicial y le llevó a comunicar a varios de sus colaboradores que estaba
dispuesto a continuar una legislatura más. De hecho, Barberá lo nombró coordinador de su campaña.
Pero un nuevo recurso socialista ante la Audiencia ha acabado con la
certeza de que será juzgado, lo que ha provocado un nuevo decaimiento
moral que le ha conducido a abandonar la política a los 74 años.
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