Por Patricia Baños.
El cambio político en Grecia ha planteado muchas cuestiones sobre el futuro de este Estado en la Unión Europea. Algunos dirigentes de países miembros ya anunciaron, en su día, que si Grecia no cumplía con los acuerdos firmados con el anterior gobierno, esto traería consecuencias. ¿Cuáles serían éstas? Veamos punto por punto:
Tensión política. Las recriminaciones entre Grecia y la Unión Europea no se harían esperar ya que ninguna de las partes estaría dispuesta a asumir la responsabilidad de una salida del país heleno de la moneda única.
¿Contención del riesgo? Según la información de Der Spiegel, Alemania se muestra confiada en la fortaleza de la eurozona para soportar la excisión sin contagiarse pero ¿de verdad está preparada la zona euro para convencer a inversores y mercados de que es un caso puntual? Si no es así, la penalización en bolsa, fondos, deuda, etc. sería muy alta. Pero, al fin y al cabo, el peso del PIB de Grecia sobre la Unión Europea es sólo de un 2%, lo por lo que la economía podría soportarlo. Otra cosa es la deuda externa del país, que supera los 300.000 millones de euros, y los costes de financiación.
Dinero, deudas y ahorros. Desde el punto de vista griego, un panorama fuera del euro no es nada alentador. Las grandes fortunas de Grecia, que ya desviaron millones de euros desde los bancos nacionales a cuentas en paraísos fiscales en la anterior crisis, volverían a "huir" de su país para refugiarse en destinos más seguros que no supongan un riesgo de corralito. Si el dinero empieza a salir del país, el riesgo de quiebra para el sistema bancario sería muy alto. Además, la vuelta al dracma podría significar una pérdida de poder adquisitivo para los ciudadanos y empresas griegas. No podrían mantener sus deudas en euros ya que la diferencia cambiaría sería muy alta. Lo mismo ocurre con sus ahorros, al menos hasta que el cambio se estabilice en los mercados.
Hiperinflación. En el año 2011, la agencia de calificación de riesgos Fitch ya avisó de que una salida de Grecia del euro podría implicar una depreciación brutal de la moneda frente a un ascenso de los precios como ya ha ocurrido en Argentina y Venezuela.
Un camino intermedio. El partido liderado por Alexis Tsipras ha hecho pública su postura de cancelar parte de la deuda griega (que alcanza el 177% del PIB) y nacionalizar los servicios básicos que fueron privatizados, como el agua o el transporte. Si se produce la quita, podría llegar al 50% del total. Para los analistas de Bank of America Merryl Lynch, la propuesta de Syriza supone una "linea roja para los europeos" ya que las "ramificaciones para el resto de la periferia podrían ser cruciales". Los analistas de Citi, en cambio, no esperan que la crisis griega se desborde al resto de la eurozona por varias razones: Syriza parece haberse moderado en sus opiniones más controvertidas; y, aunque su tirón en las encuestas sigue al alza, el riesgo de contagio al resto de países de la zona euro está relativamente "contenido".
Un euro ¿irreversible?
La salida de Grecia del euro se está convirtiendo en el día de la marmota, de la película "Atrapado en el tiempo" que protagoniza Bill Murray. La polémica sobre el futuro del país se vuelve a repetir con las mismas condiciones que en 2008 y en 2011. El debate salta cuando la inestabilidad política del país puede provocar que los compromisos adquiridos para continuar con los ajustes caigan en saco roto. Se produce cuando Grecia necesita ayuda financiera para continuar viva y seguir pagando su deuda. Y ocurre que de fondo persiste el mismo problema la imposibilidad de que el país sea viable sin una quita.
La eventual circunstancia de que Grecia salga del euro choca con las mismas limitaciones jurídicas una y otra vez. Ni los arquitectos de la Unión Europea ni del euro establecieron una hoja de ruta ante tal desenlace. Sobre el papel, va a depender de la voluntad de un Estado su posible salida y del beneplácito del resto de socios comunitarios. El Tratado de Maastricht no contemplaba esta posibilidad. Sin embargo, el Tratado de Lisboa, que fue aprobado en 2007, tampoco dice nada al respecto, pero sí introdujo un resquicio en el que un Estado Miembro puede retirarse de la Unión. El artículo 50 recoge por primera vez una cláusula legal que permite el abandono voluntario de la UE.
El euro se concibió con la idea de ser irreversible, por ellprimera estableció ningún procedimiento para garantizar su estabilidad, con lo que Grecia y sus socios europeos se encuentran en la misma tesitura que en años atrás. El país no puede ser expulsado ni del euro, ni de la Unión por otros países, sino que tendría que iniciar el procedimiento. Presentar su solicitud ante el Consejo Europeo y ésta tendría que ser aprobada por una mayoría cualificada de los Veintisiete, previo respaldo del Parlamento Europeo.
Lo que no es óbice, llegado el caso, que el país heleno recibiera presiones para solicitar su abandono. Parece claro que la posible salida del euro se vería abocada a negociaciones entre los países al margen de los tratados, aunque al final del proceso se respetara la salida formal.
Continuan las reuniones del nuevo presidente de Grecia con personalidades europeas. A día de hoy aún no se puede saber qué ocurrirá con este país,
pero sí está claro que será un cambio elegido por los ciudadanos.
pero sí está claro que será un cambio elegido por los ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario