El Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ) ha fallado este martes que ni Serbia ni Croacia cometieron genocidio durante la guerra de los Balcanes, en un caso que enfrenta a los dos países que se acusan mutuamente del peor de los crímenes. El dictamen, que incluye ambas demandas, ha puesto fin así a una disputa legal que empaña el difícil proceso de reconciliación entre las dos naciones
Según el presidente del TIJ, Peter Tomka, ambos países cometieron muchos crímenes durante el conflicto pero el intento de genocidio "destruyendo toda o parte de una población" no se ha demostrado en ninguno de los dos casos. En 2007, el propio TIJ calificó de genocidio solo la muerte de 8.000 varones musulmanes en Srebrenica (1995), a manos de las tropas serbias. Aunque no lo atribuyó al Estado serbio, sí dictaminó que éste había violado la legislación internacional al no prevenir la matanza.
Según el presidente del TIJ, Peter Tomka, ambos países cometieron muchos crímenes durante el conflicto pero el intento de genocidio "destruyendo toda o parte de una población" no se ha demostrado en ninguno de los dos casos. En 2007, el propio TIJ calificó de genocidio solo la muerte de 8.000 varones musulmanes en Srebrenica (1995), a manos de las tropas serbias. Aunque no lo atribuyó al Estado serbio, sí dictaminó que éste había violado la legislación internacional al no prevenir la matanza.
El caso actual se remonta a 1999, y la primera demandante fue Croacia. Zagreb acusó entonces a Belgrado de genocidio argumentando que había violado la Convención para la Prevención y Sanción del Genocidio, de 1948. Según los abogados croatas, entre 1991 y 1995 perecieron 10.000 de sus compatriotas. Otros 7.000 fueron encerrados en campos de internamiento. Todo por culpa de la Gran Serbia, el ideal de un patria limpia de otras etnias patrocinado por el fallecido presidente, Slovodan Milosevic. La respuesta no se hizo esperar. En 2010, Serbia acusó a los croatas de asesinar a unos 7.000 conciudadanos. Ocurrió durante la denominada Operación Tormenta, liderada por el entonces general croata Ante Gotovina. Hubo 2.000 desaparecidos serbios, y en conjunto, 230.000 miembros de esta comunidad padecieron el avance croata, según Belgrado.
La decisión del TIJ es vinculante y ha tardado 16 años en llegar. Sobre todo en los últimos tiempos, los Gobiernos de Croacia y Serbia han dado muestras de estar dispuestos a abandonar el proceso. Sin embargo, las presiones políticas para no hacerlo han sido más fuertes. El primero, porque no quiere parecer débil ante la oposición. El otro, de tinte nacionalista, porque no podría hacerlo si Zagreb (demandante original) no se retira antes. El resultado es que ambas partes esperan “ganar y que se haga por fin justicia en el seno del Tribunal de Naciones Unidas”. El genocidio, eso sí, es el crimen más difícil de demostrar ante la justicia internacional.
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