martes, 15 de septiembre de 2015

El balance de los últimos 35 años en Cataluña: cuanto más nacionalismo menos prosperidad

La economía catalana era un 35% más grande que la madrileña en 1980, pero Madrid superará a Cataluña este año por primera vez en la historia.

Uno de los principales argumentos que emplean los nacionalistas para vender las bondades del independentismo es que si Cataluña lograse separarse del resto de España sería mucho más rica y próspera.
Es imposible conocer el futuro. Nadie puede saber con seguridad qué ocurriría en caso de independencia. Aunque la más que previsible salida de la UE y el euro apuntan a un desplome del PIB catalán a corto/medio plazo y a una pérdida de algunos de sus principales mercados.

Es cierto que esto es futuro y nadie puede anticiparlo. Pero hay datos del pasado que sí nos pueden ayudar a saber lo que ocurriría en la Cataluña post-independentista. El nacionalismo vende que sus problemas económicos se deben a que tienen las manos atadas. Siguiendo esta narrativa, los políticos catalanes serían mucho más eficaces en la gestión de los intereses de su comunidad que los españoles, por lo que sólo habría que darles más poder para que las cosas les fueran mucho mejor.

El problema es que los datos no acompañan. En 1980, tras décadas de "centralismo opresor", Cataluña era una de las regiones más ricas de España (junto con el País Vasco) y mucho más próspera que Madrid. Desde entonces, mientras los políticos nacionalistas acumulaban poder, competencias y recursos, su región se empobrecía en términos relativos respecto al resto de España. Tras más de tres décadas de nacionalismo, la economía catalana ha sufrido un importante deterioro si se compara con la Comunidad de Madrid.

Menos rica

Así, en 1980, Cataluña era, de lejos, la autonomía de régimen común más rica de España en términos absolutos: según los datos del INE su PIB total rozaba los 5,5 billones de las antiguas pesetas, un 35% más que el de Madrid. Su economía representaba entonces el 19,1% del conjunto de la riqueza nacional frente al 14,1% de Madrid; y su renta per cápita rondaba las 938.000 pesetas anuales, de modo que los catalanes ganaban de media un 6% más que los madrileños. Y todo ello con una diferencia poblacional de 1,3 millones de personas a favor de Cataluña.

Desde entonces, las diferencias económicas entre ambas regiones se han ido estrechando de forma progresiva, hasta el punto de que, hoy por hoy,Madrid ha sustituido a Cataluña como el principal motor económico del país y hace mucho que le superó en términos per cápita.

En 1995, el PIB catalán, próximo a los 86.000 millones de euros, tan sólo superaba al de Madrid en 9.600 millones (un 12,5% más). Mientras, en 2007, en el punto álgido de la burbuja crediticia, la distancia entre una y otra ya se había reducido a menos de la mitad (un 5% más a favor de Cataluña). Durante la crisis, y en pleno órdago secesionista, este particular proceso de convergencia ha continuado su curso, de modo que a cierre de 2014, el PIB catalán tan sólo superaba en unos 2.000 millones al madrileño, un 0,5% más... aunque Cataluña tiene un millón de habitantes más.

Como resultado, el peso de ambas regiones en la riqueza nacional también ha cambiado de forma paulatina: en el año 2000, Cataluña representaba el 18,9% del PIB de España, mientras que el de Madrid ya ascendía al 17,7%; en 2007, la primera seguía estancada en el 18,8% frente al 18% de la segunda; mientras que en 2014 esta diferencia se reducía a sólo dos décimas porcentuales, con un 18,9% y un 18,7% del PIB nacional, respectivamente.

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