martes, 11 de agosto de 2015

Síndrome de Cotard: los muertos vivientes de la vida real

Por Beatriz Camacho


A pesar de que el título de este artículo parezca una broma, los zombis no son solo personajes de ciencia ficción de películas, libros o series de televisión. Si bien es algo muy inusual, existe un tipo de muertos vivientes en la vida real: las personas afectadas por el infrecuente síndrome de Cotard.

El Síndrome de Cotard, también conocido como síndrome del cadáver caminante, delirio de negación o delirio nihilista, es un desorden mental que puede tomar distintas maneras de manifestarse: la persona cree estar muerta literalmente, ser inmortal, sufrir putrefacción o que su cuerpo simplemente no existe o está separado de la realidad. Se trata de una enfermedad extraña con trasfondo psicológico donde las personas se perciben como muertos vivientes o zombis.

Este delirio fue descubierto en 1880 por el neurólogo francés Jules Cotard, quien lo denominó Delirio de negación, para explicar el caso de una mujer de 43 años que negaba la existencia de Dios y el diablo, al igual que varias partes de su cuerpo. Decía no tener ni cerebro, ni entrañas, ni tórax… tan solo piel y huesos. No sentía la necesidad de nutrirse y llegó a creer que estaba eternamente condenada y que no podría morir de forma natural. Cotard concluyó que este trastorno era una variante de un estado depresivo exagerado mezclado con una melancolía ansiosa.

Qué es el Síndrome de Cotard

La característica principal de este síndrome es la desrealización. Con este término nos referimos a percibir la información del entorno como algo ajeno a la realidad. Las personas que padecen el síndrome de Cotard aprecian de forma correcta la información sensorial pero permanece la impresión de que es irreal o no tiene significado. 

Lo que llama más la atención del Síndrome de Cotard es que estas personas creen sinceramente que están muertas, que sus órganos internos han detenido sus funciones o incluso que no tienen. Por ejemplo, pueden pensar que sus intestinos no funcionan, que su corazón no late, que no tienen nervios, ni sangre ni cerebro. Incluso pueden creer que se están pudriendo y tener alucinaciones olfativas de cómo se pudre su carne, o decir que tienen gusanos sobre o bajo su piel.


En sus formas más complejas, pueden defender la idea de que realmente están muertos e incluso mantener la creencia de inmortalidad, aunque solo sean piel y huesos, convertidos en "almas en pena". Creen que su cuerpo se encuentra en otro plano de la realidad distinto al de su mente consciente, que no existe su cuerpo o que se está descomponiendo. Esto les lleva a presentar conductas suicidas porque, al creerse muertos, ya no les importa nada.

Por qué surge el Síndrome de Cotard

Las causas del síndrome de Cotard se encuentran en el cerebro. Si bien las personas afectadas son capaces de percibir sensorialmente su propio cuerpo, lo notan como algo extraño y, sin importar el contexto, siempre se aprecian así, como consecuencia de un funcionamiento anómalo de algunas de sus estructuras cerebrales. 

El síndrome de Cotard es un extraño estado en el que las personas creen estar muertas. Afirman oler su carne putrefacta y ver gusanos arrastrándose por su esqueleto. Según Vilayanur S. Ramachandran, esto ocurre por un fallo en la conexión entre las áreas sensoriales del cerebro y el sistema límbico, la parte del cerebro que se ocupa del procesamiento de las emociones. Los pacientes, literalmente, no sienten ningún tipo de emoción y se desligan de la vida. Por eso, la única forma en que su cerebro puede hacerse cargo de la situación es suponer que ya no están vivos. En otras palabras, el procesamiento de la información del exterior es correcto, pero la respuesta emocional falla.

Este delirio se ha relacionado con las depresiones más graves, como las psicóticas o las delirantes, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Pero también puede aparecer en enfermedades neurológicas y otros trastornos mentales severos, como demencia con síntomas psicóticos o psicosis debidas a enfermedades médicas o a tóxicos.



Frecuentemente, el síndrome de Cotard brota de forma repentina y se han descrito diversos grados, desde síndrome parcial a síndrome completo. Además, también se diferencian dos niveles: uno perturbaría más a la imagen corporal con la creencia de que el cuerpo está muerto, y el otro afectaría a la imagen espiritual haciendo creer al paciente que ha perdido su alma.


No obstante, todavía se desconoce con certeza qué provoca el síndrome de Cotard. Solo sabemos que esta enfermedad puede tratarse con antidepresivos y antipsicóticos, los cuales consiguen disminuir los síntomas y, con el tiempo, hacerlos desaparecer.


“He estado analizando las lecturas PET durante 15 años y nunca he visto a nadie que estuviera de pie, interactuando con la gente, con un resultado de exploración tan anormal. Su función cerebral se asemeja a la de una persona durante la anestesia o el sueño. Ver este patrón en alguien que está despierto es bastante único”.
- Steven Laureys (Universidad de Lieja, Bélgica). 

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