jueves, 30 de abril de 2015

¿Por qué Grecia pone tantas trabas a las negociaciones con el Eurogrupo?

Por Marcos Rivera

El gobierno de Alexis Tspiras, prometió al electorado que no cedería ante ninguna presión por parte del Eurogrupo a acometer más reformas que pusieran de manifiesto la ya conocida precariedad del país heleno.Pero, los socios europeos no están dispuestos a condenar  a Grecia sus desfases en gasto público durante todos estos años y mucho menos a seguir alimentando la más que excesiva deuda pública del país mientras ellos no aporten reformas que den estabilidad a un país que urge de manera tediosa a sanear sus balanzas.
 

Cuando el gobierno de Tspiras gano las pasadas elecciones del 25 de febrero, lo primero que hizo fue no reconocer a la Troika como institución europea y devolver el puesto a los miles de funcionarios que habían sido despedidos con el anterior gobierno. Pero, ¿cómo puede asumir Grecia esta contradicción?
 
Primero, no reconocer a la Troika como institución implica que no se prestara a negociar ni mucho menos a cumplir con las reformas que esta impone. Si no acomete las reformas, el BCE ya anuncio que no daría ni un euro a Grecia.
 
Grecia, sólo puede mantener este país de la única manera que sabe, cargándolo todo al gasto público que posteriormente envía a los mercados y financia vía compra de bonos por parte de los inversores.
 
De todos es sabido que la deuda griega no es muy atractiva que digamos, el tipo de interés que ofrece el gobierno heleno es de los más bajos de Europa, en gran medida gracias a las reformas que se llevaron a cabo y a la inyección del liquides del BCE.
 
Pero si Grecia deja de acometer estas reformas tan necesarias, el BCE ya ha anunciado que no inyectara un euro más al país heleno.¿Qué consecuencias puede traer esto?
 
Primero, que Grecia dejaría de tener una gran fuente de inversión como es la del BCE.
 
Segundo, los socios europeos no prestarían ni un euro a su vecino ya que sin el apoyo del BCE, no hay garantía que se les devuelvan sus préstamos.
 
El Eurogrupo está preparada para una salida eventual de grecia del euro, ya que el efecto contagio ya no es tan fuerte como antes, en gran medida porque los países de la periferia(España, Portugal, Italia) han cumplido con sus reformas, y se exposición a un efecto contagio es prácticamente nula.
 
Tercero, ante un escenario como este, los socios no serían tan benévolos y exigirían el pago de sus préstamos a Grecia. Recordemos que España tiene más de 200.000 millones de euros prestados a Grecia, dinero necesario para pagar las pensiones de un año entero.
 
Que Grecia no fuera socio de la UE, solo le remitiría problemas ya que se vería sin inyección de liquidez ni socios que les prestara dinero para sus finanzas.
 
Se habló que el gobierno de Putin ofrecía a Grecia asumir la deuda completa del país si le apoyaba en la OTAN tras el conflicto con Ucrania. Evidentemente, esto jamás se llevó a cabo debido a que parece ser que dentro de la fantasía surreal que tiene el gobierno de Tspiras, sopeso que negociar con Rusia no era buena idea a largo plazo.
 
Otra de las medidas que prometió Tspiras fue la de negociar una quita de duda con el Eurogrupo. Volviendo a las líneas de más arriba, España tiene comprometido 200.000 millones de euros que no están dispuestos a perdonar.
 
Algo que personalmente apoyo, ya que Grecia no es un ejemplo de gestión. Los abusos del país deben ser pagados, ya que si se condenara una quita de deuda a Grecia, los demás países exigirán lo mismo, provocando un desequilibrio mayor del que ya tenemos.
 
Que cada país pague su deuda, es más que inasumible, se tardarían años, pero ‘’pagar la deuda’’ es la cortina de humo que se utiliza para mantener la estabilidad europea.
 
Grecia nunca ha sido un ejemplo de gestión eficiente de sus cuentas públicas, es más, su mala gestión que se ha caracterizado siempre por su enorme intervencionismo en la economía. Lo curioso, es que la alternativa que pretende dar la izquierda radical es ahondar aún en mayor medida las políticas llevadas a cabo hasta ahora y que llevaron a la absoluta quiebra e insostenibilidad.
 
Y es que, el origen de la tragedia griega, no es la austeridad del país, sino su gasto público. Grecia fue el país de la UE que más aumentó su gasto público real (un 80% entre 1996 y 2008) y su deuda pública (un 400% superior a sus ingresos públicos en 2011) durante los felices años de la burbuja crediticia.
 
Expongo algunas de las causas que han llevado a Grecia al desastre que es hoy:
 
 Los  políticos griegos ocultaron su déficit público real durante años. Cuando el nuevo gobierno de Atenas llegó al poder en 2009, se encontró un agujero fiscal equivalente al 14% del PIB, frente al dato oficial del 3,7% comunicado a Bruselas.
 
La izquierda carga constantemente contra los mercados, en general, y la malvada banca de inversión, en particular, pero olvidan que su admirada Grecia recurrió a los financieros de Wall Street para ocultar sus desastrosas cuentas públicas.
 
Durante años, y pese a tener un PIB per cápita muy inferior al de España, el salario mínimo en Grecia era un 50% superior.Durante décadas, cuando un partido llegaba al poder enchufaba a gente en el sector público a cambio de su voto, acrecentando de forma insostenible la plantilla estatal.
 
El gasto en educación, sanidad y política social fue, de lejos, el que más aumentó hasta el estallido de la crisis de deuda, superando el 31% del PIB en 2012.
 
Además, Grecia el gran referente de la izquierda radical, era el país de la UE que más dinero destinaba a gasto militar antes de la crisis, con una media superior al 4% del PIB.El empleo público es, sin duda, uno de los grandes paradigmas del despilfarro griego.
 
Durante la burbuja, Atenas ni siquiera sabía cuántos empleados tenía en nómina: los sindicatos estimaban unos 700.000, mientras el Gobierno hablaba de 800.000.
 
Ganaban una media de 1.350 euros mensuales, superando el sueldo medio existente en el sector privado. Además de suplementos y pagas extras. Sumando todas las extras, los funcionarios de Grecia llegaron a ganar de media más de 70.000 euros al año frente a los 55.000 euros de Alemania.
 
Asimismo, los funcionarios también disfrutaban de una pensión vitalicia de 1.000 euros mensuales para las hijas solteras de empleados fallecidos, entre otros muchos privilegios.
 
Grecia tenía cuatro veces más profesores que Finlandia, el país que mejor nota saca en el Informe PISA de calidad educativa, pero sólo le ha servido para estar entre los países europeos con peor nivel en casi todas las pruebas de Enseñanza.
 
Otro dato curioso es que su Sanidad pública era de las que más invertía en suministros, superando la media de la UE, sin que los griegos sufrieran más enfermedades que el resto de europeos. ¿Razón? Uno de los  escándalos destapados durante estos años es que era habitual ver salir a médicos y enfermeras cargados con todo tipo de material higiénico y sanitario.
 
El presupuesto del metro de Atenas rondaba los 500 millones de euros al año, mientras que los ingresos en taquilla apenas alcanzaban los 90 millones.

Grecia también creó un comité para gestionar el Lago Kopais, a pesar de que se secó en 1930.

Hasta el estallido de la crisis, los griegos se podían jubilar con poco más de 61 años, cobrando casi el 96% de su sueldo, siendo uno de los sistemas de pensiones públicas más generosos (e insostenibles) de la UE.
 
Pero es que, además, en Grecia existían cerca de 600 categorías laborales que, alegando motivos de salud, podían optar a la jubilación anticipada, establecida en 50 años para las mujeres y 55 para los hombres, indistintamente de la profesión que ejercieran.
 
Precisamente por ello, los griegos disfrutaban de la mayor esperanza de vida tras la jubilación, y no porque vivieran más, sino porque se jubilaban mucho antes. En concreto, mientras la media de la OCDE es de 18,5 años tras el retiro (en España es de 17,9), los helenos gozaban de más de 24 años de plácida existencia tras la jubilación.
 
Además, el control sobre la gestión de las pensiones era inexistente. Durante la crisis, se han detectado miles de familias que cobraban la jubilación años después de que fallecieran sus titulares o paro sin tener derecho a ello.
 
Para llevar ese nivel de vida, el país se financió emitiendo deuda. Grecia fue el país que más recurrió a la deuda pública durante la época de burbuja y, por ello, su factura anual en el pago de intereses superó, hasta el segundo rescate a Grecia, el 12% de los ingresos públicos (en 2011, antes del rescate alcanzó, el 17% del PIB.
 
Como vemos un país que durante décadas ha despilfarrado demasiado en cosas que no necesitaba, llevando un descontrol de las cuentas públicas y del gasto que le han llevado a tener que pagar una deuda enorme por todos estos excesos. Pero que no nos engañen, Grecia no tiene tanto un problema de deuda como de pago de intereses, como hemos apuntado, antes del rescate de la troika Grecia pagaba por su deuda un coste cercano al 17% del PIB, hoy se financia incluso más barato que Alemania, pero el peso de la deuda es tal, que el pago se incrementa exponencialmente a su deuda soberana.
 
El partido de Alexis Tsipiras culpa a la troika de los males de Grecia cuando ha sido el propio estado el que ha condenado al país a la quiebra técnica de sus finanzas. La solución, tal y como propone el nuevo gobierno no pasa por  incrementar el gasto público para salir de la crisis, una medida que no haría otra cosa sino que volver a los origines que llevaron a Grecia al desastre.
 
Se ve que a los griegos eso de no cometer los mismos errores del pasado no les gusta demasiado. Se han dejado llevar por el populismo de un partido que no hace otra cosa que vender humo.
 
Grecia está condenada a repetir el mismo error de llevar a cabo el nuevo gobierno una subida del gasto público.
 
¿Será Grecia como Napoleón y Hitler, que ambos, en tiempos de guerra,  perdieron por cometer el mismo error?
 
Aunque muchos dicen que es imposible, lo cierto es que, según el BCE, Atenas posee una enorme cartera de activos públicos, cuyo valor estimado asciende a 300.000 millones de euros, incluyendo empresas, infraestructuras, acciones, participaciones, suelo y todo tipo de bienes inmuebles. Además, Grecia también podría vender islas, playas, oro y hasta monumentos si es necesario con tal de cumplir sus compromisos (, similar a lo que hizo Alemania tras la I GM, para pagar las sanciones impuestas por Europa y EEUU) y evitar  así el riesgo de la quiebra y posible salida del euro.
 
Por tanto, y a modo de conclusión, lanzo esta pregunta: ¿Le interesa a Grecia cortar el gasto público y ser algo austeros para sanear las balanzas? Yo digo que no. Pero tienen que hacer un tira y afloja para no decepcionar a sus votantes. Al final, Grecia cederá a las presiones y acometerá las reformas porque sabe que sin estas reformas y estas inyecciones de capital, el país griego quedara en la más absoluta miseria.

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