Via El Mundo
Miles de mujeres han marchado esta mañana por el centro de Madrid para reivindicar la igualdad de género. La calle Alcalá se ha teñido de morado -color de la marea feminista- para exigir la igualdad salarial, el aborto libre, el fin de la violencia machista y la eliminación de los estereotipos femeninos.
"Luchamos contra la brecha salarial", explicaba una de las organizadoras de la manifestación, "es evidente también que la crisis ha repercutido más sobre las mujeres porque el sistema público ya no se encarga de muchas tareas de cuidado y éstas han recaído sobre las mujeres, que a menudo dejan su trabajo y vuelven al hogar".
En el corazón de la protesta, una batukada marcaba el ritmo a las mujeres que gritaban "contra las violencias y el capital, feminismo radical". "Los feminismos no quieren ejercer la dominación como hasta ahora se ha hecho sobre nosotras, sino que pretenden eliminar toda dominación", puntualizaba una portavoz del Movimiento Feminista de Madrid.
El latir de los tambores ha convertido la manifestación en toda una fiesta para celebrar el Día de la Mujer. Pese a que alegría flotaba en el ambiente, muchas de las chicas lamentaban que exista un día específico para su género. "Ojalá el Día de la Mujer termine desapareciendo porque significará que ya no hay diferencias entre hombres y mujeres. Hemos avanzado en nuestra lucha, pero todavía queda mucho", afirma Beatriz, de 67 años.
Mujeres de todas las edades han inundado la capital para plantar cara al patriarcado. La asociación Scumgirls se ha unido a la protesta para mostrar su rechazo hacia los estereotipos que imperan en una sociedad "donde hombres y mujeres aún están lejos de ser iguales". "Parece que por ser mujeres tenemos que ser más débiles y vulnerables y los hombres piensan que tienen que cuidarnos", afirman dos jóvenes activistas, "desde pequeños nos meten roles de género, por ejemplo con los regalos: para las chicas, las princesas, para los chicos, los coches".
Al llegar a la Puerta del Sol, los cánticos han tomado el protagonismo: "¡Menos barbies y más barriguitas!" y "¡Mi cuerpo, mi vida, mi vida, mi forma de follar!", coreaban las miles de asistentes que aseguraban que muchas veces son tratadas como "ciudadanas de segunda por el simple hecho de ser mujeres".
En Red de Mujeres Sudamericanas y del Caribe insistían en las mujeres inmigrantes que no se sienten ciudadanas de segunda, sino de tercera. "Una compañera paraguaya lleva cinco años trabando de interna y no le hacen el contrato, no tiene acceso a salud, no puede ir a ver a sus hijos y regresar y, además, vive con miedo a que le pidan los papeles", aseguraba una de sus portavoces. La lucha contra la violencia de género también es uno de sus estandartes porque, explican, "sin papeles denunciar la violencia machista es aún más difícil".
Muchas de las asistentes ponían de relieve los avances en la lucha contra la violencia de género. "La ley integral contra la violencia de género fue un paso para reconocer que hay unas violencias que nos afectan sólo por el hecho de ser mujeres, que no distingue de edad, clase social o raza", decía una de las organizadoras.
También se apuntaban el tanto de la retirada de la ley del aborto, aunque anunciaban que seguirán batallando contra la modificación de la norma que exige que las niñas de 16 y 17 años necesiten el consentimiento paterno para interrumpir el embarazo. "Este cambio en la ley es sólo un caramelo para los más electores más radicales del PP. Muchas veces los padres de las chicas están ausentes o les maltratan, y es horrible que se vean forzadas a traer a un hijo en esas circunstancias", afirman desde la plataforma Ayuda en Red, "es injusto que a los 16 podamos casarnos pero no seamos libres de elegir sobre nuestro cuerpo".
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