jueves, 15 de enero de 2015

Un minuto de silencio

Por Sergio Ruiz y Daniel Gómez Dueñas

Un minuto de silencio. 60 segundos en donde la nada adquiere un protagonismo del que habitualmente carece. La falta de sonido, suena. Dialéctica que resulta deliciosa: el silencio suena a respeto. Suena a solemnidad. Suena a admiración y grandeza. Suena a memoria.
 
Práctica habitual en los campos de fútbol, previa al comienzo del espectáculo, para honrar la memoria de un/los difunto/s. Las aficiones tienen diferentes colores, coexisten en la rivalidad... pero el minuto de silencio ahí esta, en todos los estadios, entre todos nosotros.
 
“El verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro". Estas palabras, de uno de los más grandes periodistas del siglo XX, Ryszard Kapuscinski, exigen una responsabilidad para con el profesional, ética y moral, que hoy, simplemente, no existe.

 
Entre los magos es muy extendida la importancia de la teatralidad, del generar expectación, ilusión... de ganarse el prestigio. En nuestra sociedad, el periodismo vive una crisis de credibilidad y valores.
 
El periodismo deportivo cada día está peor. Mucha culpa la tienen aquellos que se hacen llamar periodistas. Profesionales de la información que no son de tal condición, sin embargo, actúan como si lo fueran. Por otro lado, tenemos a los que han obtenido el título; pero, lejos de aspirar a ejercerlo con rigor, honestidad o profesionalidad (como consideraba Kapuscinski) lo pisotean día sí, día también. Esto, lleva a la pérdida de fe.
 
Invocar a una persona muerta, un difunto, es práctica común entre los espiritistas de cualquier cultura desde hace milenios. Chamanes, curanderos, metafísicos incluso... Hoy, está en boca de todos "La ouija de Juanito", portada del diario AS, con motivo del derbi Real Madrid-Atlético de Copa del Rey. Muchos de nosotros, hemos detectado este hecho como un ejemplo del estado catatónico en el que se encuentra el periodismo deportivo (y no deportivo, pero ese es otro cantar), desde hace demasiado tiempo. La cuestión es, ¿estos espíritus del periodismo están ahí por qué? ¿Esta crisis del periodismo, de como llevarlo a cabo, es porque los medios no dan contenidos? o bien, ¿es la sociedad quién delimita la agenda?
 
De igual forma que el chamán, espiritista o metafísico de turno se envuelve en un manto fetiche, que le de una carácter mágico para el creyente, el periodismo se cubre con una manta terrible, que menoscaba el prestigio a lograr: la ausencia de rigor. Rumorología en fichajes (sin la menor fiabilidad o contraste), partidismo que aleja exponencialmente al periodista de la objetividad, desinformación total y absoluta, e, incluso, la falta de vocación didáctica (recordemos a Schreiber, "el periodista es un experto para los ignorantes, pero un ignorante para los expertos").


La solución está en nuestras manos. Dejemos de mirar de un lado para otro, periodistas fetiches u honestos, el riguroso y el menos riguroso, el veterano y el novel...  Arrimémonos el ataúd al hombro para sacar al muerto de la tumba. De lo contrario, deberemos guardar el minuto de silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario