jueves, 22 de enero de 2015

La crisis de Ferguson

Por Beatriz Camacho

Las recientes muertes de los afroamericanos Michael Brown y Eric Garner, así como la puesta en libertad sin cargos de los policías blancos implicados, han reavivado el debate sobre la discriminación racial en Estados Unidos. Dichas muertes han agrandado la distancia entre negros y blancos, reabriendo un debate antiguo y a la vez actual sobre la superación de las desigualdades raciales. Estados Unidos cerró el 2014 con protestas ciudadanas que recuerdan a las marchas por los derechos civiles en la década de los 60.

Polémicas muertes de ciudadanos negros a manos de la Policía estadounidense


Caso de Michael Brown en Fergusron

Todo comenzó con la muerte violenta del joven afroamericano Michael Brown, de 18 años, a manos del policía local blanco Darren Wilson, de 28, en Ferguson, Misuri. Este incidente logró reabrir heridas raciales sin cerrar en la sociedad estadounidense.

El pasado 9 de agosto, Brown caminaba por las calles de Ferguson y Wilson le vio en medio de una patrulla policial. Brown y Wilson se enfrentaron y el agente disparó contra el joven. Algunos alegaban que Brown estaba desarmado y tenía las manos levantadas, señal universal de rendición, mientras que las fuerzas de seguridad locales sostenían que intentó agredir a Wilson y éste se defendió.

La tardanza en revelar los detalles del suceso y, sobre todo, la identidad del policía implicado, dieron lugar a una ola de protestas exigiendo responsabilidad a las fuerzas locales que rápidamente derivaron en disturbios violentos. Fueron diez días intensos: se declaró estado de emergencia con toque de queda, se desplegó a la Guardia Nacional, hubo disparos con arma de fuego, delincuentes que aprovecharon la situación e incluso represión de protestas pacíficas por parte de la Policía con gases lacrimógenos.

El presidente estadounidense, Barack Obama, ordenó al Departamento de Justicia que abriera una investigación federal sobre los hechos. De fondo, estaba el debate racial en el país norteamericano. Alrededor del 80 por ciento de los afroamericanos, pensaba que el asesinato planteaba importantes cuestiones raciales que debían tratarse. En cambio, un 47 por ciento de los blancos pensaba que se estaba dando demasiada importancia a la raza.

En octubre, se reveló la autopsia: Brown recibió seis disparos, dos de ellos en la cabeza. Amnistía Internacional mantuvo que la represión de las protestas pacíficas por parte de la Policía violaban los estándares humanitarios. El 24 de noviembre, el gran jurado de Misuri decidía que no se presentaban cargos contra Darren Wilson, aunque no volverá a reinsertarse nunca en el cuerpo de Policía. Tras conocerse que no procesarían al responsable de la muerte de Brown, las reacciones no se hicieron esperar. Más de tres meses después, se avivaba la tensión racial en Estados Unidos. 

Caso de Eric Garner en Nueva York

Eric Garner, víctima mortal de una acción policial, arrojaba más gasolina al fuego en un país indignado por la muerte de Brown y la ausencia de cargos contra Wilson. Una semana después del veredicto del caso de Ferguson, el gran jurado de Nueva York tomaba la misma decisión para el policía blanco Daniel Pantaleo, dejándole libre sin cargos.

El pasado 17 de julio, Eric Garner, de 43 años y que sufría asma, falleció ahogado a causa de una maniobra de estrangulamiento ilegal realizada por el agente y declarada como causa directa de homicidio. Pantaleo alegaba que Garner, al que iba a detener por venta ilegal de cigarrillos, se resistió y desconocía su condición asmática. Pero en la grabación de su muerte se aprecia que en ningún momento amenazaba físicamente a los agentes y alertaba de que no podía respirar.


El caso volvió a desatar una ola de protestas en todo el país contra el "racismo" en la Policía y para denunciar la decisión del gran jurado de no procesar a Pantaleo. En todas las manifestaciones se corearon las últimas palabras de Garner: "No puedo respirar". La ciudad de Nueva York fue la más activa con gritos y pancartas aludiendo al carácter "racista" de la Policía y escuchándose frases coreadas como "Si no hay justicia, no habrá paz". "Mi generación ha llegado a un momento crítico o de ruptura", afirmaban. El racismo "está emergiendo otra vez, con linchamientos públicos que no tienen repercusiones". "No vamos a tolerarlo más”.


Otros casos recientes

El pasado mes de noviembre moría Tamir Rice, de 12 años, cuando el policía Timothy Loehmann, de 26 años, le disparó apenas dos segundos después llegar a un parque donde "un muchacho" armado con una pistola descrita como "probablemente falsa" amenazaba a la gente, informando que Rice trató de tomar la pistola de su cintura. Después se determinó que el arma era de plástico, para disparar postas con aire. El niño falleció un día después. Durante su anterior trabajo en la policía de Independence, Ohio, Loehmann se consideró emocionalmente inestable y no apto para el servicio.


Por otro lado, a finales del pasado mes de diciembre se publicó la autopsia de Ezell Ford, un hombre negro desarmado de 25 años y que al parecer sufría problemas mentales, muerto en agosto a manos de dos oficiales de la Policía de Los Ángeles. Recibió tres disparos, uno de ellos por la espalda, después de que se pelease con un policía y tratase de quitarle su pistola. Ford tenía heridas de arma de fuego en un brazo, la espalda y el costado derecho. Según el informe del forense, las heridas de la espalda y el costado fueron fatales.

Venganzas raciales

El pasado mes de diciembre, un policía estadounidense fue asesinado en un tiroteo en Tarpon Springs, Florida. El presunto asesino había difundido mensajes de venganza por las últimas muertes de ciudadanos de raza negra a manos de la Policía.

También se produjo una emboscada en Brooklyn donde murieron dos agentes. Rafael Ramos, de 40 años, y su compañero Wenjian Liu, de 32, fueron asesinados dentro de su vehículo mientras patrullaban. El asesino, Ismaaiyl Brinsley, de 28 años, declaró que lo hizo en venganza por las muertes en los últimos meses de dos hombres negros desarmados a manos de policías blancos. Tras matar a los agentes, se suicidó de un tiro. El autor había manifestado su odio hacia la Policía y sus planes a través de las redes sociales.


Los disparos a bocajarro de Ramos y Liu aumentaron la tensión entre el Ayuntamiento, liderado por el demócrata De Blasio, la Policía y los manifestantes. "Hay mucho dolor ahora mismo y tenemos que avanzar", afirmaba De Blasio. "Tenemos que trabajar para volver a tener a la Policía y a la comunidad juntos. Tenemos que dejar las divisiones en el pasado, detrás de nosotros".


Los colectivos de manifestantes han criticado esta situación y han asegurado que los representantes de los sindicatos policiales se están "aprovechando" de la situación y han utilizado los actos de un "único y perturbado individuo que disparó a su exnovia y mató a dos policías" para desacreditar las protestas sociales.

Divisiones entre blancos y negros en EEUU

La trascendencia de la muerte de Michael Brown, acompañado de los recientes episodios de violencia racial de Eric Garner o de Tamir Rice y recordando la controvertida muerte a disparos de Trayvon Martin en Florida en 2012, ha reabierto el debate sobre la discriminación racial, así como la desconfianza hacia la Policía. La tensión existente entre las fuerzas de seguridad y las minorías raciales aumenta y las manifestaciones se multiplican en las calles estadounidenses exigiendo un trato igual ante la justicia. Barack Obama, el primer presidente de la historia de Estados Unidos que no es blanco, se enfrenta a una situación complicada acrecentada por las recientes decisiones judiciales de dejar libres a los policías blancos implicados en homicidios de personas de color.

El 13 por ciento de los estadounidenses considera que la discriminación racial es el principal problema del país. Se trata de la cifra más alta en 22 años, y supera el 20 por ciento entre ciudadanos de minorías raciales. En la gráfica cronológica la discriminación racial cosecha su dato más elevado desde 1992, cuando en California hubo protestas masivas por los abusos policiales con personas afroamericanas. El caso más famoso es el del taxista Rodney King, apaleado por las autoridades de Los Ángeles ante la negativa de detener su vehículo. En el juicio posterior, se rechazaron las acusaciones contra los agentes.

Es un momento clave para esta generación, ya que no se veía tanto activismo por una buena causa desde hacía mucho tiempo. "Necesitamos más que sólo palabras, necesitamos acción legislativa que cambie las cosas tanto en el papel como en las calles", decía el reverendo Al Sharpton, líder por los derechos civiles, y cuya Alianza de Acción Nacional encabezó las manifestaciones en Washington. "Ahora es temporada abierta (de caza) de negros", respondía Umaara Elliott, coorganizadora de la marcha en Nueva York. "Por eso demandamos que se tomen medidas en todos los niveles del Gobierno para asegurarnos de que cesen esos asesinatos racistas por parte de la policía". "Lo que comenzó como una revuelta urbana de jóvenes negros en Ferguson se ha convertido en un movimiento nacional por las vidas de los negros. La nación entera se ha dado cuenta de que tenemos un sistema judicial penal roto".

Una encuesta del Centro de Investigación Pew revela el 48 por ciento de los blancos afirma un gran progreso en igualdad racial, frente al 32 por ciento de los negros. La brecha se agranda aún más sobre los cambios a realizar. Ocho de cada diez personas de color entrevistadas (el 79 por ciento) dicen que hace falta "mucho", apreciación secundada solo por el 44 por ciento de los blancos.

La confianza en la Policía es una de las lagunas más importantes. Numerosas encuestas desde 1995 indican que el porcentaje de blancos que consideran que la Policía realiza un buen trabajo cumpliendo la ley siempre ha sido considerablemente más alto que el de los negros. Sobre no utilizar la fuerza excesiva contra sospechosos, el 36 por ciento de los blancos tienen una importante confianza, en comparación con el 18 por ciento de los negros. Además, el 17 por ciento de los negros manifiesta que no confía en el trato igualitario de la Policía Nacional, mientras que el 35 por ciento de los blancos sí lo hace.

Wisconsin es el peor estado para la población negra, donde un 13 por ciento de los afroamericanos son encarcelados y el 49 por ciento de los negros menores de 30 años han pasado por la cárcel. Ohio va justo detrás, con media salarial de los blancos de 45.400 dólares al año frente a unos 26.000 dólares anuales de los negros. Por su parte, Michigan tiene la tasa de parados negros más elevada de Estados Unidos, rozando el 16,7 por ciento. En Iowa, en el cuarto lugar, el porcentaje de pobreza entre negros es del 31 por ciento, comparado con el 11 por ciento de los blancos.

Desde 2009, se han abierto 20 investigaciones sobre abusos policiales sistemáticos y más de 330 oficiales han sido procesados por brutalidad. La ONU ha mostrado una profunda preocupación por las "numerosas informaciones" de brutalidad policial y el excesivo uso de fuerza contra personas de minorías, incluyendo los "frecuentes y recurrentes tiroteos policiales o persecuciones fatales de individuos negros desarmados".

Relatores de la ONU, especializados en Derechos Humanos, han instado a Estados Unidos a revisar las prácticas de sus policías para poner fin a las discriminaciones racistas. La relatora para asuntos de minorías, Rita Izsak, se ha mostrado "preocupada" ya que "las decisiones dejan dudas legítimas sobre un posible patrón de impunidad cuando las víctimas del uso excesivo de la fuerza pertenecen a la comunidad afroamericana o a otras minorías". Alessio Bruni afirmaba que "recomendamos que todas los casos de brutalidad policial y uso excesivo de la fuerza por policías sean investigados rápidamente, efectivamente y de manera imparcial por un mecanismo independiente".

Barack Obama reivindicó las protestas pacíficas al entender que son "necesarias" para "lograr un cambio social", asegurando que es uno de los temas más importantes a los que se enfrenta su gobierno. "Estados Unidos sólo funciona cuando todo el mundo siente que está siendo tratado de manera justa".

Obama prometió utilizar sus últimos dos años en el cargo para tratar la "desconfianza latente" entre la Policía y las comunidades minoritarias, para que todos los estadounidenses sean tratados igual. "Cuando alguien en este país no es tratado con igualdad ante la ley, hay un problema y mi trabajo es ayudar a resolverlo". "Trabajando juntos podemos conseguir que cada joven nativo sea tratado como un miembro importante de la familia estadounidense", porque "son nuestros hijos y se merecen la oportunidad de alcanzar sus sueños". Si bien asegura que la distancia entre negros y blancos ha mejorado desde que llegó a la presidencia en 2009.

El Gobierno estadounidense destinará 263 millones de dólares para establecer normas comunes en los programas policiales federales, estatales y locales, que afectará a los departamentos de Defensa, Justicia, Tesoro y Seguridad Nacional y a la Oficina Nacional de Política de Drogas. También se creará una Fuerza Especial de la Policía del siglo XXI, con el objetivo de "promover la reducción del crimen y aumentar la confianza de los ciudadanos".

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