miércoles, 21 de enero de 2015

El PSOE sólo quiere ya a Susana Díaz como candidata



Díaz recibe una canastilla tras la inauguración de la ampliación de...

Susana Díaz sigue sin mostrar sus cartas acerca del adelanto electoral en Andalucía. Tiene tiempo, al menos una semana, para cumplir con los plazos de convocatoria que marca la ley y abrir las urnas, como pronostican, el 22 de marzo. Mientras tanto, la presidenta consolida sus apoyos, que se extienden prácticamente a todo el partido, para convertirse en la líder indiscutible e indiscutida del PSOE. La víctima del sorpasso de la andaluza será aquel a quien ella aupó al despacho noble de Ferraz. A Pedro Sánchez le llaman ya en las filas socialistas «el breve» y «el repudiado».

Ninguno de los dirigentes contactados por este periódico, todos ellos veteranos, confía ya en su liderazgo. Le reprochan haber «ninguneado a todo el mundo: a los que eran de Rubalcaba y a los que eran de Zapatero», le acusan de «correr al compás que marcan IU y Podemos» y «desdeñar a todos los situados más allá de su minicírculo de confianza».

En definitiva, le acusan de haber «roto con el propio PSOE», de pensar únicamente en su imagen olvidando el contenido, de estar obsesionado con las «caras nuevas», no tener conexión estrecha con el grupo parlamentario y no conocer la organización y los mecanismos del partido. 

Las suspicacias que nacieron en el mismo proceso de primarias en el que se enfrentó a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias se ha ido alimentando a marchas forzadas desde el momento en el que Sánchez, ya secretario general, anunció su intención de ser también candidato a La Moncloa. 

«Ahí», explica un dirigente socialista, «fue cuando Susana Díaz comprobó que Sánchez no iba a cumplir el pacto que suscribió con ella y decidió retirarle todos los apoyos que le había prestado».

El acuerdo en cuestión planteado por la andaluza pasaba por aupar a Sánchez frente a Madina -que contaba con apoyos propios pero no suficientes- para la Secretaría General. Sólo para eso. Ello implicaba retrasar las primarias para elegir candidato a la Presidencia del Gobierno de noviembre a julio y mientras tanto reflexionar sobre quién debía ser el pretendiente adecuado para La Moncloa. De esta forma, Díaz ganaba el tiempo necesario para asentarse definitivamente en Andalucía y calcular su salto a la escena nacional.

«Pedro precipitó las cosas. Lo hizo con poca inteligencia y rodeado de personas que le han aconsejado mal, le han alejado del partido y ahora no cuenta con apoyos. Muchos no nos sentimos representados por él, no le vemos como nuestro secretario general. Nos ha decepcionado totalmente», afirma otro nombre destacado que le apoyó en el Congreso extraordinario de finales de julio en el que fue ratificado como sucesor de Rubalcaba y que, además, da por hecho que los socialistas por abrumadora mayoría sólo esperan ahora que Susana Díaz anuncie el adelanto de elecciones en Andalucía porque están seguros de que las ganará.

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