El Banco Central Europeo (BCE (Toronto: BCE-PA.TO - noticias) ) adelantará las compras de activos en el marco de su programa de expansión cuantitativa, conocido popularmente como QE, entre los meses de septiembre y noviembre en previsión de un descenso de la liquidez en el mercado durante el mes de diciembre, según revela la reseña de la última reunión del Consejo de Gobierno de la institución.
En este sentido, los miembros del Consejo de Gobierno del BCE reconocieron durante la reunión que "en algunos segmentos de los mercados" se había hecho más aparente una menor liquidez.
"Desde septiembre hasta noviembre de 2015, las adquisiciones bajo el programa de compra de activos serían nuevamente adelantadas en cierta manera para preparar el esperado descenso de la liquidez en el mercado en diciembre", recoge el documento.
De hecho, según los datos del BCE consultados por Europa Press en el mes de septiembre la institución incrementó significativamente sus compras con respecto al mes de agosto, hasta los 63.046 millones de euros, un 22,1% más que el mes anterior, cuando no llegó a cubrir su objetivo de adquirir activos por importe mensual de 60.000 millones de euros.
Durante su última reunión, los miembros del Consejo de Gobierno del BCE coincidieron en que los riesgos a la baja para las perspectivas de inflación habían aumentado y señalaron la importancia de comunicar la disposición de la entidad a actuar si fuera necesario "enfatizando la flexibilidad integrada en el diseño del plan de compras e términos de tamaño, composición y duración".
Asimismo, se consideró necesario subrayar que el programa de compra de activos del BCE sólo se había desarrollado en un tercio de la trayectoria establecida, lo que implica que se dispone de "un sustancial grado de acomodamiento".
Por su parte, Peter Praet, economista jefe del BCE, destacó durante el encuentro la expectativa de que la recuperación de la zona euro continuará a un ritmo menor del anticipado previamente, reflejando la desaceleración de las economías emergentes, aunque todavía era prematuro para concluir si estos acontecimientos pueden afectar de forma duradera a la economía e inflación de la zona euro.
En este sentido, los precios más bajo de lo esperado de las materias primas, la reciente apreciación del euro y el menor crecimiento previsto "han incrementado los riesgos a la baja para alcanzar una senda sostenible de inflación hacia el 2%".
En el caso del euro, la institución considera que su apreciación refleja en parte las expectativas de un retraso en la decisión de la Reserva Federal de EEUU de elevar los tipos de interés del dólar, que supondría el primer alza en nueve años del precio del dinero en EEUU.
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