Por Marcos Rivera
Ya viene de lejos, en 2012, el fantasma de una posible ruptura del país fines con el euro vinieron de la mano de la ministra de finanzas Jutta Urpilainen
«Finlandia prefiere prepararse para abandonar la moneda única, antes que pagar las deudas de los demás miembros del Euro», afirmaba la ministra de Finanzas del país nórdico, según el diario económico «Kauppalethi».
En aquella época Europa debatía las prestaciones de capital a España para hacer frente al saneamiento del sistema financiero.
Urpilainen explicó ante el Eurogrupo que Helsinki no participaría en el programa de ayudas al sistema bancario español si Madrid no presentaba avales para los primeros tramos del paquete financiero, porque previsiblemente saldrían de manera temporal del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
Además de la polémica suscitada por haber exigido en el segundo recate griego unas garantías colaterales por parte del país por el préstamo de 1400 millones al país helvético.
Tras estos acontecimientos que finalmente no fueron a más, parecía que había llegado la reconciliación entre europa y Finlandia pero nada más lejos de la realidad.
El pasado 10 de marzo, se presento en el parlamento fines una propuesta popular de más de 53.000 firmas donde pedían la salida del euro, el conocido "Fixit"
La petición pública, impulsada por el eurodiputado liberal Paavo Väyrynen, superó las 50.000 firmas necesarias para forzar su tramitación parlamentaria, lo que obligará a los diputados a debatir en los próximos meses sobre la conveniencia de un "Fixit" (la salida de Finlandia del euro).
Si finalmente la iniciativa logra el suficiente respaldo político, el pleno del Eduskunta podría votar si autoriza o no la convocatoria de un referéndum para decidir si Finlandia permanece en la eurozona o abandona la moneda única.
En cambio, si no cuenta con el apoyo necesario, podría ser rechazada tras cumplirse los trámites establecidos, como ha ocurrido con la mayoría de las iniciativas populares que se han presentado hasta la fecha en el país nórdico.
La única petición popular que ha tenido éxito hasta ahora es la que exigía la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, un cambio legal que fue aprobado por el Eduskunta en noviembre de 2014.
Finlandia es el único país nórdico que pertenece a la eurozona, aunque la adhesión al euro fue decidida por el Parlamento sin consultar a los ciudadanos.
Paavo Väyrynen, miembro histórico del Partido de Centro que dirige el primer ministro Juha Sipilä, defiende que el abandono de la moneda única permitiría a Finlandia recuperar la autonomía de su política monetaria para superar la grave crisis económica que arrastra desde 2011.
Es muy improbable que Finlandia vote por abandonar la zona euro, pero la decisión de realizar semejante debate demuestra un alto nivel de insatisfacción entre los finlandeses con el desempeño económico de su país después de tres años de contracción. En el último año la economía de Finlandia ha crecido un 0,4%, frente al 1,8 % del conjunto de la Unión Europea, y ello tras encadenar tres años seguidos de recesión entre 2012 y 2014.
Las principales causas del enfriamiento económico finlandés son, según los expertos, el declive de sus industrias clave -la tecnológica y la forestal-, la pérdida de competitividad y la crisis económica en Rusia, uno de sus mayores socios comerciales.
El gobierno de centro-derecha está luchando para equilibrar las finanzas públicas y mejorar la competitividad de las exportaciones a través de "devaluación interna", que incluye bajadas de salarios.
Apodado "el enfermo de Europa" por su propio ministro de finanzas, Finlandia aún se debe recuperar de la venta del negocio de teléfonos de Nokia, la compañía emblema del país, y la caída de la demanda tanto interna (con una pérdida de poder de compra entre los ciudadanos) como externa, sobre todo por la recesión de Rusia, que en 2016 podría situarse en el terreno positivo, con un crecimiento de entre el 0,5% y el 1,2%.
El gobierno lucha para afrontar el coste de la llegada de refugiados y a la vez imponer la austeridad e introducir reformas en el mercado laboral.
Algunos sostienen que el crecimiento regresaría si se vuelve al marco finlandés, la moneda anterior al euro, apuntando a su vecina Suecia, que se mantiene fuera del euro, abriendo así la posibilidad de devaluar. Antes, Finlandia devaluaba una y otra vez su moneda para mejorar su competitividad de cara a las exportaciones. Un reciente estudio elaborado por EuroThinkTank sostiene que dar marcha atrás y volver a la moneda anterior tendría un coste de 20.000 millones de euros, si bien "tendría sentido" a largo plazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario