Frío polar, nieve y una logística dantesca: "El renacido", la cinta del mexicano Alejandro González Iñárritu que lidera la carrera por los Óscar, ha entrado en la historia de los rodajes más infernales de Hollywood.
El cineasta se trasladó a Canadá y la Patagonia argentina para contar la historia del trapero canadiense Hugh Glass en la conquista del oeste en la década de 1820.
Pero la filmación de esta trama sobre supervivencia y venganza perdió a muchos miembros del equipo debido a las condiciones climatológicas extremas, lo que ocasionó muchos atrasos e hizo subir el presupuesto hasta 135 millones de dólares.
Su protagonista, Leonardo DiCaprio, ha reconocido además que "El renacido" es la película más dura que ha hecho jamás: se metió en las aguas congeladas de varios ríos, escaló montañas vestido con pesadas pieles y se comió el hígado crudo de un bisonte.
Al final, todo el esfuerzo y sufrimiento valieron la pena porque la cinta opta a 12 premios Óscar, entre ellos mejor película, director y actor.
El "infierno" que vivió Iñárritu es similar al que padeció Francis Ford Coppola con "Apocalypse Now" (1979), su película sobre la guerra de Vietnam.
Un tifón destruyó el decorado en Filipinas, el actor Martin Sheen sufrió un ataque al corazón y la falta de inspiración que sufrió de vez en cuando el director obligó a Marlon Brando a improvisar algunos monólogos.
"Tiburón" (1975) fue para Steven Spielberg una auténtica pesadilla. La réplica mecánica del animal, bautizada como Bruce, "no funcionaba y no daba miedo", contó a la AFP Jonathan Kuntz, profesor en la escuela de Teatro, Cine y Televisión de la universidad UCLA.
Los problemas técnicos obligaron a Spielberg a "insinuar" ataques más que recrearlos, lo que terminó siendo un acierto porque acabó aterrorizando al público.
Por si fuera poco, el casco del barco que llevaba a parte del elenco se fisuró en medio del mar, un susto del que muchos tardaron en recuperarse.
"Waterworld" (1995) también fue otro rodaje acuático desastroso: el presupuesto subió hasta los 175 millones de dólares, poniendo en jaque el apoyo del estudio Universal y la carrera de Kevin Costner.
Las actrices Jeanne Tripplehorn y Tina Majorino estuvieron a punto de ahogarse, uno de los submarinistas sufrió un problema de descompresión y un huracán se llevó por delante el decorado.
Un rodaje, un trauma
El rodaje de "Titanic" (1997), la segunda película más taquillera de la historia, fue titanesco. Las interminables horas de filmación en una cisterna gigante provocaron resfriados, infecciones y retrasos.
Las malas lenguas aseguran que un miembro de producción, furioso por el despotismo del director James Cameron, puso un alucinógeno en una de las sopas que comió todo el equipo.
La megalomanía de Michael Cimino en "La puerta del cielo" (1980), protagonizada por Christopher Walken, puso a prueba la paciencia a la compañía United Artists.
El director no se cortó a la hora de usar decorados y al final terminó mandando al estudio una cinta de cinco horas y media, que fue recortada en hasta dos horas.
Entre los clásicos sobresale la odisea de "El mago de Oz" (1939), que llegó a tener cinco directores. El Hombre de Hojalata (Jack Haley) tuvo una grave reacción alérgica al maquillaje, mientras que la bruja malvada (Margaret Hamilton) se quemó. El perro, Toto, se pasó los días sin obedecer.
"Cleopatra" (1963) causó un terrible trauma a su director Joseph Mankiewicz, que se negó a volver a pronunciar nunca más el título de la película.
Su cinta sobre la reina egipcia, con Richard Burton y Elizabeth Taylor, costó 44 millones de dólares -una barbaridad para esa época-.
El rodaje sufrió además constantes retrasos por un sinfín de razones: dimitió el primer director, los protagonistas tenía todo tipo de caprichos, Taylor padeció una neumonía y una meningitis, y su historia de amor con Burton puso patas arriba el rodaje.
Pero la filmación más excéntrica hasta la fecha es la versión de "Don Quijote" de Terry Gilliam, uno de los miembros de Monty Phyton.
El rodaje comenzó en España en 1998, pero Jean Rochefort, el protagonista, se puso enfermo enseguida, el plató se inundó y las aseguradoras cancelaron sus contratos.
Tras muchos intentos para retomar la producción, todo indicaba que las cámaras volverían a grabar este año con John Hurt como Quijote, pero el actor anunció que tiene cáncer y la cinta vuelve a estar parada.
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