¿Cuáles son las debilidades del ser humano? ¿Qué nos hace miedosos, inseguros, temerosos o conformistas? ¿Quién representa todo lo que nos gustaría ser y no somos: todopoderosos, eternos, omniscientes? En efecto, Dios.
La voluntad de poder/querer
Está muy extendida la concepción de Nietzsche como un filósofo de la vida. Esto revela el carácter profundo de una forma de pensar que no se ciñe a meros conceptos, sino que se articula desde la experiencia misma del vivir.
En la existencia humana, los límites que delimitaban nuestro conocimiento, nuestra comprensión... tenían un nombre: Dios. Es aquello que nos ha limitado y nos impide ser más, nos simplifica. De ahí que el filósofo de Röcken lo tuviese claro, "hay que matar a Dios".
En el pensamiento del autor de La genealogía de la moral, aparece el despliegue de una vida que pugna por su afirmación: hay que confrontarse con los valores que, época tras época, se ha impuesto el hombre. La ruptura con (o acaso liberación de) esas construcciones de la cultura occidental que, a ojos de Nietzsche, limita la vida en una ilusión, es lo que caracteriza lo más hondo del pensar vivificante del filósofo más brillante del siglo XX.
Como es por todos sabido, uno de los conceptos más importantes de Nietzsche es la Voluntad de poder.
La relación entre Nietzsche y Schopenhauer no es sencilla de explicar. Mientras que la obra de Friedrich se revela como una constante afirmación de la vida, el pensamiento de Arthur Schopenhauer parece ir, precisamente, en sentido inverso. Las múltiples ocasiones en las cuales el autor de El mundo como voluntad y representación habla sobre el agobio de la voluntad (querer ser) y del sometimiento al deseo que padece el hombre, ofrece la imagen opuesto que predica Nietzsche en su pensamiento. Para Arthur, el hombre parece ser un esclavo sometido a sus pasiones, para el "discípulo" hemos de superarlas. Alcanzar el estado estético (a través del arte) y ser éso, "el súperhombre".
Dicha dea, por tanto, no deja de mostrarse como un reto a quien, el autor de El Anticristo, llegó a considerar como su maestro: Schopenhauer.
A pesar de ello, Schopenhauer también podría caracterizarse como un filósofo de la vida. Ciertamente, si bien su existencialismo resulta muy pesimista, no es menos cierto que en la voluntad encuentra el elixir para dar una justificación a la vida. La clave está en querer (Nietzsche, posteriormente, diría que "el hombre se define por su capacidad para prometer"). Para Schopenhauer, por tanto, el querer, la voluntad revela al cuerpo del sujeto como algo enteramente distinto a un objeto.
El cuerpo, cuando quiere, se muestra de manera inmediata, no como una silueta en el espacio, sino como una presencia que se siente, estremeciéndose, por su deseo. Cuando se desea, cuando el querer acontece, el cuerpo es más que un objeto asociado a una conciencia: es una potestad que reclama ser atendida. Por tanto, el sujeto (y, particularmente el hombre) no es un ente exclusivamente racional. En él, la representación se articula por su razón, pero lo absoluto se le manifiesta en el deseo.
¿Hasta qué punto el nihilismo de Schopenhauer
sigue siendo la consecuencia del mismo ideal
creado por el teísmo cristiano?
Friedrich Nietzsche
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