El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha afirmado que no quiere "ninguna guerra" del agua pero sí agua, porque genera empleo y vida, y ha dicho no entender por qué si en España "todo el mundo" quiere trasvases, solo se mantiene el que hizo Franco, "sin debate", en el río Tajo.
En una entrevista con la Agencia Efe, García-Page ha reflexionado sobre la situación del Tajo, el trasvase al Segura, la situación de la cuenca y de los embalses de cabecera y el debate nacional, no autonómico, que es necesario hacer, en su opinión, en materia hídrica.
"Esto no es un debate que vaya ni con Ximo Puig (presidente de la Comunidad Valenciana) ni con el presidente de Murcia, es un debate que se tiene que arreglar, si somos serios, en el conjunto de España", ha subrayado.
García-Page ha explicado que puede entender que haya "gente trasvasista", pero no acepta que "si en España todo el mundo quiere trasvases" únicamente se mantenga el que hizo Franco "sin debate", un trasvase que hoy día no se habría hecho.
"En democracia no hemos sido capaces en España de abrir un debate en serio sobre nuevos trasvases, y menos aún de culminarlos. Y parece razonable tener, en democracia, un debate sobre una infraestructura sobre la que no hubo debate" cuando se inició el trasvase del Tajo al Segura.
En este sentido, el presidente de Castilla-La Mancha ha admitido no comprender por qué si se habla del trasvase en Toledo "se ve como una guerra", pero si se habla desde Zaragoza, con el Ebro como protagonista, se entiende como algo "normal".
Ha defendido un consenso nacional en torno al agua y ha criticado que este debate no lo ha abordado "en serio" ningún gobierno: "Ninguno lo ha hecho bien, ni unos ni otros. Porque si alguien está a favor de la política de trasvases, pues trasvases en toda España".
También ha criticado los intereses que buscan enfrentamientos entre socialistas cuando el del agua es un problema "territorial", no entre socialistas, y ha lamentado la "enorme traición" que hizo su antecesora, María Dolores de Cospedal, a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha en la legislación hídrica del Tajo ante la "presión" del Partido Popular de Murcia y de la Comunidad Valenciana.
García-Page, que visitará esta semana los embalses de cabecera del Tajo, ha dejado claro que a él le pagan los castellanomanchegos para que defienda el Tajo, un río que "se está muriendo".
"Me gustaría que quienes quieran hablar del agua vengan a Talavera -en el Tajo medio- o a los pantanos de cabecera o aquí a Toledo, ciudad Patrimonio de la Humanidad, y vean en qué condiciones viene el Tajo", ha dicho.
Así, ha confesado que no podría acudir a su despacho del toledano Palacio de Fuensalida cada mañana y seguir callado viendo cómo está el río: "Eso valía para Cospedal porque, entre otras cosas, venía menos por el despacho de lo que he venido yo en estos dos meses", ha agregado.
Sobre la posición que mantienen las comunidades autónomas del Levante que reciben agua del trasvase, ha señalado que es "comprensible", porquecada presidente "pelea por la defensa de los intereses de su tierra" y porque el agua es un valor económico que "genera empleo y genera vida".
Pero ha criticado que lo que está sucediendo con el Tajo es "un atentado" ecológico y, también, al futuro y progreso de Castilla-La Mancha. "Y el que no lo quiera ver se engaña o quiere engañar", ha matizado.
Optimista, el presidente de Castilla-La Mancha considera que si se abre un debate nacional en materia hidráulica hay "un margen enorme para el acuerdo".
Ha defendido un consenso nacional en torno al agua y ha criticado que este debate no lo ha abordado "en serio" ningún gobierno: "Ninguno lo ha hecho bien, ni unos ni otros. Porque si alguien está a favor de la política de trasvases, pues trasvases en toda España".
También ha criticado los intereses que buscan enfrentamientos entre socialistas cuando el del agua es un problema "territorial", no entre socialistas, y ha lamentado la "enorme traición" que hizo su antecesora, María Dolores de Cospedal, a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha en la legislación hídrica del Tajo ante la "presión" del Partido Popular de Murcia y de la Comunidad Valenciana.
García-Page, que visitará esta semana los embalses de cabecera del Tajo, ha dejado claro que a él le pagan los castellanomanchegos para que defienda el Tajo, un río que "se está muriendo".
"Me gustaría que quienes quieran hablar del agua vengan a Talavera -en el Tajo medio- o a los pantanos de cabecera o aquí a Toledo, ciudad Patrimonio de la Humanidad, y vean en qué condiciones viene el Tajo", ha dicho.
Así, ha confesado que no podría acudir a su despacho del toledano Palacio de Fuensalida cada mañana y seguir callado viendo cómo está el río: "Eso valía para Cospedal porque, entre otras cosas, venía menos por el despacho de lo que he venido yo en estos dos meses", ha agregado.
Sobre la posición que mantienen las comunidades autónomas del Levante que reciben agua del trasvase, ha señalado que es "comprensible", porquecada presidente "pelea por la defensa de los intereses de su tierra" y porque el agua es un valor económico que "genera empleo y genera vida".
Pero ha criticado que lo que está sucediendo con el Tajo es "un atentado" ecológico y, también, al futuro y progreso de Castilla-La Mancha. "Y el que no lo quiera ver se engaña o quiere engañar", ha matizado.
Optimista, el presidente de Castilla-La Mancha considera que si se abre un debate nacional en materia hidráulica hay "un margen enorme para el acuerdo".
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