Rafa Nadal apabulló a Andreas Seppi, cuajó uno de los mejores partidos de la temporada, y se metió en la final del ATP 500 de Hamburgo.
El actual número diez del mundo salió como un guerrero con hambre a la pista central de Hamburgo. En el cielo lucía el sol, hacía calor y las condiciones eran óptimas para su juego. Así que aprovechó para ponerse en la cabeza el chip de entrar pegando fuerte. Como lo hiciera en sus partidos previos, ante Verdasco, Vesely y Cuevas, comenzó con break a favor. En este caso no solo fue uno, tampoco dos, sino tres consecutivos los que consiguió. El mallorquín, en apenas 20 minutos, se puso 5-0 en el marcador haciendo un juego descomunal. Nadal estaba sólido, agresivo, tiraba pesado, se movía rápido y se le veía con confianza. Con la derecha dominaba, pasaba la mano hacia delante y hacía mucho daño con su mejor golpe. Con el revés, más de lo mismo. Era otra arma letal que le permitía abrir ángulos, tirar paralelo y mostrarse como una roca desde el fondo de pista.
Cuando lo tuvo para meterle el famoso ‘rosco’, no pudo concretarlo. Llegaron unas pequeñas lagunitas que hicieron que Seppi lograra el primer juego del encuentro. Sin embargo, Nadal volvió a pegarle en la siguiente oportunidad que tuvo y le clavó un 6-1 en apenas 28 minutos de partido. El set mostró la mejor versión de Nadal en lo que va de temporada. Conectó 10 tiros ganadores, hizo apenas 2 errores no forzados y se movió como los ángeles.
Por su parte, Seppi hizo méritos para elevar la confianza de su rival. Si el español tenía buenas sensaciones, el italiano parecía que hacía meses que no empuñaba una raqueta: 36% de primeros saques dentro, un 14% de puntos ganados con el segundo servicio, apenas 4 tiros ganadores y 12 errores no forzados. Números que lo llevaron a la tumba sin peaje alguno.
El segundo set comenzó por la misma línea que el primero. Rafasosteniendo su saque y quebrando al italiano. Sin embargo, en el 2-0 llegó un pequeño susto. Con el marcador en 15-0 para el mallorquín, se llevó las manos al estómago, se acercó al árbitro y le dijo: "He notado un poco de taquicardia”. Nadal no podía seguir jugando, decidió frenar y atenderse con el médico. Tras unos minutos, una buena dosis de masajes, un poco de tratamiento, una pastilla para el dolor que le proporcionó Rafa Maymó, su fisioterapeuta, volvió a competir en condiciones.
Por su parte, Seppi hizo méritos para elevar la confianza de su rival. Si el español tenía buenas sensaciones, el italiano parecía que hacía meses que no empuñaba una raqueta: 36% de primeros saques dentro, un 14% de puntos ganados con el segundo servicio, apenas 4 tiros ganadores y 12 errores no forzados. Números que lo llevaron a la tumba sin peaje alguno.
El segundo set comenzó por la misma línea que el primero. Rafasosteniendo su saque y quebrando al italiano. Sin embargo, en el 2-0 llegó un pequeño susto. Con el marcador en 15-0 para el mallorquín, se llevó las manos al estómago, se acercó al árbitro y le dijo: "He notado un poco de taquicardia”. Nadal no podía seguir jugando, decidió frenar y atenderse con el médico. Tras unos minutos, una buena dosis de masajes, un poco de tratamiento, una pastilla para el dolor que le proporcionó Rafa Maymó, su fisioterapeuta, volvió a competir en condiciones.
Sin ningún rastro aparente de los dolores que lo hicieron frenar en seco, siguió con el guión establecido. Seppi estaba indefenso y Nadal era un animal salvaje con ganas de llegar a la final en cuestión de pocos juegos más. Tres cachetazos más le sirvieron para ponerse 5-1 y saque para cerrar el set y el partido. Sin embargo, al igual que en la primera manga, a la hora de la verdad sacó a relucir algunas pequeñas dudas. Cedió su servicio para luego terminar de rematar al italiano con un contundente 6-2.
Nadal tiene motivos reales para irse contento a descansar tras haber completado el mejor partido de la semana. Un pequeño gran paso en esa maratón que tiene como meta la palabra "confianza". Un nuevo peldaño subido y un aviso a todos los compañeros del circuito para que vean que no es el mismo de antes pero que trabaja a diario para conseguirlo. Mañana, la final ante Fabio Fognini y la oportunidad de conseguir el título más importante en lo que va de temporada. El resurgir de la bestia, cada vez más cerca.
Nadal tiene motivos reales para irse contento a descansar tras haber completado el mejor partido de la semana. Un pequeño gran paso en esa maratón que tiene como meta la palabra "confianza". Un nuevo peldaño subido y un aviso a todos los compañeros del circuito para que vean que no es el mismo de antes pero que trabaja a diario para conseguirlo. Mañana, la final ante Fabio Fognini y la oportunidad de conseguir el título más importante en lo que va de temporada. El resurgir de la bestia, cada vez más cerca.
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