lunes, 4 de mayo de 2015

Roger Federer no olvida dónde empezó todo

Vía Tennistopic

85 trofeos conquistados. Más de 1.000 victorias celebradas. La etiqueta de mejor jugador de la historia casi unánimemente otorgada. Roger Federer, que acaba de estrenar el palmarés del torneo de Estambul, debutará el miércoles en el Mutua Madrid Open, un torneo que ha ganado en tres ocasiones. Quiere más triunfos, pero no olvida dónde empezó todo…


“Hubo decepción para el número tres francés Guillaume Raoux, que perdió con el suizo surgido de la fase previa Roger Federer por 6-2 y 6-2″. Una frase en el resumen del día distribuido por Associated Press. El primer capítulo de una historia destinada a la eternidad. Y una original pregunta de Trivial: “¿Cuál fue el primer partido que ganó Roger Federer en el circuito profesional de tenis?”
 
Roger acaba de celebrar su decimoséptimo cumpleaños y ni siquiera ha levantado un título en los circuitos de Futures y Challengers, las dos categorías previas a la élite. Hace dos meses perdió con Lucas Arnold en Gstaad en su debut en el circuito ATP y se apunta, sin grandes esperanzas, en la fase previa del torneo de Toulouse.
 
“Indoor, Hard”, se lee en el formulario de inscripción: las condiciones que le consagrarían años después como el tenista con más Copas de Maestro de la historia. Años después, porque ahora solo es una raqueta desconocida y desaparecida en el puesto 878 del ránking mundial. En la fase previa caen Wowk, Radulescu y Delaitre. Argentino, alemán y francés. Sin ceder un solo set. Federer disputará el cuadro final.
 
Es 30 de septiembre de 1998. Enfrente, Guillaume Raoux, 28 años y número 45 del mundo. Campeón de la Copa Davis como doblista titular de Francia, un título y cuatro finales ATP. 833 puestos entre ambos, pero una hora después, exactamente 60 minutos después, Roger Federer habrá ganado su primer partido profesional. 6-2 y 6-2, sin discusión ni paliativos. Intratable al servicio, con ocho saques directos, ninguna doble falta y una sola pelota de rotura, salvada.
 
Al día siguiente caerá otro habitual de la Davis, el australiano Richard Fromberg, para confirmar que antes de llegar, Roger ya quiso quedarse en el circuito. En cuartos de final, el neerlandés Jan Siemerink, top-20 y futuro campeón del torneo, y una lesión en el muslo acabaron con aquel primer cuento de muchas hadas y un genio. Federer salió de Toulouse con tres botines: casi 500 puestos de mejora en el ránking mundial (396), 10.800 dólares y el convencimiento de que la raqueta sería su compañera de viaje durante muchos años.
 
 
“Fueron aproximadamente 10.000 dólares que deposité inmediatamente en el banco suizo. Recuerdo que Raoux venía de un partido de Copa Davis en Israel y estaba cansado, pero aquella semana jugué increíblemente bien. Luego derroté a Frombreg y tuve una oportunidad contra Siemerink. Fue un gran torneo para mí”, resumiría, años después, el tenista suizo al recordar el albor de su carrera.
 
La semana siguiente Federer perdió en Basilea, en casa, contra Andre Agassi, pero en febrero de 1999 en Marsella derrotó por primera vez a un top-10. ¿Saben a quién? A Carlos Moyà. “Un mes antes de que yo fuese número uno”. Cierto. Hoy, Roger Federer, lo ha sido 302 semanas. Antes, en Toulouse, empezó todo desde el puesto 878 del ránking mundial con una pregunta de Trivial.

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