Vía El País
La temporada de Fórmula 1 se abrió con el triunfo de Lewis Hamilton, el vigente campeón del mundo y de nuevo máximo favorito. Quedan 19 carreras, pero el poderío de Mercedes intimida. El inglés dominó de principio a fin, fuerte en la salida, constante después y sin abrir la puerta a su compañero, Nico Rosberg, en persecución inútil. No hubo competencia por la victoria, en duro presagio para el interés del negocio. El tercero, Vettel con Ferrari, llegó a 34,5 segundos.
Había que dar la vuelta a la clasificación para dar con los intereses españoles en el primer gran premio del año, marcado por la ausencia de Fernando Alonso. Desde su retiro en Dubai el asturiano pudo comprobar el tierno estado de su coche, el último de la fila.
Su sustituto en Australia, Magnussen, ni siquiera pudo llegar a la parrilla, parado en la vuelta de calentamiento. Y Button mucho tuvo con circular por Albert Park. Batió, eso sí, el récord de vueltas seguidas del coche, que hasta el momento (entre los test y las pruebas libres aquí) no superaba los 12 giros del tirón. Celebró McLaren aguantar en pista, ante el probable riesgo de sendos abandonos.
El coche siempre rodó a más de cuatro segundos de los más rápidos. En el equipo inglés piden paciencia, pero el bochorno no lo evitan porque hablamos de una marca de referencia, no de una escudería de relleno. Llegar a la primera carrera sin un monoplaza digno es un petardo histórico. Al mismo tiempo, el ex equipo del asturiano demostró su paso adelante en invierno llevando a Sebastian Vettelhasta el podio.
Pero seguro que el momento que más indignó a Alonso viendo por la televisión la carrera, fue cuando Toro Rosso arruinó la carrera aCarlos Sainz en un cambio de rueda defectuoso. En la única parada de la ruta, el debutante español probó las amarguras de esta competición donde el esfuerzo y talento personal está supeditado a una máquina y al trabajo de los mecánicos. Se atascó uno de ellos con un neumático maldito y perdió todo lo ganado en las primeras 26 vueltas.
Salió como un tiro Sainz, evitando los roces de Maldonado con Massa y los Ferrari, para colocarse quinto. Puesto espejismo, porque su Toro Rosso no da para tanto. Estrena motor Renault y también arranca con problemas. Escaso de velocidad, le adelantaron el sorprendente Nasr (quinto al final), el mejor debutante del día, y Ricciardo, el héroe local.
Sainz no perdió los nervios, sólido al volante, y sacando todo el provecho a su monoplaza hasta que le tocó parar. Entonces, el desastre en forma de 32 segundos perdidos por culpa del fallo ya mencionado al cambiar la rueda trasera izquierda. El incidente le mandó al fondo del pelotón, con tiempo aún de reaccionar.
Lo hizo gracias a las paradas y los problemas de la mayoría en una apertura de Mundial marcada por los nervios. ¡Sólo 11 coches finalizaron el gran premio! Raikkonen, por ejemplo, acabó en la cuneta por culpa de otro gazapo de un mecánico ferrarista, que se olvidó de apretarle un neumático. Carlos Sainz recuperó la novena plaza en el tramo final, camino de un estupendo debut en la Fórmula 1, en la zona de los puntos y demostrando madurez. Su compañero -Verstappen, la gran batalla que debe ganar este año- acabó fuera de combate por una rotura de motor.
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