Por Raquel Márquez
Mariano Rajoy replicó con calculada dureza a la "izquierda radical" griega y escenificó su distanciamiento con Alexis Tsipras, al que ni tan siquiera saludó en el último Consejo Europeo y con quién no tiene planeado reunirse próximamente. "Vamos a hablar con claridad, no somos responsables de la frustración que han creado", destacó después de que el primer ministro heleno le acusara de querer derribar a su gabinete con tal de "evitar un riesgo político interno".
"Buscarse un enemigo fuera, en el exterior, es un truco que ya hemos visto muchas veces a lo largo de la Historia", le contestó el presidente. En la Moncloa, se llevaron las manos a la cabeza el sábado ante la estrategia de Tsipras, al que ven "con muchos problemas" en casa tras tener que cumplir las reglas de juego. "Es intolerable un ataque de esas características entre naciones teóricamente amigas", se entendió en el Gobierno. Y se pasó a dar una refutación contundente por distintas vías.
La diplomacia española trabajó de forma acelerada en las últimas horas. La Moncloa ha solicitado a las autoridades comunitarias una condena expresa a las palabras de Tsipras. Así se ha requerido tanto al responsable del Consejo Europeo, Donald Tusk, como al de la Comisión, Jean Claude Juncker -que visita este miércoles Madrid para participar una cumbre sobre interconexiones europeas-. La petición se ha hecho en colaboración con Portugal, también centro de las críticas de Tsipras y que rechaza por "falsas, inauditas e impropias de un líder europeo". Según las fuentes consultadas, ambos países también se han puesto en contacto con sus socios comunitarios con el argumento de que "hechos como el ocurrido no se pueden permitir" ya que van en contra del proyecto de la Unión. Más aún cuando España salió al auxilio económico de Grecia en momentos especialmente complicados para la economía nacional, según se expuso tanto en público como en privado.
Así, tras despachar telefónicamente con los actores clave de la UE, Rajoy decidió elevar el tono públicamente. Lo hizo en un mitin del PP andaluz en Sevilla, nada más dar inicio su intervención. Y se refirió a Syriza, la formación en el poder en Grecia, como "el partido de la izquierda radical, porque así se llaman". Fue duro en las formas y en el fondo. "Han decidido que la culpa de sus problemas lo tienen España y Portugal", se quejó. Y dio su versión de los hechos. Para empezar, aclaró que España "ha sido y seguirá siendo solidaria con el pueblo griego", como queda de manifiesto en cifras. "Queremos que le vaya bien". Entre préstamos y avales muy ventajosos, más de 26.000 millones de euros "en momentos de extrema dificultad".
"Buscarse un enemigo fuera, en el exterior, es un truco que ya hemos visto muchas veces a lo largo de la Historia", le contestó el presidente. En la Moncloa, se llevaron las manos a la cabeza el sábado ante la estrategia de Tsipras, al que ven "con muchos problemas" en casa tras tener que cumplir las reglas de juego. "Es intolerable un ataque de esas características entre naciones teóricamente amigas", se entendió en el Gobierno. Y se pasó a dar una refutación contundente por distintas vías.
La diplomacia española trabajó de forma acelerada en las últimas horas. La Moncloa ha solicitado a las autoridades comunitarias una condena expresa a las palabras de Tsipras. Así se ha requerido tanto al responsable del Consejo Europeo, Donald Tusk, como al de la Comisión, Jean Claude Juncker -que visita este miércoles Madrid para participar una cumbre sobre interconexiones europeas-. La petición se ha hecho en colaboración con Portugal, también centro de las críticas de Tsipras y que rechaza por "falsas, inauditas e impropias de un líder europeo". Según las fuentes consultadas, ambos países también se han puesto en contacto con sus socios comunitarios con el argumento de que "hechos como el ocurrido no se pueden permitir" ya que van en contra del proyecto de la Unión. Más aún cuando España salió al auxilio económico de Grecia en momentos especialmente complicados para la economía nacional, según se expuso tanto en público como en privado.
Así, tras despachar telefónicamente con los actores clave de la UE, Rajoy decidió elevar el tono públicamente. Lo hizo en un mitin del PP andaluz en Sevilla, nada más dar inicio su intervención. Y se refirió a Syriza, la formación en el poder en Grecia, como "el partido de la izquierda radical, porque así se llaman". Fue duro en las formas y en el fondo. "Han decidido que la culpa de sus problemas lo tienen España y Portugal", se quejó. Y dio su versión de los hechos. Para empezar, aclaró que España "ha sido y seguirá siendo solidaria con el pueblo griego", como queda de manifiesto en cifras. "Queremos que le vaya bien". Entre préstamos y avales muy ventajosos, más de 26.000 millones de euros "en momentos de extrema dificultad".
A juicio del presidente, lo ocurrido es que Tsipras prometió lo que sabía que no podía cumplir y ahora busca enemigos fuera. "Queremos que todos cumplan sus compromisos como hicimos nosotros", exigió Rajoy, que recordó que España votó lo mismo que el resto de miembros del Eurogrupo. "Sin cumplir las obligaciones es imposibles construir un proyecto político", reiteró tratando de demostrar firmeza.
Rajoy llegó a vincular a Syriza con Podemos, el partido de Pablo Iglesias. "En Grecia y también aquí todo el mundo promete" pero "una cosa es predicar y otra dar trigo". Y se puso como ejemplo de cómo se han de hacer las cosas: "Una cosa prometer y criticar al Gobierno y otra coger gobierno en la ruina, al borde de la quiebra y el rescato y sacarlo adelante, eso no es tan fácil", proclamó, recibiendo la ovación de los suyos –unos 2.500 militantes, según la organización-.
A lo largo de su intervención, el jefe del Ejecutivo atacó a Iglesias aunque sin citarle: "Hablar es muy fácil, inventarse un partido en media hora es muy fácil, pero luego la vida es muy dura (...) no es lo mismo hablar en un pabellón de deportes que ir a las reuniones del Consejo Europeo. Hay unas pequeñas diferencias, por supuesto que sí", se mofó. Para el PP, lo que está ocurriendo en Grecia podría pasar en España si la izquierda radical llega al poder.
Lo que no se tiene que hacer, se reafirmó Rajoy, es "prometer aquello que saber que no se puede cumplir". Y su partido está intentando demostrar que es lo que hace Podemos, pero también Ciudadanos. "Hay que ser serios", reclamó el presidente, para quién lo contrario "no soluciona los problemas" sino que "los agrava". Así ha sucedido en Grecia, según denunció. Y la próxima semana el Ejecutivo seguirá con su ofensiva diplomática. Según un asesor gubernamental, tales acusaciones "son injustas y no se han de repetir".
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