miércoles, 25 de marzo de 2015

Simeone, partido a partido hasta 2020

Vía El País

La renovación a la inglesa de Diego Pablo Simeone fue escenificada en la sala VIP del Vicente Calderón. Allí, el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, y el entrenador argentino, acompañado de su cuerpo técnico a excepción del Profesor Ortega, explicaron los motivos de esa prolongación contractual hasta 2020 (tenía firmado hasta 2017). Simeone dobla sus honorarios, pasa de algo más de tres millones de euros netos a seis, y en el contrato existen cláusulas de revisión anual que permite rescindir el contrato si ambos están de acuerdo. “Todos sabemos cómo es el fútbol, donde los resultados mandan y también que los jugadores y los entrenadores juegan y entrenan donde quieren”, dice un directivo rojiblanco.


No es costumbre en el fútbol español esa confianza a largo plazo que el Atlético ha depositado en su entrenador. La decisión de estirar tanto en el tiempo el vínculo entronca más con la tradición de los clubes ingleses, ya un tanto desvirtuada, que con la de los equipos españoles, más proclives a que los banquillos sean una máquina de fagocitar entrenadores. Con todo, Simeone no se ve a medio plazo como la tradicional figura del mánager inglés: “Pienso como entrenador, en mejorar día a día, en la estabilidad, pero siempre desde el lado en el que estamos ahora”. “A él le gusta mucho el chándal y el olor a hierba”, asegura Kiko Narváez, excompañero del técnico en el histórico doblete de 1996.

Aseguran en el club que las competencias de Simeone no se incrementan, que siempre ha opinado sobre los fichajes, pero que el máximo accionista, Miguel Ángel Gil, ejecuta sobre la máxima de que él hace los equipos y los entrenadores los entrenan.

El acuerdo se produce en medio de una estabilidad deportiva sin precedentes en las dos últimas décadas del club y un repunte económico propiciado por los ingresos generados por los éxitos logrados por el técnico (una Liga, una Copa, una Liga Europa, una Supercopa de España, otra de Europa y el subcampeonato en la Champions). La deuda con Hacienda ha pasado de 215 millones en 2011 a 155 en 2014 , anque el pasivo total asciende aún a 540 millones.

Simeone es la piedra angular del proyecto Atlético 2020 que incluye la expansión internacional de la marca como principal fuente generadora de ingresos extraordinarios. La entrada en el accionariado con un 20% del magnate chino Wan Jianlin, que pretendía a Simeone como cabeza visible del proyecto, ha sido estratégica para ese pretendido despegue. En el corazón de ese plan subyacen como fuerza motora los sentimientos de la hinchada, que han sido uno de los grandes activos del club en sus peores momentos. La nueva firma de Simeone también es una renovación de esos sentimientos. Él lidera la identidad del club como activo mercadotécnico. “Diego ha sabido transmitir esos valores que tenía marcados a fuego de su época de jugador: pasión, esfuerzo, nobleza, coraje y corazón”, aseguró Cerezo.

Otra de las grandes patas sobre las que se asienta la mirada al futuro que supone la renovación es el traslado del Calderón a La Peineta en 2018. “Por delante está la llegada del nuevo estadio que es muy importante, el club está creciendo”, dijo el Cholo antes de recalcar que él y su cuerpo técnico le dan “pasión al Atlético”.

La decisión ha tenido una gran acogida en la masa social y en integrantes históricos de la entidad. “Históricamente le ha faltado estabilidad al club en momentos que podía tenerla. Ahora tiene un entrenador que encaja con la filosofía del club o que incluso se la ha insuflado más. Otros clubes apuntan más a la calidad, pero en el Atlético pega más ese perfil guerrero de Simeone”, dice Roberto Solozábal, otro miembro del equipo del doblete. “Simeone es el inventor de todo lo que pasa ahora. No recuerdo una unión tan clara entre equipo y afición bajo la dirección de un entrenador”, dice Adelardo, el histórico capitán del club. “Supone crear un horizonte de tranquilidad. Nunca he visto tanta identificación entre la hinchada y el entrenador, ni siquiera con Luis Aragonés, con el que hubo alguna que otra discrepancia con parte de la masa social”, concluye Jabo Irureta.

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