Por Mati Cardeñas
La educación ha sido siempre el pilar de todas las sociedades a lo largo de la historia. Durante toda nuestra vida, nos dedicamos a aprender, aprender y seguir aprendiendo, con la finalidad de ser mejores o, según otras opiniones, “ser menos tontos”.
Pero la educación no es sólo un conjunto de conocimientos que aprendemos a lo largo de nuestra vida académica y estudiantil, sino que, para hablar de educación, tendremos que adentrarnos un poco más en los agentes sociales que nos rodean y que han ayudado a ser lo que hoy vemos en el espejo.
Desde recién nacidos, nos rodeamos de personas. En este caso, hablamos de familiares. Mamá, papá, nuestros/as hermanitos/as, tíos y tías, primos y primas... Este es el primer agente social de la vida de cualquier persona: la familia.
La familia presume de ser el agente social al que más importancia damos. En el seno de ella es donde aprendemos los primeros conocimientos sobre la vida: a caminar, a jugar, a mostrar emociones, a comer, a relacionarnos... Pero, ¿debemos poner a la familia la etiqueta de “única educadora”?
La respuesta, lógicamente, es no. Mientras seguimos creciendo, encontramos otro agente de socialización: la escuela. Aquél lugar donde nos enseñan nuevas reglas de comportamiento y normas de socialización con otras personas. Aprendemos a levantar la mano y esperar para hablar, aprendemos a ser responsables y, sobre todo, a compartir y socializarnos.
Para terminar, contamos con el último, pero no menos importante, agente social: los medios de comunicación. Esos grandes monstruos-genios que nos acechan a cada momento hoy en día.
Los mass media se llegaron a considerar importantes, dentro de la vida de las personas, hace mucho tiempo, pero es, a medida que pasan los años, cuando cada vez damos mucha más importancia a la televisión, la radio (cada vez más olvidada), la prensa, Internet y la publicidad en general. En nuestras vidas, los medios de comunicación tienen reservada una plaza vitalicia. Aprendemos de ellos en la medida en que nuestras necesidades nos hacen prestarles atención.
¿Cómo saber si el sistema educativo es bueno?
Si revisamos encuestas realizadas a alumnado, profesorado y familias, encontramos opiniones muy dispares sobre la educación y la calidad de ésta en la actualidad.
Por una parte, la parte docente opina que la familia delega en la escuela muchos aspectos que debería tratar (94%). Sin embargo, es paradójico comprobar que un 68,4% cree que las familias no prestan la suficiente atención a los estudios de sus hijos.
En general, opinan que el sistema educativo español es mucho peor que el nivel de otros países de la Unión Europea y creen que ha empeorado bastante en los últimos años. El dato alarmante lo encontramos en su opinión sobre la adecuación de la formación a los planes futuros y salidas profesionales. Más de un 51% creen que los currículos escolares no se ajustan a las necesidades y posibilidades de futuro del alumnado.
Nuestro primer agente social, la familia opina en más de un 84%, que son ellos mismos el agente socializador más importante en la vida de los/as niños/as y jóvenes. El 83,7% valora negativamente a los docentes de sus hijos/as alegando que “tienen muchas vacaciones”, “son unos vagos”, “nunca tienen su trabajo hecho a tiempo y siempre exigen más a nuestros hijos”.
Estos últimos datos nos parecen contradictorios ya que a pesar de el elevado porcentaje de malestar, un 64,1% afirma que lo mejor de la docencia es la relación y la proximidad con el/la tutor/a de su hijo/a. Les daremos un voto de confianza y pensaremos que profesor y tutor no son la misma persona.
¿Qué opinan los estudiantes?
Es bastante curioso leer sus opiniones ya que, el alumnado opina que sobre todo es la escuela el factor que más incide en la educación, seguida de su familia y por último sus amigos.
Opinan que están mejor preparados que sus progenitores en sus tiempos y que realmente, los estudios les servirán para encontrar un buen empleo.
En cuanto a la visión sobre la Unión Europea y las diferencias de educación, un 32% cree que el sistema educativo español es peor y sólo un 2%, cree que es mejor. El porcentaje restante, un 66% prefiere no contestar.
A nosotros, es éste 66% el que nos preocupa. ¿No conocen la situación europea? ¿No quieren mojarse?
Desde nuestra humilde opinión creemos que lo que las personas saben y lo que pueden hacer, les condiciona a la hora de llegar a tener un buen empleo y un buen futuro.
Las personas con niveles bajos de competencias básicas como podrían ser lectura, expresión oral, inteligencia emocional... suelen encontrar mejores empleos, tener una calidad de vida óptima y una situación general agradable.
Es importante tener en cuenta que, aunque no podamos cambiar el pasado de nuestra propia educación y hacer algo más por él, siempre podemos ponernos manos a la obra y empezar a trabajar nuestro futuro, mejorando nuestras competencias básicas y procurando también mejorar las específicas, creándonos un perfil diferente a los demás. Perfil que nos distinguirá siempre de posibles competidores y que nos hará más fuertes frente a los desafíos que la educación y el empleo nos pongan delante en los próximos años.
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