lunes, 25 de abril de 2016

La tragedia "se pudo evitar", dicen supervivientes a la explosión de Pemex

Un tatuaje que Fernando se grabó con su nombre en el dorso de la mano permitió que su hermana lo identificara. Este joven fue uno de los 28 trabajadores fallecidos en una explosión en una planta de Petróleos Mexicanos donde, según sobrevivientes, faltaban protocolos de seguridad.


Luis Fernando Hernández Vázquez, un obrero de 21 años, se encontraba colgado con un arnés de una torre de unos 60 metros cuando la tarde del miércoles sobrevinieron tres explosiones en la planta petroquímica de Pajaritos, ubicada en Coatzacoalcos, Veracruz (este).

Su cuerpo quedó quemado y mutilado. "En una computadora me enseñaron un tatuaje que tenía en la mano que decía Fernando. Y lo supe 'ese es mi hermano'", narró este viernes Alexa Hernández sentada frente a su féretro en la sala de su casa, cercana al complejo.

La planta petroquímica, que produce diariamente 900 toneladas de policloruro de vinilo, fue creada en la década de 1970 por la estatal Pemex, que hace unos tres años se alió ahí con la empresa privada Mexichem.

Dado que es una planta vieja, Mexichem subcontrató recientemente a otras empresas para que rehabilitaran un área del complejo, donde se desató el fatal accidente y donde se han encontrado hasta el viernes los cadáveres de 28 trabajadores, obreros subcontratados y, la mayoría, jóvenes con contratos temporales.
Hasta el jueves 24 cuerpos habían sido rescatados entre escombros y fierros retorcidos, pero este viernes Pemex informó que la cifra subió a 28 muertos.
"Sabemos que fue una fuga (de gases), no sabemos exactamente por qué", explicó el jueves el director de Mexichem, Antonio Carrillo, a Radio Fórmula.
El director de Pemex, José Antonio González Anaya, confirmó la noche del jueves que ninguno de los trabajadores fallecidos eran de la nómina de la petrolera, conocida por tener las mejores prestaciones sociales de México.
"Nadie estaba preparado" 
Varios de los obreros que sobrevivieron a la explosión coinciden en que, durante la mañana del miércoles, fueron evacuados en dos ocasiones por fugas, antes de la catástrofe y luego devueltos a sus labores.
Cuando se registro la explosión, los más de 200 obreros que estaban en la zona corrieron despavoridos entre una nube de cloro gasificado que les impedía ver y cuya onda expansiva les arrojó por los aires, explica Luis Felipe Barrera, ayudante de obra.
"Creo que se pudo evitar" la tragedia, "en toda la semana hubieron fugas", asegura este joven de 21 años.
"Nadie estaba preparado", manifestó por su parte el hermano de Jonathan Suárez Sánchez, de 28 años, que falleció cuando se encontraba en lo alto de la torre y el fuego lo abrasó junto con otros compañeros.
Algo parecido le pasó a Sylvestre Morales, un soldador de 23 años, que cayó a unos 80 metros de la estructura de metal que estaba arreglando y su cuerpo estuvo incinerándose toda la noche, cuenta su hermano César en la funeraria.
Sylvestre, como la mayoría de sus compañeros, carecía de capacitación y de seguro médico. Acababa de ser padre de una niña, para quien César pide ahora una indemnización.

Familiares en el velatorio de Luis Fernando Herández
La empresa Ica Fluor, subcontratada por Mexichem para los trabajos de rehabilitación, "hasta ahora se ha hecho cargo de Welding Especial, que a su vez daba servicios a Ica y para la que Sylvestre trabajaba, "ni siquiera se ha comunicado", dice César.
En casa de Fernando Hernández, el chico del tatuaje, iban llegando este viernes varios obreros con botas industriales y overoles anaranjados para dar el pésame a la familia, que vivía principalmente del salario del joven.
"¿Por qué Pemex permitió que mi hijo muriera, si lo pudieron evitar?, si sabían de las fugas "¿por qué no los retiraron a sus casas?", se preguntaba la madre de Fernando, Elide Vázquez.

"Indemnizaciones cabales" 
El director de Pemex remarcó el jueves que la petrolera ha apoyado a las víctimas y a sus familiares "más allá de lo que estrictamente" estaba obligada y prometió el jueves que las "indemnizaciones van a ser cabales".González Anaya también descartó que los problemas financieros que atraviesa la petrolera estén relacionados con el accidente."No tiene que ver una cosa con otra", la asociación con Mexichem "no está sujeta a los vaivenes presupuestales de Pemex", zanjó.El director de Pemex atribuye el accidente a "una fuga que encontró un punto de inflamación e ignición" y asegura que los protocolos de seguridad de la empresa son "completos" y "complejos".Mientras, varias familias seguían esperando este viernes noticias de sus seres queridos a las afueras de la planta. Oficialmente, hay todavía ocho desaparecidos.

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