El Gobierno afgano pidió hoy que todos los grupos talibanes acepten participar en las "conversaciones de paz" planteadas por el Grupo a Cuatro (G4, formado por Afganistán, Pakistán, China y EEUU), que quiere acabar con más de 14 años de guerra.
"Invitamos a todos los grupos talibanes a que acepten nuestro mensaje de paz y formen parte de las conversaciones de paz", afirmó el ministro de Exteriores afgano, Salahuddin Rabbani, en la inauguración en Kabul de la segunda reunión del G4.
Una semana después de la primera cumbre, en Islamabad, de este foro que pretende diseñar una "efectiva hoja de ruta" para el proceso de paz, Rabbani insistió en que "la vía política" es la única válida para concluir el conflicto.
"El Gobierno afgano está listo y con sincera determinación para participar en conversaciones de paz con los grupos talibanes", indicó, al tiempo que subrayó que "aquellos que pierdan la oportunidad de unirse al proceso de paz (...) lo que hacen es mostrar que sus objetivos son la destrucción y el terrorismo".
Rabbani aseguró que el contexto actual presenta "una oportunidad histórica" para poner fin a la inestabilidad en Afganistán y la región y valoró muy positivamente la participación de Pakistán, que había sido criticado en el pasado por su supuesta permisividad hacia los grupos talibanes en su territorio.
En la primera reunión, el pasado día 11, el G4 mostró su respaldo a un proceso sin condiciones previas con los talibanes y a agotar todas las vías para llevar a los violentos a la mesa de negociación y reanudar las conversaciones.
Sin embargo, dos días después, el principal grupo de los talibanes afganos, liderado por el mulá Mansur, advirtió de que las conversaciones para reanudar el proceso de paz en Afganistán no solucionan el conflicto sino que lo empeoran, mientras sigan en el país las tropas extranjeras.
Pakistán acogió en julio del año pasado una primera reunión entre representantes del Gobierno afgano y los insurgentes, pero las conversaciones se suspendieron al conocerse a finales de ese mes la muerte del líder fundador de los talibanes, el mulá Omar.
La muerte de Omar dio lugar a un proceso de sucesión traumático que llevó a Mansur a convertirse en el máximo responsable, aunque su liderazgo ha sido cuestionado por diferentes facciones que incluso se han llegado a escindir.
Estados Unidos tiene unos 9.800 militares en el país, de los que cerca de la mitad permanecerán más allá del final del mandato del actual presidente, Barack Obama, en enero de 2017, mientras que la OTAN ha anunciado que en 2016 triplicará su presencia hasta contar con unos 12.000 dada la situación de inseguridad en Afganistán.
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