Por Carlos Navarro
Las elecciones electorales se presentaban para el partido liderado por Albert Rivera como una oportunidad de hacer ruido partiendo desde el centro de la parrilla, y nunca mejor dicho. Las expectativas y el estándar estaban en la cresta de la ola, y parte de la población española parecía haber encontrado su lugar en la pluralidad que defiende Ciudadanos. Nada más lejos de la realidad, sin embargo. Los resultados de las elecciones arrojan un desplome tremendo y una bajada de protagonismo tras las Autonómicas que tan bien habían sentado en el seno del partido.
Es evidente que pasar de no tener escaños a colocar 40 diputados en el Congreso es un avance que demuestra cómo Ciudadanos es una fuerza política con presencia en nuestro país, pero el sabor es agridulce teniendo en cuenta que, según muchas encuestas, llegaron a estar segundos tras el PP en varios momentos de la campaña. Ahora bien, ¿por qué se ha producido esta debacle?
Es evidente que pasar de no tener escaños a colocar 40 diputados en el Congreso es un avance que demuestra cómo Ciudadanos es una fuerza política con presencia en nuestro país, pero el sabor es agridulce teniendo en cuenta que, según muchas encuestas, llegaron a estar segundos tras el PP en varios momentos de la campaña. Ahora bien, ¿por qué se ha producido esta debacle?
Varios errores a lo largo de la campaña han condenado a Ciudadanos. Dejemos a un lado posibles injusticias en la Ley Electoral, porque en ningún momento se ha comentado nada acerca del tema en los momentos pre-elecciones, y centrémonos en los posibles errores o cribas que el partido necesita solucionar de cara a aumentar sus votos. Lo primero y principal es, sin duda, manejar mejor el timing de la campaña. Ciudadanos no ha sabido rentabilizar del todo sus mejores momentos y, por establecer algún simil, ha acabado por padecer lo que le ocurrió al Madrid de Ancelotti la temporada pasada: se han conformado como un partido (equipo) tremendamente atractivo, que parecía ascender como un auténtico cohete y que, incluso, llegó un momento en el que llegó a derrotar sin ninguna duda al otro partido emergente y rival (Podemos), pero que conforme avanzaba la temporada ha ido decayendo y ha acabado en la sombra de sus rivales, que han finalizado la carrera de fondo con mucha mayor gasolina en el tanque. Quizás, si Rivera hubiese seleccionado mejor sus apariciones, y el famoso debate entre él e Iglesias hubiera acaecido más cercano en fechas a las elecciones, la gente no habría tenido tantas dudas a la hora de votar al partido de la Ciudadanía.
Por supuesto, otro aspecto importante es la actuación del propio Rivera en los debates. Ha cumplido, pero no ha sabido ser lo suficientemente agudo como para captar más votantes. En contraposición, ha llegado a mostrarse tenso, nervioso, demasiado vehemente en comparación con la actitud serena y calmada de Pablo Iglesias. Ésto ha restado créditos a alguien que es considerado uno de los mejores políticos ante los cámaras y, en general, en los debates de nuestro país.
Por otra parte, las reacciones del partido no han sido las mejores a la hora de acatar las feroces acusaciones que les han llovido desde la mayoría de partidos en las últimas semanas. En lugar de dedicarse a subir fotos y promocionar hashtags en Twitter, Ciudadanos, con la pluralidad por bandera, podría haberse defendido sacando sus proyectos económicos (de los pocos partidos que los han desglosado bien en la mayoría de intervenciones), entrando en mayor profundidad y dando así una respuesta que de verdad convenza a la gente de que éste era el cambio sensato. Sin embargo, entrar en ese cruce dialéctico ante PPSOE y la sensación de alejarse de hablar de las claves en su programa (regeneración democrática, unión de la nación, pacto nacional por la Educación) han restado atractivo y certidumbre al partido. Por otra parte, la falta de profundidad en la nómina se ha notado en este sprint final, con una Marta Rivera de la Cruz completamente desbocada en el Debate de la 1 y dando la sensación de que Ciudadanos son ‘Albert Rivera y 10 más’.
En definitiva, qué duda cabe que a Ciudadanos se le ha hecho demasiado larga la campaña y no ha sabido combatir como es tratar con diferentes problemas surgidos en las últimas semanas. Esto, sin duda, es la causa de que muchos votantes indecisos hayan decidido decantarse por alguna de las vías tradicionales. Nada que deba suponer una causa de frustración para un partido relativamente nuevo y con tiempo y juventud para aprender de errores y coger lo positivo de las experiencias; a pesar de ello, en España hay mucha gente que confía en este proyecto, en el cambio sensato y en la ilusión, para reconducir la situación de nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario