Por Beatriz Camacho
Una de las patologías psiquiátricas más desconcertantes que existe en la actualidad es la conocida como síndrome de Capgras.
Imagina que regresas a casa y al abrir la puerta te encuentras con un extraño que prácticamente es igual a tu marido, tu hijo u otro familiar con el que compartes hogar pero que tiene algunas diferencias que te hacen pensar que no lo es. Eso es lo que le ocurre a las personas que padecen esta enfermedad, están convencidas firmemente de que un familiar cercano ha sido sustituido por un doble, por un impostor idéntico.
Este síndrome fue descrito en 1923 por Jean Marie Joseph Capgras, psiquiatra francés, bajo el nombre de l'illusion des sosies (ilusión de los dobles), al exponer el caso de una mujer de 74 años que afirmaba que su esposo había sido remplazado por un extraño. La paciente reconocía con facilidad a todos sus familiares excepto a su esposo.
Hablamos de una de las falsas identificaciones que se han descrito en el 23-50 por ciento de los pacientes con demencia. Es más frecuente en mujeres y puede ser temporal o crónico, al igual que puede aparecer en cualquier momento de la vida.
Qué es el síndrome de Capgras: síntomas más comunes
El síndrome de Capgras, también conocido como ilusión de los dobles, es un trastorno mental, parte de un proceso psicótico, que afecta a la capacidad de identificación del paciente y se relaciona con la pérdida del reconocimiento emocional de los rostros.
La característica principal y definitoria de este síndrome es la creencia delirante de que una persona cercana, con la cual tiene un fuerte vínculo emocional, ha sido sustituida por un doble. El afectado siempre tiene una firme convicción de que el ser querido ha sido reemplazado por un impostor idéntico tanto en su físico como en su forma de actuar, y afirma sutiles diferencias imaginarias entre el original y el impostor. Además, es frecuente que la persona reemplazada sea alguien con quien convive.
Este trastorno puede ir acompañado de ideas paranoides, como pensar que el sustituto quiere perjudicarle, y que ayudan a resolver preguntas como por qué, por quién o para qué ha sido reemplazado. No poder responder a estas cuestiones le provoca incertidumbre, miedo o terror hacia el supuesto impostor.
Todo ello lleva a la persona a evitar o rechazar al sustituto y es el síntoma más evidente por parte de los demás. El rechazo o la evitación a dicho impostor podría definirse como una pérdida de reconocimiento emocional: el paciente le conoce, le ve, le recuerda, pero ha olvidado el vínculo emocional que les unía y ahora le considera como un extraño.
Estas conductas de rechazo o evitación por parte del paciente hacia el impostor provocan graves problemas familiares o de pareja, llegando a ser imposible la convivencia bajo el mismo techo debido al pavor que le provoca al afectado toda esta situación. Genera una gran tensión familiar que puede acabar con la separación de la pareja, en caso de que sea ésta sea la sustituida, o en el alejamiento de los seres queridos. No obstante, la ideación delirante no se extiende a los demás familiares ni a otros sujetos y se comporta de forma natural con ellos.
Por su parte, la persona que supuestamente ha sido reemplazada siente sorpresa, extrañeza e incomprensión porque está al tanto de la existencia de un grave problema pero no sabe cómo solucionarlo. Por mucho que se explique o aporte pruebas para demostrar que es quién dice ser, el afectado por este síndrome va a seguir pensando lo mismo.
Por qué ocurre el síndrome de Capgras
Hoy en día no existe consenso sobre el origen y el mantenimiento del síndrome de Capgras, si bien se considera multifactorial y se sopesa que la causa podría ser una desconexión entre el sistema de reconocimiento visual y la memoria afectiva.
Algunos de los primeros indicios de las posibles causas de este síndrome fueron sugeridas por el estudio de pacientes con lesiones cerebrales que habían desarrollado la Prosopagnogsia (interrupción de la percepción de rostros, tanto del propio como del de las demás personas, los que pueden ser vistos pero no reconocidos como los que son propios de determinada persona).
En 1997, un estudio de cinco pacientes con síndrome de Capgras (todos con diagnóstico de esquizofrenia) realizado por Haydn Ellis y sus colegas confirmó que, si bien los pacientes podían reconocer conscientemente las caras, no mostraban una respuesta automática normal en la activación emocional.
En ese mismo año, William Hirstein y Vilayanur S. Ramachandran alcanzaron hallazgos similares con un paciente con delirio Capgras después de una lesión cerebral. Esta persona podía sentir emociones y reconocer rostros, pero no podía sentir las emociones al reconocer las caras familiares. Por eso, Ramachandran planteó la hipótesis de que el origen del síndrome de Capgras es una desconexión entre la corteza temporal, donde los rostros son generalmente reconocidos, y el sistema límbico, implicado en las emociones.
A menudo esta patología aparece con trastornos orgánicos como lesiones craneoencefálicas o tumores cerebrales o con trastornos psicológicos como la esquizofrenia paranoide, la depresión psicótica o los trastornos delirantes. También se ha observado en un 6-30 por ciento de los casos de pacientes con alzhéimer y, en un porcentaje menor, en otros tipos de demencias como los cuerpos de Lewy o el párkinson.
Cómo se diagnostica esta patología
El neurólogo es el profesional más conveniente para detectar y diagnosticar el síndrome de Capgras, así como para establecer el tratamiento más adecuado para cada paciente.
Una de las dificultades a las que se enfrentan los familiares es conseguir que el paciente quiera colaborar y acudir a consulta, ya que está convencido de que no le pasa nada, por lo que será necesario utilizar toda su capacidad de persuasión para conseguir que el afectado acceda a realizar las pruebas neurológicas y neuropsicológicas requeridas para determinar el diagnóstico. Estas pruebas son:
- Test de fluidez verbal, fonológico y semántico para evaluar el lenguaje. Se observa una reducción en la fluidez verbal en estos pacientes.
- Test verbales para comprobar el estado de la memoria. Existen alteraciones en esta capacidad en los afectados por el síndrome.
- Test de reconocimiento facial y tareas de reconocimiento de caras (familiares y no familiares). Sirve para descartar otras patologías como la prosopagnosia.
- Prueba de los cubos del Test de WAIS. Utilizado para medir la capacidad visoespacial/visoconstructiva.
- Test multitarea para corroborar las funciones ejecutivas (lóbulos frontales).
También se recomienda realizar pruebas de neuroimagen, como el TAC o la Resonancia Magnética Funcional, para observar si existe alguna anomalía en el cerebro que pueda explicar los síntomas del paciente.
El resultado de estas pruebas ayuda a establecer el diagnóstico apropiado y la gravedad del mismo. Entonces, siempre con la colaboración del paciente, se estipula el tratamiento orientado tanto a mejorar y desaparecer los síntomas como a lograr salvar la situación de ruptura familiar que a menudo acompaña a este síndrome.
Qué tratamiento se lleva a cabo
Como todavía se desconocen las causas que originan el síndrome de Capgras, no podemos hablar de un tratamiento que cure este trastorno. Más bien, se trata de un tratamiento destinado a intentar controlar sus síntomas, principalmente, con el uso de psicofármacos:
- Antipsicóticos para combatir la convicción delirante del enfermo de que su familiar es un doble, así como las ideas paranoides si existen.
- Anticonvulsivos como tratamiento de apoyo, si así lo estima el neurólogo.
Una vez controlados los síntomas psicóticos, se suele iniciar un tratamiento psicológico para ayudar a la persona a integrar en su vida al sustituto, para que no lo rechace y le permita llevar una vida un poco más normal dentro de lo posible.
La terapia psicológica consiste en realizar una técnica de reconstrucción cognitiva: se enfrenta al paciente a la irracionalidad de sus creencias delirantes, intentando demostrar los motivos por los que tiene esos sentimientos y hacerle entender que ha sido él quien ha cambiado su percepción emocional con respecto a la persona sustituida.
También se recomienda terapia familiar debido a la gran presión emocional sufrida tanto por el afectado como por sus familiares como consecuencia de este síndrome. El objetivo es mejorar las relaciones y que la familia sea una ayuda para paciente y no un obstáculo para su recuperación. La actitud de los familiares más cercanos del afectado es crucial en este síndrome, tanto en la detención de los primeros síntomas como en el apoyo al tratamiento que su ser querido ha de seguir.
El síndrome de Capgras en la cultura popular
Hay numerosos ejemplos de este tipo de trastorno en nuestra cultura. Desde novelas como "The Body Snatchers" de Jack Finney, "The Beautiful Stranger" de Shirley Jackson o “Perturbaciones atmosféricas” de Rivka Galchen hasta películas como “La Cosa” de 1982 o "The broken".
Además, en el 2006 el síndrome de Capgras desempeñó un papel importante cuando Richard Powers ganó el Premio Nacional del Libro con la novela The Echo Maker.
Pero eso no es todo. También se ha hablado de este síndrome en muchas series como "Mentes en shock", "Lo que callamos las mujeres", “Scrubs”, "Perception” o incluso en “Criminal Minds” (Mentes Criminales).
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