Vía El Mundo
El ministro de Economía griego, Yanis Varoufakis, ha anunciado a través de su blog que presenta su dimisión en un intento por "ayudar a Alexis Tsipras" en la negociación con la Troika. "Considero que es mi deber ayudar a Alexis Tsipras a explorar, a su antojo, la decisión que el pueblo griego nos otorgó ayer mediante referéndum", afirma Varufakis.
Bajo el título 'Ministro no más' (Minister No More!), el hombre al que se le ha considerado el azote en las negociaciones con el Eurogrupo y la Troika ha decidido que lo mejor es marcharse después de que "fuera consciente" de que tras el referéndum, había cierta "preferencia" por parte de "algunos participantes del Eurogrupo", y "algunos otros", a que él no estuviera presente en las próximas reuniones que se celebrarán para lograr un acuerdo.
Algo con lo que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, está de acuerdo, según ha confirmado Varoufakis. "Por esta razón me voy del Ministerio". Aun así, Varoufakis se mantendrá dentro del equipo negociador del Gobierno heleno con sus acreedores, según ha confirmado Stavros Karagounis, asesor del primer ministro.
"Como todas las luchas por los derechos democráticos, esta negativa histórica del ultimátum formulado el 25 de junio por el Eurogrupo llega con un gran coste asociado", ha manifestado.
"Llevaré con orgullo el odio de los acreedores", asegura Varufakis que a la vez se felicita por la victoria del 'no' en el referéndum de este domingo. Un referéndum "que se quedará en la historia como un momento único de cuando una pequeña nación europea se levantó contra la esclavitud de sus deudas".
El ya ex ministro griego expresa su total apoyo al Gobierno de Tsipras y al que vaya a ser el nuevo ministro de Finanzas heleno. "En la izquierda sabemos cómo actuar de forma colectiva sin importar los privilegios del cargo. Apoyaré totalmente al primer ministro Tsipras, al nuevo ministro de Finanzas y a nuestro Gobierno", ha recalcado.
Y advierte de que ésto es sólo el inicio. "El esfuerzo sobrehumano para honrar a los valientes de Grecia, y a su famoso OXI, que es para todos demócratas del mundo, acaba de empezar".
El caballo de Troya de Tsipras
Varoufakis se convirtió desde la llegada de Syriza al Gobierno griego en el adalid de la lucha helena por mantenerse firmes ante las exigencias de Europa para pagar la deuda de casi 30.000 millones de euros que tiene con el FMI (el día 30 de junio tenía que abonar 1.600 millones y no lo hizo).
Era el caballo de Troya que entraba en las reuniones del Eurogrupomanteniéndose firme a sus ideales económicos pero sin abandonar su sonrisa ni dejase amedrentar.
Y es que Varoufakis no es un político, ni mucho menos. Este"marxista liberal" es un reputado economista, especializado en la'teoría de juegos': el estudio de la toma de decisiones estratégicas. Entró en la política por sus dotes académicas. Primero como asesor del socialdemócrata George Papandreu, entre 2004 y 2006.
Después llegaría el rescate de la temida Troika (240.000 millones de deuda), la oleada de recortes sociales, el terremoto político con la entrada en escena de Syriza, el miedo a no llegar a los pagos, la presión de Europa, del FMI, del BCE...
Su plan maestro
Tras un verano con Tsipras, Varoufakis se convirtió en la voz de la línea populista que defendía el partido. Eso y el 'plan maestro'ideado por el ex ministro para acabar con las crisis económica hicieron que Tsipras cargara sobre las anchas espaldas de Varoufakis todo el peso del rescate y del futuro económico de Grecia.
La idea de Varoufakis no era otra que la UE absorbiera la deuda de los países más débiles del Continente mediante una unión fiscal más intensa. Una idea sencilla que se convirtió en la base del programa de Syriza.
Su figura fue ganando cada vez más adeptos y sus ideas también hasta convertirle en el diputado más votado del Parlamento griego en las pasadas elecciones de enero. Varoufakis defendió frente a todos y ante todos que Grecia no podía hacer frente a una deuda pública insostenible.
Exigió a los acreedores de Grecia renegociar esa deuda, sobre todo cuando los propios informes de la Troika señalan que esa deuda es imposible de pagar. Y, por supuesto, se creó tantos enemigos, que ahora, en un acto que se podría considerar una lección de patriotismo, decide marcharse y dejar el camino libre a Tsipras para que no haya ningún escollo en la negocación.
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