Por Patricia Baños
El escándalo de los sobornos destapado por Estados Unidos en el órgano que gobierna el fútbol a nivel mundial está provocando un choque diplomático inesperado entre dos de las grandes potencias del planeta, que si va a más puede tener incluso ramificaciones financieras de calado, y no solo para la FIFA como organismo. Un enfrentamiento con el deporte rey de víctima que escenifican Rusia y Reino Unido mientras la investigación del fraude va tomando cuerpo.
La trama de corrupción destapada en la FIFA tiene una conexión con los grandes bancos de Wall Street. Ese es precisamente uno de los detalles que llevó al Departamento de Justicia de Estados Unidos, al FBI y a la agencia tributaria estadounidense a actuar contra los directivos del organismo, acusados de hacer un uso ilícito del sistema financiero para blanquear dinero de los sobornos.
La polémica en la FIFA amenaza así con convertirse en una crisis geopolítica importante, con el deporte como epicentro. Mientras el dirigente ruso mostraba así su apoyo a la gestión de Blatter, el primer ministro británico David Cameron pedía desde Downing Street la cabeza del presidente de la FIFA. Es más, se puso a rebufo de la acción judicial de EE UU para exigir una reforma de la FIFA.
Cameron está llegando a sugerir incluso que se vuelvan a someter a votación las candidaturas de Rusia y de Qatar para los Mundiales de 2018 y 2022, respectivamente. La tensión es evidente 24 horas después de destaparse el fraude, mientras las autoridades suizas investigan ahora el concurso de esos dos torneos. Aunque en este momento ningún país se plantea el boicot, si hay voces que piden a los patrocinadores de la FIFA que reconsideren hacer negocio con la organización mientras Blatter siga al frente.
Que EE UU sea la primera que tira de la cuerda de la corrupción, como señalan los expertos, no es una sorpresa. La aplicación de la legislación estadounidense no conoce fronteras. Las autoridades pueden perseguir cualquier violación de la legislación si la conducta criminal afecta de alguna manera a EE UU. En este caso, los directivos de la FIFA y los empresarios acusados hicieron un uso fraudulento del sistema financiero con transferencias de dinero fruto del chantaje.
El documento de más de 160 páginas que utiliza el Departamento de Justicia para construir su causa penal cita a varias grandes instituciones financieras que sirvieron durante todos estos años de canal para facilitar los pagos ilícitos, entre ellas los colosos estadounidenses JPMorgan Chase, Citigroup y Bank of America, la británica HSBC y la suiza UBS. Ahora se está investigando si estas firmas eran conscientes de que esas transferencias eran fruto de una actividad ilegal.
Se apunta, además, hacia otros dos detalles que justifican la acción de EE UU. El primero se refiere al montante del fraude. Se calcula que el total de los pagos ilícitos a directivos de la FIFA ascendieron en este caso a 150 millones de dólares durante los 24 años que duró la trama. De esa cantidad, el grueso, unos 110 millones, están relacionados con Copa América Centenario. El torneo se disputará por primera vez en suelo estadounidense, en junio de 2016.
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