Vía El Mundo
El último hombre que derrotó a Novak Djokovic fue, precisamente, Roger Federer, el mismo que salió cabizbajo de la Central del Foro Itálico tras perder ante el serbio su cuarta final del Masters 1.000 de Roma. El número uno del mundo revalidó el título en la capital italiana y ganó su quinto torneo de la temporada, cuarto en el mismo escenario, al imponerse por 6-4 y 6-3, en una hora y 15 minutos.
No hay respuesta para Nole, que suma 23 victorias consecutivas, incluyendo la lograda ante Mate Delic en la eliminatoria de Copa Davis frente a Croacia. Después de darse de baja en Madrid, reaparece dejando claras sus intenciones de asaltar de una vez por todas Roland Garros. Ha ganado los otros cuatro Masters 1000, Indian Wells, Miami, Montecarlo y ahora Roma, además de lograr en enero su quinto Abierto de Australia.
Crecer según la dificultad
Federer le derrotó en la final de Dubai, pero sólo aguantó los ocho primeros juegos, hasta que Nole logró el 'break' y puso la directa hacia su 24º Masters 1000, uno más que el helvético, aún tres menos que Nadal. Después de un comienzo de torneo no del todo convincente, el balcánico ha ido creciendo en la medida de las dificultades, según se acercaba al objetivo.
Federer, decidido, siempre mirando hacia delante, le superó en golpes ganadores (24 por 19) y ampliamente en apariciones por la cinta, donde solventó 13 de sus 20 intentos. Pero se encontró con un rival granítico, que apenas hizo concesiones y aprovechó la inercia de hacerse con el primer parcial para romper el partido.
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