Las autoridades italianas tienen una gran capacidad para prever graves altercados, pero casi ninguna para evitarlos. Desde hace varios días, la policía venía advirtiendo de que varios cientos de violentos antisistema estaban llegando a Milán para infiltrarse entre quienes, de forma pacífica, iban a manifestarse en contra de la Exposición Universal, que se ha inaugurado este viernes en Milán. Y, como si se tratara de un guión cinematográfico, es lo que ha sucedido: decenas de jóvenes con capuchas negras y máscaras antigas, armados de botellas incendiarias, petardos, barras de hierro y piedras han devastado el centro de la ciudad con técnicas de guerrilla urbana.
Decenas de vehículos han ardido y los cristales de una gran cantidad de negocios han saltado por los aires. La ciudad que por la mañana se disponía a mostrar al mundo su apuesta por el futuro ha ofrecido, en cambio, una amplio catálogo de imágenes de violencia y caos. La convocatoria parte del denominado Bloque Negro, una colectivo de reivindicación violenta surgida a finales de la década de 1980 y de ideología anticapitalista.
Al tiempo que manifestantes y agentes luchaban cuerpo a cuerpo alrededor de la plaza de Sant’Ambrogio o en vía Carducci, un gran dispositivo policial intentaba proteger el teatro de la Scala, que había sido señalado por los antisistemas como uno de sus objetivos. Los fuertes enfrentamientos entre los antisistema y la policía, que utilizó gases lacrimógenos, se repitieron durante toda la tarde por el centro de Milán. Las autoridades informaron de que 11 agentes habían resultado heridos de levedad y otros cinco con contusiones.
Ya durante la mañana del jueves grupos de jóvenes habían atacado sucursales bancarias, sedes de grandes empresas y, con especial virulencia, las instalaciones de Manpower, la agencia que está gestionando el trabajo temporal en la Expo 2015. “Contra la Expo y la austeridad”, se podía leer en algunas de las pancartas, “autogestión en las calles”. Algunos manifestantes portaban pancartas en las que advertían: “Yo no trabajo gratis para la Expo”. La manifestación del jueves vino a confirmar que las previsiones de la policía, que había detectado la llegada a la ciudad de grupos violentos del resto de Italia y de Francia, Alemania y Grecia, estaban a punto de cumplirse.
Durante los últimos días, además de controlar las fronteras, la policía efectuó varias operaciones de registro en las casas ocupadas del extrarradio, incautándose de diverso material de guerrilla urbana en poder de grupos de franceses y alemanes que han sido repatriados.
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