Por Beatriz Camacho
El día 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, también conocido como Día Internacional de la Mujer. Este día conmemora la lucha de la mujer por su igualdad con el hombre dentro de la sociedad y su desarrollo íntegro como persona. El lema de 2015 es “Empoderando a las Mujeres, empoderando a la Humanidad: ¡Imagínalo!” y recrea un mundo en el que cada mujer puede escoger sus propias decisiones: participar en política, educarse, vivir en sociedades sin violencia ni discriminación…
Hace mucho tiempo que comenzó la lucha contra la desigualdad de la mujer. Varios documentos apuntan a que esta reivindicación surgió en pleno siglo XIX, durante la Revolución Industrial y el auge del movimiento obrero. Pero ya existen indicios en la antigua Grecia, tal y como refleja Aristógenes en su obra Lisístrata, donde la protagonista, para poner fin a la guerra, se rebela contra los hombres iniciando una huelga sexual. A pesar de todas estas teorías, ya las parisinas, en la Revolución Francesa, se unieron bajo el grito de “Igualdad, Legalidad y Fraternidad” para iniciar una marcha hasta Versalles reclamando el sufragio femenino, aunque no fue hasta el siglo XX cuando se comenzaron a apreciar los primeros cambios.
En 1911 tuvo lugar el primer Día Internacional de la Mujer, con una participación de más de un millón de mujeres ansiosas por reivindicar públicamente lo que por naturaleza les correspondía:
- · El derecho a voto.
- · El derecho a la ocupación de cargos públicos.
- · El derecho a la formación profesional.
- · El derecho al trabajo y a la no discriminación por el mero hecho de ser mujer.
La mujer trabajadora en épocas anteriores
Si hay algo que las mujeres tienen que reprochar a la historia es que nunca se les ha valorado como realmente merecían. El rol otorgado socialmente durante muchas décadas a la mujer era el de ama de casa que lograba su felicidad y realización personal cuando su familia era feliz. Estas mujeres esperaban el regreso de sus maridos, tras largas jornadas laborales, con la comida caliente y en la mesa y con los niños bañados, arreglados y la casa brillante. Sus sueños, sus anhelos y sus proyectos se postergaban por los de la familia, lo que las recluía a la simple vida hogareña.
El modelo dominante patriarcal determinaba que la mujer pertenecía al ámbito privado y doméstico, mientras el hombre estaba en el ámbito público y laboral. Por tanto, no sólo no se apreciaba el trabajo de la mujer, sino que en muchos casos ni siquiera estaban autorizadas para realizar según qué oficios. Un claro ejemplo son las mujeres inventoras de épocas anteriores que nos dejaron inventos necesarios hoy en día y, sin embargo, se sabe poco sobre ellas.
- · Josephine Cochrane, nieta de John Fitch, el inventor del barco de vapor, creó el lavavajillas.
- · Mary Anderson inventó los limpiaparabrisas.
- · Sarah Mather patentó el periscopio.
- · Stephanie Kwolek inventó el Kevlar, imprescindible en los chalecos antibalas.
- · Mary Phelps Jacob creó el sostén y patentó el Backless Brassiere, conocido hoy en día como Bra.
- · Tabita Babbitt creó la sierra circular.
- · Marion Donovan inventó los pañales desechables.
- · Hedy Lamarr, junto a George Antheil, creó las comunicaciones inalámbricas que darían lugar a la conexión Wifi.
- · Margaret Knight inventó una máquina para hacer bolsas de papel.
También hay que mencionar al mundo del arte, donde hoy en día todavía vemos que tanto la fama como el valor de las artistas femeninas siguen permaneciendo en un segundo plano. Algunos estudios aseguran que los trabajos de las artistas más cotizadas tienen un valor hasta 10 veces menor que los de sus colegas varones. Veamos algunas artistas importantes a lo largo de la historia:
- · Artemisa Gentileschi (1593-1656): pintora italiana del Barroco, hija del famoso pintor Orazio Gentileschi. Perteneció a la escuela de Caravaggio y destacó por su gran talento con su técnica del dramático claroscuro en retratos y pinturas con heroínas bíblicas como protagonistas. Fue la primera mujer en ingresar en la Accademia del Disegno de Florencia.
- · Berthe Morisot (1841-1895): primera mujer en unirse al movimiento Impresionista. Fue modelo y amiga de Manet, y estuvo casada con el hermano del artista, Eugène. Tuvo un papel destacado en el desarrollo del Impresionismo francés y expuso junto a artistas de la talla de Degas, Renoir, Monet. Se le considera la mujer artista mejor valorada del mundo del arte
- · Beatrix Potter (1866-1943): escritora e ilustradora conocida por sus Cuentos Completos. Se convirtió en una intelectual especializada en naturaleza e hizo varios estudios sobre líquenes, hongos y plantas que tuvieron que ser presentados por su tío ante el círculo de investigadores porque a las mujeres no se les permitía. En 1902 publicó su primer cuento ilustrado y tuvo tanto éxito que durante los siguientes 8 años no dejó de escribir historias animadas.
- · Tamara de Lempicka (1898-1980): pintora rusa y gran exponente de la corriente Art Decó. Consiguió destacar por ser la retratista más importante del estilo Art Decó.
- · Louise Bourgeois (1911-2010): escultora francesa-norteamericana considerada una de las artistas más importantes del arte contemporáneo. Su obra Araña se considera una de las más valoradas en el mundo del arte femenino.
- · Yayoi Kusama (1929): artista y escritora japonesa que trabaja varios medios como la pintura, la escritura, el collage, la escultura o el arte performance utilizando como estilo unánime en todos ellos la psicodelia, la repetición y los patrones, todo ello fusionado en una obra autobiográfica, psicológica y sexual. Sus obras son de las más cotizadas a nivel mundial y, siendo mujer, se encuentra en el puesto número 34 del ránking de artistas mejor valorados en el mundo. En 2008, la casa de apuestas Christie's vendió en Nueva York, una obra de la artista por 5,1 millones de dólares, un récord para ser una artista femenina viva.
Situación actual de la mujer trabajadora en España
En España, las mujeres que han encontrado o han mantenido un empleo durante la crisis económica, lo han hecho en sectores tradicionalmente ocupados por mujeres (comercio, hostelería y cuidado del hogar y de personas), con una menor productividad y salarios más bajos. El 68% de los españoles (ellos y ellas) piensa que las situaciones de discriminación de las mujeres se dan con mucha o bastante frecuencia, frente a un 30% que opina que prácticamente no pasa. Cuando se debate quién tiene una vida más dura y difícil, el 72% opina que las mujeres. Solo el 9% dice que los hombres y un 18% menciona que ambos por igual.
A pesar de que tenemos más mujeres con estudios superiores entre la población de jóvenes de 25 a 34 años de edad, los hombres obtienen más trabajos con ese nivel de titulación. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recalca que esta diferencia entre preparación académica y empleo está estrechamente relacionada con la escasez de servicios para atender a los hijos o las diferencias habituales de salarios entre hombres y mujeres. En general, según la OCDE, solo el 66% de las mujeres están empleadas en comparación con el 80% de los hombres.
El estudio realizado por INFORMA D&B (Grupo CESCE) muestra que solo el 26% de las empresas españolas cumple la Ley de Igualdad y cuenta con más de un 40% de representación femenina en sus Consejos de Administración. La proporción de mujeres disminuye cuando aumenta el tamaño de las empresas: las micro y pequeñas empresas cumplen la Ley de Igualdad más que las medianas y grandes. Según Nathalie Gianese, Directora de Estudios de INFORMA D&B, “las mujeres, a pesar de conseguir más títulos académicos que los hombres, solo ocupan el 19% de los cargos funcionales en las empresas objeto del estudio, y el 68% no tiene ninguna presencia femenina en sus puestos directivos”.
Los datos de la Comisión Europea sobre la presencia de mujeres en los Consejos y puestos ejecutivos de las empresas más grandes cotizadas de los países de la UE, muestran que España está por debajo de la media europea (20%) con un 17%. Sin embargo, nuestro país supera la media del 7% de mujeres presidentes en este tipo de empresas con un 9%. Las tasas más altas de empresas con más de un 40% de mujeres en su consejo se dan en Asturias (29%), Galicia (29%) y Madrid (28%) y los porcentajes más bajos se encuentran en Melilla (18%), Ceuta (19%) y Extremadura (21%). Por sectores, Educación (41%) y Sanidad (40%) arrojan un mayor cumplimiento mientras que Energía (17%) y Comunicaciones e Industrias extractivas (19%) son los que menos. La evolución del número de mujeres consejeras en las empresas del IBEX es positiva desde 2005, pasando al 16% de representación femenina, aunque está lejos del 40% recomendado por la Ley de Igualdad. En el caso de las empresas participadas por el Estado, la presencia femenina lleva dos años de retroceso, del 33% de 2013 al 29% actual, si bien se incrementa desde el 25% del 2008.
Cabe destacar que el 68% de las sociedades no cuenta con ninguna mujer en puestos directivos. En cambio, solo un 9% de las empresas no tienen hombres entre sus directivos. Entre las empresas obligadas por el Plan de Igualdad el porcentaje que no tiene mujeres directivas baja al 53%. Encontramos más féminas en las direcciones de Calidad (38%), Publicidad (34%) y Marketing (33%), mientras que las direcciones Generales (11%), Técnicas (11%) y de Producción (9%) son las que menos incorporan. Además, de las 65.232 sociedades españolas que cuentan con un presidente, se trata de una mujer en el 16% de los casos y la proporción disminuye en las empresas obligadas por la Ley de Igualdad o las de más de 250 empleados, en las que es del 10%.
La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) reclama un cambio de ideas preconcebidas o tópicos sobre la mujer para lograr una igualdad efectiva y conseguir la conciliación de la vida laboral, personal y familiar de “manera real”. Los roles han cambiado y la mujer tiene tanto derecho como el hombre a realizarse profesionalmente, sin sentirse culpable ni presionada, ni verse obligada a realizar una doble jornada en su trabajo y en su casa. El “nuevo rol” de la mujer dentro del campo laboral incentiva que los hombres se ocupen de labores del hogar mediante asignación de tareas.
La tarea en el hogar ha de ser una labor compartida y corresponsable en igualdad de condiciones por la pareja. Sin embargo, todavía hay quienes no consideran el trabajo doméstico como propiamente un trabajo, sino como una “obligación” que tiene la mujer. Italia y España son los países con mayor desigualdad: las mujeres emplean entre 4 y 5 horas diarias a tareas domésticas mientras que los hombres usan poco más de 1 hora a estas actividades. Reino Unido, Noruega y Dinamarca son, respectivamente, los países con mayor equidad doméstica.
Hay una clara asociación entre la participación del hombre en las tareas domésticas y la actividad laboral de las mujeres. Italia y España, los países donde un menor porcentaje de mujeres participa en el mercado laboral, son los países con menor nivel de igualdad en el reparto de las labores del hogar. Además, las familias españolas reciben ayudas insuficientes para conciliar la vida laboral y familiar, lo que repercute en la pérdida de empleo de muchas mujeres tras la maternidad o en la reducción de sus trabajos a jornadas de tiempo parcial.
España exhibe niveles muy elevados de desigualdad de género en el trabajo doméstico, y muy superiores a la media europea. Parte de este problema reside, como en todos los países, en la persistencia de valores patriarcales en la vida cotidiana. La creación de políticas públicas que fomenten la participación laboral y la conciliación de la vida familiar y laboral son una herramienta clave para generar igualdad de género.
Comisiones Obreras (CC.OO.) denuncia la persistencia de las “brechas de género”, así como la permanencia de, “en muchas ocasiones, ocultos y latentes obstáculos específicos para las mujeres en todos los ámbitos de la vida”. Critica “una realidad que, si estructuralmente ya era desfavorable para las mujeres, en los últimos años, con la excusa de la crisis y el impacto de políticas gubernamentales y retrocesos legislativos (...) ha empeorado de manera grave”. Pone en valor su trabajo incorporando la transversalidad de género a la negociación colectiva, negociando medidas y planes de igualdad que mejoren el acceso al empleo, la formación, la promoción, la eliminación de la segregación laboral y la discriminación salarial de las mujeres. También subraya las tareas de promover la corresponsabilidad entre mujeres y hombres y favorecer la prevención y erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres, incluido el acoso sexual y el acoso por razón de sexo en el ámbito laboral.
La brecha salarial de género en España
La brecha salarial de género en nuestro país ha tenido un comportamiento extremo durante la crisis. España es, entre los países desarrollados, donde más han crecido las desigualdades entre hombres y mujeres. Hasta el 2010, esta diferencia se redujo de forma abrupta hasta situarse por debajo de la media de la zona euro. Esta evolución se relaciona más con que la crisis se cebó al principio en la construcción y la industria, sectores en los que la inmensa mayoría de los trabajadores son hombres, que con alguna ganancia en la retribución de las mujeres. En la segunda parte de la crisis, los empleos perdidos y el ajuste salarial se concentraron en el sector servicios, donde las mujeres ocupan el 60% de los puestos; porcentaje que sube al 65% si hablamos de los trabajos administrativos más básicos. De esta forma, la diferencia salarial escaló del 16,2% al 19,3% en solo tres años para situarse incluso por encima del nivel previo a la crisis.
Actualmente la brecha salarial entre hombres y mujeres en España se sitúa en el 24%, la más alta de los últimos cinco años. Desde UGT manifiestan que uno de los principales motivos de este aumento es la ausencia de políticas de igualdad entre mujeres y hombres, así como la falta de vigilancia del cumplimiento de la ley que prohíbe este tipo de discriminación. En este momento, una mujer necesita trabajar once años y medio más que un hombre en un trabajo de igual valor para cobrar una pensión de la misma cantidad. Es más, una mujer debe trabajar 79 días más que un hombre para cobrar lo mismo anualmente porque ellos ganan 6.000 euros al año de media más que ellas.
Si nos fijamos en los datos por comunidades autónomas, Aragón está a la cabeza en desigualdad con una brecha salarial del 29,9%, mientras que Baleares tiene la menor brecha con poco más del 16%. Esto puede deberse a que, en algunas comunidades, las diferencias son menores porque los salarios de los hombres también son más bajos. No obstante, a mayor edad y menor sueldo, más desigual es la remuneración de una trabajadora y su homólogo varón. La brecha es menor entre los 25-34 años (14,7%), pero a partir de ahí se dispara (entre los 35-44 años sube al 22,6%) por la falta de un reparto equitativo de las tareas del hogar, entre otros motivos.
En cuanto a sectores, la brecha es superior a la media en actividades administrativas y servicios (33,21 %), actividades profesionales, científicas y técnicas (31,69 %) y sanitarias y servicios sociales (30,33). Sin embargo, el sector de la educación ha sido el más afectado por las bajadas de salarios y ha triplicado la brecha en los últimos cinco años. Además, los autónomos han denunciado que una trabajadora por cuenta propia cobra 200 euros menos al mes de pensión por jubilación que un hombre, según un estudio de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores.
En UGT señalan que “no hay ninguna razón objetiva que justifique que a las mujeres se les pague menos que a los hombres por igual jornada e igual trabajo” y lamentan el aumento de la brecha que atribuyen a los recortes salariales y al aumento de los trabajos a tiempo parcial, sobre todo entre las mujeres: España lidera en Europa la brecha salarial en relación con las jornadas de trabajo a tiempo parcial, que se sitúa en el 33,7%.
El camino que queda por recorrer
Si bien la situación de la mujer ha evolucionado de manera acelerada en las últimas décadas y se han logrado cosas que hace años jamás se contemplarían, todavía vemos que existen objetivos que no se han conseguido. En la actualidad, la discriminación de la mujer en el trabajo, la desigualdad salarial, las trabas a las bajas por maternidad o el desequilibrio en el reparto de las tareas del hogar siguen afectando a muchas trabajadoras.
Las mujeres se han incorporado al mundo laboral desde la década de 1980, lo que también ha traído consigo algunos problemas que aún tienen por resolverse. La imagen del hombre que llega a casa exhausto tras muchas horas de trabajo, se enfunda las zapatillas y se acomoda en el sofá mientras espera a que su mujer le sirva la cena no es cosa del pasado. No es tan sencillo modificar la mentalidad y, en las sociedades occidentales, aún persisten preconceptos o valores de un machismo que no acaba de asumir que las mujeres puedan ser iguales que los hombres. Muchos varones se sienten decepcionados si su pareja no “cuida” de ellos y muchas mujeres se ven obligadas a “cumplir” con sus tareas para no defraudarlos.
Como bien subraya el presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, y de ARHOE, José Luis Casero, todavía queda mucho por hacer en el campo de la igualdad de género. “La tibieza en este aspecto, que a menudo detectamos en nuestros gobernantes, fuerzas sociales y en los propios ciudadanos, solo conduce a la perpetuación de un sistema de vida injusto y arbitrario para las mujeres”. Con una reivindicación “valiente y constante” y, sobre todo, con medidas concretas se podrá avanzar hacia un empoderamiento de la mujer.
La mentalidad de un buen número de empresarios de España respecto a la mujer trabajadora sigue anclada en unas ideas “retrógradas”. La capacidad de un trabajador no se mide por el tiempo que se permanece en el puesto de trabajo sino por su efectividad y excelencia en la realización de su tarea. Las empresas que han roto con esas ideas preconcebidas están alcanzando muy buenos resultados en cuanto a productividad y satisfacción e implicación de los trabajadores. Por tanto, la mujer debe ser estricta y saber decir “no” a incumplimientos injustificables de la jornada laboral y reivindicar la conciliación como un derecho.
Es el momento de reflexionar acerca de los avances obtenidos, defender las conquistas de las mujeres, reconocer los desafíos por alcanzar, pedir más cambios y dirigir mayor atención a los derechos de las mujeres y de la igualdad de género para motivar a todos a hacer la parte que les corresponda. Todavía nos queda mucho por recorrer.
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