lunes, 23 de febrero de 2015

Madrid paga primas a jueces por medio de una empresa privada

Vía El País

El Gobierno de la Comunidad de Madrid mantiene, desde 2011, un pacto con la firma tecnológica Indra para que, esta multinacional, pague retribuciones periódicas, establecidas por contrato, a jueces, fiscales, secretarios y funcionarios judiciales, a cambio del asesoramiento que estos prestan en el desarrollo de nuevas aplicaciones informáticas que permitan agilizar la justicia madrileña. En total, son 32 los juristas que han intervenido (muchos siguen haciéndolo), entre ellos el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Francisco Vieira, en unas tareas de asesoramiento que, de momento, han supuesto a Indra un desembolso cercano a 230.000 euros.

Paga Indra porque así lo establecen las bases del concurso público que ganó esa empresa, según fuentes de la compañía, pero la orden de esos pagos proviene de la Consejería de Justicia de Madrid, a través de su filial 100% pública ICM (Agencia Informática y de Comunicaciones de la Comunidad de Madrid). Las relaciones contractuales entre ICM e Indra están siendo investigadas por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en el marco de la Operación Púnica, ante los numerosos indicios que apuntan a la existencia en el pasado de facturaciones falsas del Gobierno de Ignacio González a través de Indra. El actual consejero de Justicia de Madrid, Salvador Victoria, es uno de los tres aforados que han salido salpicados en la red púnica.

Este sistema estructurado y periódico de pagos a juristas (a razón de entre 400 y 600 euros al mes, en función de la duración de cada una de las tres fases de que se compone el proyecto tecnológico) fue ideado durante la etapa final del mandato de Esperanza Aguirre (en diciembre de 2011). No obstante, la segunda y la tercera fase (las más importantes y mejor nutridas económicamente por el Gobierno regional) se están consumando y ejecutando durante el Ejecutivo de González.

En la práctica, la inmensa mayoría de las empresas privadas contratan a técnicos informáticos para que introduzcan y enseñen a sus trabajadores, con obligación de asistencia, las nuevas tecnologías, pero normalmente no se retribuye a los trabajadores por esa formación. En este caso, los jueces exigieron cobrar por su participación y Justicia trasladó a Indra los pagos.

 
Todo surge cuando la Ley 18/2011, de 5 de julio, que regula la denominada agenda digital, impone la obligación de introducir, en los juzgados y tribunales, mejoras informáticas para reducir las esperas de la justicia y hacerla más ágil, interconectando los juzgados y las fiscalías, en el marco de sus respectivas jurisdicciones (Civil, Penal, Menores, Incapacidades...). Para construir las nuevas herramientas informáticas, Indra necesitaba la colaboración de los usuarios (los juristas) con el fin de conocer sus necesidades e implementarlas mediante la adecuada aplicación informática. Pero los jueces se negaron ante Justicia a colaborar si no se les daba una compensación económica por asistir a las reuniones con los técnicos de Indra. Y así lo expuso en distintas reuniones, en nombre de ellos, el presidente del TSJ de Madrid. Fue entonces cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid pactó que fuese Indra —como adjudicatario del proyecto informático, que empezó a finales de 2011 y cuya tercera fase está previsto concluya en 2017— la que pagase a los juristas. Las tres fases para acometer este proyecto tecnológico se las ha adjudicado Indra, en concurso abierto. Al último concurso, el ahora en marcha, solo concurrió Indra.

En los sucesivos pliegos de contratos para la ejecución y desarrollo de las aplicaciones se recoge que los usuarios del cliente, la Consejería de Justicia, a través de ICM, deben colaborar con el desarrollo de la aplicación y “revisar y validar” finalmente el proyecto, pero no se especifican remuneraciones concretas a nadie. Indra ha pagado a estos colaboradores del dinero de las contratas (las tres fases han sido adjudicadas en 6.011.441,42 euros).

Distintas fuentes judiciales han mostrado su sorpresa a EL PAÍS por que se estén dando retribuciones a jueces y fiscales por colaborar en la construcción de sus propias herramientas informáticas. “No sé si será legal, pero desde luego parece poco estético”, afirma un magistrado. Les llama la atención que estos pagos “no los haga directamente, en su caso, la Consejería de Justicia a través de ICM y se los trasladen a Indra por la puerta de atrás”. Indra es una empresa con capital muy mayoritariamente privado, y factura anualmente a la Comunidad unos 12 millones de euros.

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