jueves, 5 de febrero de 2015

Ligarse a una pija, o por qué Ciudadanos sigue hecho CISco

Por Juan Soto Ivars, vía El Confidencial

En los años universitarios, ligarse a una pija era como matar un tigre, como derribar de un golpe a Apolo Creed, como ganar las elecciones generales. El que se ligaba a una pija una noche obtenía cien años de respeto, se le hacían loas y églogas y empezaba a ligar, de forma mágica, con todo bicho viviente. Yo jamás lo conseguí. Y Astur, uno de mis maestros en el arte del aquí te pillo aquí te mato, siempre me explicaba por qué. Me daba una lección que le vendrá bien a Albert Rivera después del enésimo fracaso en el CIS.

Para ligarse a una pija, me decía Astur, no basta ser guapo, tener gracia o ser un ágil bailarín. Para ligarse a una pija no basta disfrazarse de pijo ni inventar que tu padre es presidente de Telefónica. No, Juan, no, me decía, cariñoso y paciente, sabio y melancólico: no importa cómo se desarrollen las cosas durante la fiesta, cuántas lentas hayas bailado con la pija, cuántos litros de colonia Tommy Hilfiger te hayas echado por encima.

A las pijas no las hace pijas el gusto por el pendiente de perlas, ni el flequillito, ni el dinero de papi, ni las braguitas Naf Naf de las que viste un glorioso reborde color rosa palo en la pista de baile. Tampoco las hace pijas conducir un Mini blanco durante sus años universitarios.

El misterio de las pijas, me decía Astur, es que están diseñadas para encontrar un hombre que les dé pija descendencia, hijos pijos a su imagen y semejanza. El ‘no’ de una pija significa que te ha olido y sabe que, tal como vives, nunca serás un triunfador. Que podrá irte bien, que podrás ser muy listo y escribir buenos libros, pero jamás tendrás un yate.
 
Porque las pijas son detectores vivientes de éxito futuro. Son hijas de pijas, nietas de pijas, son lo que queda de aristocracia en este mundo. Porque la aristocracia ya no se perpetúa con los privilegios de clase, sino con un complejo sistema de selección natural. No la mantiene el dinero de los hombres, sino la selección de las pijas en las discotecas de Serrano.

Fue una lección valiosa y fácilmente trasladable al panorama electoral. ¿Por qué un tío con coleta y camisa del Alcampo se liga a la pija del PSOE? ¿Por qué Rivera, tan monín, tan encorbatado, no se liga a la pija del PP? Mes a mes, trimestre a trimestre, UPyD y Ciudadanos se mantienen hundidos en la laguna estigia del CIS, ahogados en marejada de colores de los bajos del gráfico, mientras PP, PSOE y Podemos navegan en la lancha motora hacia las costas del tripartidismo.

Una pista: que Carmen Lomana se vaya de juerga con Monedero es un asunto desprovisto de toda frivolidad. Carmen Lomana es una pija y el electorado español es otra.

Después de una noche frustrada, los fracasados nos juntábamos a discutir por qué no nos hacían caso, igual que ahora mismo, mientras escribo esto, bullen en preguntas los despachos de Ciudadanos y UPyD. Saltar del 3 o 4% de intención de voto al 24 es quitarle al PP la pija con la que baila, llevarse al electorado conservador, el votante de centro-derecha.

En la desesperación de la derrota, podrá pensar Albert Rivera que el centro-derecha no quiere alternativas o, dicho de otro modo, que el voto conservador opina que las cosas están bien como están. Nosotros hacíamos lo mismo tras el fracaso con las pijas. ¡No nos quieren, nunca nos querrán! Diríamos que habíamos estado a punto, que la pija se tuvo que ir, que la perdimos de vista cuando estaba en el bote.

Si uno escucha a Rivera más de cinco minutos, puede acabar en ese mundo de fantasía donde el PP cae por la misma escalera que el PSOE. Sin embargo, CIS a CIS, la pija que cerca Rivera se va con el PP. ¿Por qué?

Porque la pija huele que Ciudadanos y UPyD van a fracasar. De aquí a las elecciones, la única alternativa de estas formaciones es hacer como Podemos: proyectar éxito a cada paso, creer, casi con fanatismo, que van a ganar. Abandonar esa pose perdedora, dejar de conformarse con ser partidos de oposición. Entonces, puede que la pija huela el éxito futuro, y que estos dos partidos de centro-derecha consigan quitársela al PP y sacarla de la discoteca de Serrano. Algo que nunca logré yo.

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