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lunes, 16 de mayo de 2016

¿Quiere saber si tiene malaria? Sople aquí

Vía El País

Un equipo de investigadores de Estados Unidos está desarrollando una prueba para detectar la malaria a través del aliento
 
El diagnóstico de la malaria podría resolverse de una manera tan fácil como soplar. Un equipo de investigadores de Estados Unidos está desarrollando una prueba que permitirá detectar esta enfermedad a través del aliento y que podría ofrecer una alternativa rentable a los análisis de sangre, hasta ahora la única vía para detectar una enfermedad que mata a alrededor de medio millón de personas cada año, la mayoría niños menores de cinco años en África subsahariana.

En un estudio piloto en Malawi, los científicos fueron capaces de detectar y diagnosticar la malaria en el aliento exhalado de los niños con un 100% de exactitud. "Realmente, es muy parecida a los test de alcoholemia que se realizan a los conductores para evitar que circulen borrachos", explica la doctora Audrey Odom, profesora de pediatría y biología molecular en la universidad de Saint Louis de Washington (Estados Unidos).  Según la doctora Odom, el dispositivo no requerirá un observador capacitado o persona entrenada para usarlo.

El sur de Mozambique reduce un 92% los casos de malaria

Un proyecto piloto del ISGlobal de Barcelona logra rebajar la cifra de infectados en el primer trimestre de 2016 a 286, 3.334 menos que en el mismo período de 2015.
 
Corren buenos tiempos para el ejército de epidemiólogos que luchan para erradicar el paludismo en el mundo: la malaria puede tener los días contados en el sur de Mozambique, uno de los 10 países con mayor carga de la enfermedad en el mundo (la prevalencia oscila entre el 3% y el 50% de la población). La buena nueva se desprende de los resultados preeliminares del proyecto llevabo a cabo en el distrito de Magude por la Alianza Mozambiqueña para la Eliminación de la Malaria (MALTEM). El programa piloto de MALTEM ha logrado reducir alrededor de un 80% los casos de paludismo en la zona. Esta disminución llega incluso al 92% en los centros sanitarios de Magude, donde la cifra de infectados registrados en el primer trimestre del año pasó de 3.620 en 2015 a 286 en 2016. Aunque los datos recogidos hasta ahora son sólo "indicios" de lo que proyectarán los datos epidemiológicos reclutados sobre el terreno, los expertos ya avanzan unas "perspectivas excelentes" para un país donde, según los últimos datos que manejan las autoridades nacionales, se detectaron cuatro millones de casos nuevos en 2013.

A golpe de campañas de sensibilización y fumigaciones sistemáticas en el campo de batalla, los investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que coordina el proyecto, han dejado bajo mínimos la enfermedad. La malaria es causada por un parásito (plasmodium) que se transmite a los humanos a través de la picadura de un mosquito (anopheles) infectado. En Magude, un distrito de cerca de 60.000 habitantes ubicado en la provincia de Maputo, la prevalencia de la enfermedad ronda el 10%. "Escogimos Mozambique porque es donde el ISGlobal ha estado trabajando desde hace años y una de las zonas donde más malaria hay hoy en día, sobre todo en el norte. Buscábamos una zona donde hubiese malaria pero tampoco niveles altísimos y encontramos que Magude era un buen sitio para testar el programa y demostrar que es posible eliminar la malaria en el contexto africano", explica Alfredo Mayor, uno de los investigadores del ISGlobal. El propósito de la Alianza es erradicar la malaria en la zona más meridional de Mozambique antes de 2020.

martes, 1 de diciembre de 2015

Kaboré gana las elecciones presidenciales en Burkina Faso en la primera vuelta

El exprimer ministro de Burkina Faso, Roch Marc Kaboré, ha sido declarado este martes como vencedor de las elecciones presidenciales celebradas el domingo en el país, haciéndose con el 53,5 por ciento de los votos.

lunes, 27 de julio de 2015

Cobertura sanitaria universal, una cuestión de voluntad

Vía El Mundo

Un informe asegura que los países deben priorizar atender a toda la población.

"Vine a dar a luz aquí porque necesitaba una cesárea. Cuando todo acabó, me dieron la factura pero, como no pude pagarla, mi médico me dijo que no podía abandonar el centro hospitalario. No me dejan hacerlo con mi bebé y aquí se pasa hambre. No sé cuánto podré resistir la situación". Este es el testimonio de una paciente de 18 años de la Louis Rwagasore Clinic, en Bujumbura (Burundi), citado en el informe Ofrecer cobertura sanitaria universal: guía para políticos, presentado en la Cumbre Mundial de Innovación en Salud promovida por Lord Ara Darzi.

jueves, 19 de febrero de 2015

Aprobada la privatización de los Ferrocarriles Nigerianos

Por Sergio Ruiz

El Consejo Ejecutivo Federal de Nigeria ha aprobado la Ley de la Autoridad Ferroviaria Nigeriana 2014, que abrirá al sector privado la actividad ferroviaria y por la que el gobierno renunciará al control de la infraestructura ferroviaria, que data de la Ley del Ferrocarril de 1957.

 La ley permite al sector privado construir, operar y mantener la red nigeriana, de 3.557 kilómetros y ancho 1.067 milímetros, bajo control en la actualidad de la Corporación Nigeriana de Ferrocarriles (NRC). La ley ha sido enviada a la Asamblea General para su debate antes de ser aprobada.
NRC afirma que se necesitan inversores privados y asesoramiento técnico para recuperar la mal mantenida red ferroviaria de Nigeria, que consiste en dos líneas principales entre Lagos y Nguru y Port Harcourt y Maiduguri.

Velocidad limitada a 35 km/h

El 21 de diciembre de 2012, el Gobierno de Nigeria inauguró los servicios intercity de pasajeros y productos petrolíferos entre Lagos y Kano. Estos servicios ferroviarios complementan los existentes entre Lagos-Ilorin y Minna-Kano. La ruta Lagos-Kano tiene una longitud de 1.126 kilómetros. Este segmento es el único operativo hoy día en la red nigeriana.

La aprobación de la ley revive ahora los antiguos planes para la creación de tres concesiones independientes de veinticinco o treinta años, por las que empresas privadas gestionarían el corredor ferroviario central, oeste y este.

La Corporación Nigeriana de Ferrocarriles había llegado a tener 45.000 empleados entre 1954 y 1975, pero, en la actualidad, sólo posee 6.516. No se han adquirido nuevos vagones desde 1993, y algunos de los existentes datan de 1948. Las condiciones de la vía limitan la velocidad a 35 km/h.



miércoles, 11 de febrero de 2015

Coalición africana contra Boko Haram

Por Sergio Ruiz

Los países africanos, finallmente, están respondiendo de forma conjunta y sobre el terreno a la amenaza terrorista/yihadista Boko Haram. Desde hace meses, soldados cameruneses han actuado con todos sus medios  para frenar el avance de los radicales islamistas en el interior de su país. Ahora, cuentan con el decidido apoyo del Ejército de Chad, que ha movilizado a unos 2.000 efectivos. El último país en sumarse a esta fuerza militar conjunta ha sido Níger, cuyo Parlamento ha aprobado la movilización de 750 soldados. Se espera que Benín se incorpore en las próximas semanas. “Hace años que Boko Haram está ahí, pero ahora se ha convertido en un monstruo”, ha asegurado el presidente de Níger, Mahamadou Issoufou
 
La coalición militar desplegará 8.700 soldados al norte de Nigeria

Hasta ahora, los esfuerzos por poner en marcha una operación común no habían fructificado, debido a las rivalidades entre los propios países africanos, principalmente entre Nigeria y Camerún. La amplitud y virulencia de los últimos ataques de este grupo terrorista, cuyo radio de acción ha sobrepasado los límites del norte de Nigeria y se extiende por las zonas fronterizas de Camerún, Níger y Chad, han forzado la cooperación. La cumbre de la Unión Africana (UA), celebrada a finales de enero, aprobó el despliegue de 7.500 soldados, que posteriormente ha ampliado a 8.700. El marco de la coalición regional integra a la propia Nigeria, hasta ahora reticente a incursiones extranjeras en su territorio; Camerún, Chad, Níger y Benín. Para ello, la UA ha solicitado la financiación de Naciones Unidas, mediante una resolución del Consejo de Seguridad. 
 

A principios de febrero, soldados chadianos recuperaban la localidad nigeriana de Gamboru, tomada por los yihadistas, después de someterla a un intenso bombardeo. Horas después, Boko Haram lanzaba un contraataque en Fotokol (Camerún), sólo separada de Gamboru por un puente, pero se encontraba con la respuesta conjunta de chadianos y cameruneses. Se estima que unos 200 yihadistas murieron en estas acciones. Por su parte, aviones franceses con base en Yamena, la capital chadiana situada tan solo a unos 50 kilómetros, están llevando a cabo operaciones de reconocimiento en apoyo a esta intervención militar, según han confirmado fuentes oficiales galas, citadas por AFP.

Níger se suma a la operación conjunta para frenar a los yihadistas

La ribera del Lago Chad no es el único escenario de esta guerra. En los últimos días, Boko Haram ha lanzado cuatro ataques en la ciudad de Diffa (Níger), muy cerca de la frontera con Nigeria. En el último de ellos, una bomba explotó en el mercado, provocando un muerto y una quincena de heridos. Días antes, los radicales islámicos habían atacado la prisión para intentar, sin éxito, liberar a una treintena de yihadistas detenidos, mientras que una terrorista suicida provocó seis muertos más.
 
Shekau, líder de Boko Haram
El emir Abubakar Shekau, escurridizo líder de Boko Haram, ha respondido ante la nueva situación. “Su alianza no llevará a nada, junten todas sus armas y luchen contra nosotros, son bienvenidos”, aseguraba en un vídeo difundido a través de Internet. “¿Qué envían 7.000 soldados? ¿Por qué no 70 millones? Por Alá que el número es pequeño”.
 

Nigeria retrasa las elecciones por Boko Haram

Por Sergio Ruiz

La Comisión Electoral Nacional Independiente de Nigeria (INEC, por sus siglas en inglés) ha anunciado que las elecciones presidenciales y legislativas, previstas para su celebración el 14 de febrero, se aplazarán hasta el 28 de marzo, por motivos de seguridad. En los comicios, los más reñidos desde el fin de la dictadura en 1999, el actual presidente del país, primera potencia económica del continente africanos, Goodluck Jonathan, se juega la reelección frente al líder de la coalición opositora, el general Muhammadu Buhari, que ya ocupó el poder a mediados de los ochenta. Jonathan, que guardó silencio tras el ataque de Boko Haram a la ciudad de Baga, que costó la vida a cerca de 2000 personas, ve como su política de reelección sufre un trapiés inesperado.
 

El presidente de la INEC, Attahiru Jega, ha explicado en rueda de prensa que el organismo está preparado para que se celebren las elecciones. El problema radica en la insurgencia del grupo terrorista islamista Boko Haram, que ha obligado al Ejército a volcarse en el noreste del país, con lo que no se considera que hayan unas medidas de seguridad mínimas, ha informado el diario Vanguard.
 

"La comisión no puede ignorar a la ligera las advertencias de los jefes de seguridad... El riesgo de instar a la gente a ejercer sus derechos democráticos en una situación donde la seguridad no está garantizada exige una enorme responsabilidad", ha manifestado Jega
 
La violencia brutal y creciente de la secta islamista radical, Boko Haram ("la educación occidental está prohibida", en lengua hausa), que ansía un califato en el noreste del país, ha causado la muerte de miles de personas en los dos últimos años. Las elecciones a gobernadores y al Senado nigeriano, así mismo, se aplazan del 28 de febrero al 11 de abril. Con estas seis semanas, la INEC perfeccionará las estrategias para que se consigan unas elecciones pacíficas, libres y justas, según ha manifestado el presidente de INEC, Jega.

jueves, 29 de enero de 2015

Boko Haram y el gris terror. El color de las niñas perdidas

Por , blog "África no es un país", El País

Ellos. Ellos firman sus obras criminales con una bandera blanquinegra que cuelgan en aquellos lugares que atacan; en los edificios, vehículos o cerca de las personas que convierten en ceniza y humo, ese gris bokoharam sello de la casa. El mismo tono de los vestidos -- musulmanes, dicen -- que han impuesto a sus víctimas más famosas, las 276 niñas secuestradas en Chibok (Borno State, Nigeria), el pasado abril, tal como se ve en una fotografía de impacto mundial. He ahí una masa de mujeres sin matiz, sólo rostros, alguna mano, ninguna forma de cuerpo perceptible. Sentadas. Calladas. Dominadas.

Tú. Tú te llamas Mary Ussman o Rebecca Luka... y andas como una niña africana pobre y precavida cualquiera, por los mismos senderos y aldeas. Te mueves entre el sofoco del aire saheliano, ese polvo rojo sangre de la tierra, el pespunteado boscoso de los árboles, la maraña de puestos de ultramarinos y los coches destartalados que se cruzan a tu paso. Sales cada mañana de tu casa, pensando en tus asuntos (pesares de adolescente, exámenes de hoy mismo...), vestida de uniforme escolar; ese verde o azul habitual de los colegios africanos, según el centro sea musulmán o cristiano. No hay distingos aquí y sí convivencia. La religión en muchos lugares de Nigeria no es tema, ni problema.

 


Tú vives tu vida de niña.

Pero todo alrededor, en el Nordeste, el territorio en que habitas, sufre de estado de emergencia.

Las rehenes de Chibok no lo sabréis, seguramente. Pero vuestro destino se escribió un día de 2002 cuando se constituyó Boko Haram, otra secta más de hombres fanáticos, insurgentes como los de Al Shabab, Ansar Dine, ISIS..., con la idea de implantar la Ley y el Estado islámicos. Lo occidental, el objetivo.

Que no es la primera vez que ellos raptan y matan y explosionan ni será la última, lo saben bien ya desde hace mucho los casi 170 millones de habitantes de este país, el mayor productor de petróleo, la mayor economía del continente, uno de los más corruptos, y de los que más pobres acumula en su territorio: setenta por ciento de la población; seis millones de niñas que no pisan la escuela. Lo saben bien también los políticos locales, nacionales e internacionales que hacen caso omiso (o no) al terror según momento y conveniencia. Lo saben en la capital, Abuja, donde ellos han volado edificios un día de Año Nuevo; han prendido coches al paso de festejos, arrojado bombas en sedes de Policía y de Naciones Unidas… El mismo día de tu secuestro, queman un depósito de autobuses. Decenas de vehículos virados del rojo al negro hollín infierno.

Ellos son sanguinarios. Tanto que pocas semanas antes de ir a por ti, chica de Chibok, se cebaron en un colegio masculino de Yobe State, allí donde su líder, Abubakar Shekau, antaño estudiante de teología y ahora asesino en el nombre de Dios, vino al mundo un día de los años setenta. Él mismo, cabe pensar, podría haber sido víctima en manos de otro violento cualquiera. Pero este radical de radicales, ya se ve, eso no se lo plantea. Y tampoco tiene pudor en colocar bombas en mezquitas repletas de fieles (julio 2012, Maiduguri) con la idea de cargarse a los más moderados del Islam (y matar a uno de sus máximos líderes en Borno, El-Kanemi), a los que le contradicen y le piden que cese la violencia.
Cuatro semanas después del rapto aparece Shekau en un vídeo, impecablemente vestido en blanco y negro, agarrado a un arma, con gorro y barba bien cuidada. Buena vida lleva. Y habla enloquecido, en hausa, con una cólera que una religión como tal nunca debería permitirse. Lanza proclamas contra los males de Occidente. La mujer como diana siempre. Tú y otras, la mitad de las raptadas, aparecéis en imagen. “Irreconocibles”, dirán luego algunos padres, rotos en lágrimas, al New York Times. “Deberían estar casadas y no en la escuela”, vocifera el líder antes de amenazar con venderos como esclavas, cual botín de guerra.

A los chavales de Yobe los sacaron también a gritos del colegio; los pusieron en fila y acabaron a tiros con cincuenta y nueve de ellos. Luego dejaron que el fuego hiciera a gusto su trabajo en el edificio. Pirómanos, se diría, dejan todo siempre en llamas, hasta reducirlo a la nada; allí ardieron, incluso, cuerpos “aun sintiendo”, tal como dijeron los que estuvieron cerca y vieron y olieron y hablaron con los diarios locales, el Premium Times,el que más informa.

Todo reducido a la nada, menos el miedo, que adquirió ese día altura estratosférica.

Tú. Tu nombre es Saratu Dauda o Hasana Adamu o Mairama Abubakar... y entras ese 14 de abril en la clase de tu escuela pública, la Chibok Goverment Girls Secondary School, una construcción de una sola planta, ocre y mal acabada como tantas en el África paupérrima. Te sientas en un banco de madera espartano, una pizarra apenas, el suelo de cemento gastado, cortinas de tela claveteadas en las jambas de las ventanas... “Pam, pam, pam, oigo disparos y me digo: 'estos han venido, han venido", contará luego en un vídeo de The Associated Press el padre de una de las víctimas.

Y sí sucede que sí, que ellos llegan, hombres armados en camiones, que te empujan y te arrastran y te llevan. Por ser mujer y ser alumna, cristiana o musulmana. Por querer ser educada. Porque su nombre mismo ya indica: Boko Haram, “la educación occidental es pecaminosa”. O mejor, en árabe, Jama'atu Ahlis Sunna Lidda'awati wal-Jihad, lo que significa Comité Popular para la Propagación de las Enseñanzas del Profeta y la Yihab. Ambiciosa tarea.
"Le pido a Dios que permita que mi hija regrese, ella es mi futuro”, sigue el progenitor de la hija robada. Un acto este, robar, que Mahoma prohíbe en todas sus letras.

Y qué conclusión tan sencilla para los tuyos, para quién lo ha perdido todo: pretender ser mujeres educadas os conduce, una a una, a ser secuestradas ayer, desaparecidas hoy (ese "no existir existiendo" que tanto y tan bien conocen los familiares de los seres perdidos). Seguramente violadas y vendidas estéis ya, a estas alturas, mucho más allá de la frontera con Camerún, Níger o Chad.

Desde éste, el más sonado, secuestro de Nigeria, los milicianos de Boko Haram han seguido raptando sin prisa pero sin pausa: ayer veinte jóvenes fulani a las que quieren cambiar por ganado; hoy, cien pescadores de Doron Baga, cerca del Lago Chad, a los que luego liberarán las tropas chadianas; mañana, cualquiera. Y regando de cadáveres las cunetas en nombre del yihadismo, ese radicalismo que se nutre aquí de Al Qaeda y el plus vitaminado de armas sobrantes en la guerra libia. Entre cuatro mil y doce mil víctimas mortales suman, según a quién se pregunte. Más de mil muertos llegaron a acumular en sólo dos meses; una marca que les da podio: ser el grupo terrorista más brutal desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Este gran apetito de destrucción se les abrió tras la desaparición en custodia policial del líder Mohamed Yusuf, en 2009. Los antepenúltimos acribillados fueron 300 civiles, en los mercados de Gamboru y Ngala. Las dos poblaciones convertidas, de nuevo, en escombrera gris bokoharam. Fusiles, granadas de mano, bazucas, machetes, armas de todo formato usan.

Al Qaeda del Magreb (AQIM) suministra material y cada vez organizan atentados más elaborados: rodean una localidad y la masacran. De la última, Bama, tuvieron que huir en un suspiro más de cinco mil personas. Maiduguri, la capital de Borno State, es su base logística. Dicen que ahora son muchos miles los que se unen. La pobreza es el caldo; el dinero fácil, la golosina y la vía. La motocicleta, una señal de que se acercan: su medio de transporte preferido. Las redes sociales, en su campo de mira.

Actúan cual guerrilla, tanto y tan rápido que los soldados y policías nada quieren o pueden hacer. Y a veces casi mejor para la población civil, acogotada entre dos aguas: las fuerzas de seguridad cargaron un día contra medio millar de hombres acusándoles de terrorismo sin mediar investigación alguna. Otro, fueron medio millar los detenidos, simples viajeros del Sur hacia el Norte, sospechosos de ser miembros.

Palos de ciego del ejército y el gobierno.

Las dos narrativas que, asegura el investigador Adeolu Ademoyo, destila el caso Boko Haram: un instrumento de la oposición o un instrumento del presidente Jonathan de cara a la reelección... Y el temor de una crisis nacional producto de tanta violencia.

Tú, Ruth Amos, no sabes nada de esto porque estás incomunicada y retenida. Ignoras que abundan las críticas contra la ineficacia del ejército, que ni cuenta ni interviene y se queja a su vez de falta de medios.

Tú no sabes que el presidente Obama le ha declarado la guerra total al yihadismo.

Que la Unión Africana ha propuesto crear un fondo especial mundial para luchar juntos contra este cáncer que a todos amenaza.

Que abundan las manifestaciones de protesta en las calles de tu país, antes y después de cumplirse los cien días de tu rapto, y frente a los consulados de todo el mundo y mucho más allá, online.

Que arden las redes sociales, desde Michelle Obama hasta el infinito, portando tu foto, y han volado los mensajes por tu liberación. Pidiendo acción y solución.

Que el desasosiego se aprecia en la cartelería: “Nigeria, el Estado fallido”, “Todas las niñas somos nosotros”, “No rescue, no vote”, “Boko Haram no es Islam”, “La próxima puede ser tu hija”, “Bring back our girls”... y corre al ritmo de los hashtags en Twitter.

La diferencia es que mientras la atención mundial se cansa pronto y languidece con el tiempo, ellos siempre perseveran.

Porque a Boko Haram nada de esto le importa. Tampoco que los líderes internacionales envíen expertos y soldados y armas, que haya ya drones sobrevolando el bosque de Sambisa cercano, que pongan precio jugoso a sus cabezas, que el rostro de Abubakar Shekau, elbinladen negro lo llaman, cuelgue cual rapero popular en los carteles de las plazas...

Ellos. Ellos están en otra liga. Dominan el terreno de juego. Se permiten jugar al desconcierto; ahora han cambiado de estrategia. Ya no buscan sólo víctimas en esa esquina del África subsahariana, ahora quieren territorio. Para cerrar, así, un primer círculo de dominación y proclamar el califato; uno sin califa, pues Shekau no tiene linaje que le alcance para tanto.

Infiltrados en los pueblos y en los campos, llegan donde no llega el ejército. Se han hecho ya con trece ciudades en el Norte de Nigeria, en los estados de Adamawa, Borno y Yobe. Se permiten incursiones incluso más allá de la frontera, en Camerún, para hacerse con rehenes. Cuanto más occidentales, mejor.

Disfrutan en sus atentados. Los terroristas son actores, simulan ser predicadores y soldados. Sucedió en Gwoza. Convocaron a los hombres para hablar al centro de una plaza y abrieron fuego luego. Una sangría de al menos doscientas vidas. Sucedió en Damaturu (Yobe State); atacaron un establecimiento donde veían el campeonato mundial de fútbol. Muy occidental. Se transmitía el partido Brasil-México. Acabó entre hurras con una veintena de muertos. Ganador: otra vez ellos. Y el miedo.

Carreteras enteras, como la de Gwoza a Maiduguri, la capital de Borno, convertidas ya en "no-go road".

Limpieza del territorio lo llaman ellos.

El gris muerte que arrasa.

Tú. Tú te llamas Rose Daniel, diecisiete años. Y regresas al poco del secuestro ante los ojos de los tuyos, en esa foto de grupo en todo el mundo conocida. Regresas convertida en masa y mancha gris opresión. Tu madre, tu padre, tu hermano, tu vecino... buscan tu cara entre las chicas. Te encuentran. Y apenas te reconocen.

Quizá un día llegues a saberlo: un fotógrafo de Reuters llamado Joe Penney le ha dado la vuelta a esta doble humillación a la que os han sometido. Ha intentado rehacer vuestra dignidad doblemente arrebatada: el secuestro de vuestra persona y el de vuestra imagen, al borrar de ella todo rastro de tu personalidad, el calor de la edad, el color de las ropas africanas habituales y de tu pelo, la amplitud de tu sonrisa...

Penney, inmenso, te ha devuelto tu rostro verdadero retratando a tu madre, Rachel Daniel, de treinta y cinco años, junto a tu hermano Bukar, de siete, sujetando una de tus fotografías de ese pasado ya para siempre perdido.

Porque ya aunque regresaras hoy, nunca serás la misma.

Y esa es la pregunta más repetida. “¿Volverán las chicas?”. La plantean las familias y los ciudadanos a los policías, a los expertos, a los profesores, a los periodistas... El ex presidente del país, Olusegun Obasanjo, se atrevió a responderla. “Sí, volverán, pero sólo algunas... otras se han ido ya”, dijo, omitiendo el "para siempre".

Medio centenar de ellas (53) logró huir durante los primeros días. Otras cuatro lo han hecho en junio mismo. Una de estas, Sarah Lawan, de diecinueve años, contó a The Associated Press, ante las familias, cómo las transportaron en camiones y las amenazaron; cómo muchas podrían haber escapado saltando del vehículo como hizo ella. Pero no lo hicieron. La mayoría sufría parálisis. Por horror.

Y así, casi seis meses después de tu secuestro, las aldeas de Borno y Yobe y Adamawa permanecen destrozadas por fuera, desgarrados sus habitantes por dentro. Tan desesperados los vecinos, que para no atraer a los terroristas, cuando estos matan y dejan en las calles los cuerpos, han decidido mandar a las mujeres más mayores a recoger y enterrar sus restos.

Saben que sólo ellas se librarán de ser atacadas, violadas, raptadas, desaparecidas...

Madres, abuelas, tías... ancianas trabajando con sigilo.

Día tras día.

Un muerto tras otro muerto.