martes, 13 de enero de 2015

Reflexiones sobre Haití cinco años después del terremoto

Vía Marc Vincent para UNICEF

Han pasado ya cinco años desde que un terremoto sacudiera Haití. Hoy en día no hay duda de que la situación de los niños está mejorando. Existen pruebas claras de un progreso importante; sin embargo, todavía queda mucho más por hacer.
Hoy vemos las consecuencias de una sólida alianza establecida entre UNICEF, el gobierno haitiano y sus asociados. Las sonrisas infantiles ilustran lo que hemos logrado juntos. En la actualidad, tres de cada cuatro niños en edad escolar primaria (de 6 a 11 años) van a la escuela, en comparación con poco menos del 50% en el período 2005-2006.

Las tasas de mortalidad de menores de cinco años y las tasas de mortalidad infantil han disminuido de manera constante durante los últimos 15 años, una dinámica que el terremoto ralentizó, pero que no interrumpió. En 2005, uno de cada 10 niños menores de cinco años sufría desnutrición, pero hoy en día es uno de cada 20. En todo el país, dos de cada tres hogares tienen acceso a agua potable, un aspecto clave de la prevención de enfermedades.


Casi tres años después de reunirse con los supervivientes de su familia –después del terremoto– a Mitchialine le van bien las cosas.

El sistema nacional de protección de la infancia se fortaleció, paso a paso, con la ratificación por Haití de los dos nuevos protocolos de la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención de La Haya sobre Adopción. El Código de Haití sobre la Protección de la Infancia está listo para su aprobación por el Parlamento. Siete de cada 10 niños tienen ahora un certificado de nacimiento, es decir, una identidad.

El país ha pasado la página de la miseria a la esperanza, de la asistencia a la acción. En UNICEF buscamos construir y potenciar las capacidades de los agentes locales. Las familias, las comunidades, los maestros, los médicos, las enfermeras, los periodistas y los artistas son los cimientos de los avances que hoy día percibimos. Nos estamos moviendo en la dirección adecuada, pero tenemos que hacer más, porque todos y cada uno de los niños y niñas cuentan.

Hay una creciente brecha entre los ricos y los pobres, los que tienen y los que no tienen. En el Haití de hoy, uno de cada 10 niños menores de cinco años muere a menudo por causas prevenibles. Más de uno de cada 10 niños en edad escolar primaria no acude a la escuela. En las zonas rurales, sólo uno de cada dos hogares tiene acceso a agua potable. Ocho de cada 10 niños de 2 a 14 años son víctimas de abusos físicos o psicológicos. Uno de cada dos niños de 5 a 14 años tiene que trabajar para ganarse la vida. Todos los días, muchos niños siguen despertándose en uno de los 105 campamentos para desplazados. La epidemia de cólera, que se ha cobrado más de 8.000 vidas desde 2010, sigue causando sufrimiento y muerte. 

Pero haber nacido en Haití no implica que el derecho del niño o la niña a la educación, la vida, la protección y la participación tenga menos peso que en otros lugares. Más bien es todo lo contrario: nosotros, individual y colectivamente, debemos esforzarnos más para transformar los derechos de los niños más vulnerables. El 20 de noviembre de 2014, el mundo celebró el 25° aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, que confirma una obligación compartida. Hoy tenemos la oportunidad de reafirmar nuestro compromiso con los niños de Haití, para garantizar la realización de los derechos de todos ellos y la posibilidad de que alcancen su verdadero potencial.

Hoy en día es una ocasión para lamentarse por lo perdido, regocijarse por lo que se ha logrado, y acelerar nuestros esfuerzos para hacer lo que queda por hacer. En UNICEF seguiremos el camino que queda por delante con muchos aliados y con el gobierno de Haití para asegurar que todos los niños y niñas haitianos no solamente se recuperen, sino que también prosperen.

* Marc Vincent es el representante de UNICEF en Haití.

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