jueves, 15 de enero de 2015

Darwin y la piedra filosofal

Por Sergio Ruiz (Ética y moral).

Selección natural: “La diversidad que se observa en la naturaleza se debe a las modificaciones acumuladas por la evolución a lo largo de las sucesivas generaciones”.

Esto explicó el naturalista británico, Charles Darwin, allá por el siglo XIX. Con esta novedosa teoría, trató de explicar el porqué de que nosotros, los humanos, habíamos conseguido llegar a ser la especie dominante;  no cualquiera de las miles que pueblan el planeta. Una época que nada tiene que ver con lo que es nuestra civilización.

Hoy, en pleno siglo XXI, con la globalización, el concepto de diversidad está más arraigado que nunca a lo largo de la Historia: etnias y razas, estatus y roles económicos/sociales, diferentes religiones, culturas, o formas de acceder, e incluso entender, el conocimiento.

Tras el nacimiento de los estados-nación, junto al asentamiento del capitalismo, se puede atisbar que la diversidad entre los humanos empezó a ser más fuerte que lo que nos une como especie. En Veritas, queremos marcar la diferencia con este sentir general. Pensamos en lo que ricos y pobres, oriundos de Moscú o Sydney, tienen en común. Queremos recuperar los valores que, como seres humanos, seguramente hemos dejado atrás. Evolucionar significa avanzar, sí, pero no significa hacerlo solo. No existe progreso sin colaboración, ni innovación sin trabajo; recuerda, tuyo y de los que están a tu alrededor.

La evolución que ha llevado al Australopithecus, hace más de 4 millones de años, a ser hoy un Homo
Sapiens, no la hizo un único hombre u homínido, requirió de todos nosotros. De la misma forma que Darwin sabía que la naturaleza conlleva evolución y selección natural, en Veritas tenemos presente que debemos crecer para no quedarnos atrás.

No queremos ser dinosaurios. No tengamos miedo al progreso, ni veamos los avances como un retroceso, guiados por los prejuicios. "La supervivencia del más apto", acuño Darwin como sinónimo de selección natural, tomándolo del filósofo británico Spencer. El trabajo de uno conllevó la evolución del otro. Siempre es más fácil crecer gracias a la puesta en común del conocimiento.
 
La piedra filosofal es una sustancia legendaria, según antiguas creencias de magos y alquimistas, capaz de transmutar cualquier metal en oro, curar cualquier enfermedad, prolongar la vida e, incluso, otorgar la inmortalidad. Darwin logró dar con ella en “El Origen de las Especies”. Cambió el modo de entender la Historia, la naturaleza y al ser humano. Se pasó de la ignorancia más plomiza al conocimiento más resplandeciente. Gracias a ello, es inmortal.


En Veritas, hemos afrontado este ilusionante proyecto, aún a sabiendas de que encontrar nuestra roca mágica es una tarea ardua y costosa. Creemos firmemente en las personas, en el lado bueno que a veces se nos oculta, de igual forma que la luna muchas veces no nos deja ver su rostro. Si nos detenemos un instante a pensarlo, gracias a JK Rowling sabemos que Harry Potter encontró la suya. Gracias a Darwin sabemos que la evolución es una realidad y, por ello, ha pasado a los anales de la Historia.  ¿Qué nos detiene? ¿A qué estamos esperando? Haz de lo más mundano algo innovador y transgresor. Piensa en la manera de que el agua llegue a ser vino. No te conformes en contemplar el cambio, hazlo evolucionar.

"Convierte tu muro en un peldaño", Rilke

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