Las autoridades húngaras interceptaron el martes a 366 refugiados por cruzar de forma ilegal la frontera con Serbia, en la primera jornada después del cierre de la misma, informó hoy la policía.
Desde ayer el simple cruce ilegal de la frontera es un delito en Hungría que puede ser penalizado con entre uno y tres año de cárcel, y se si hace armado o se daña la valla construida para detener a los inmigrantes hasta con cinco años.
En el caso de los refugiados detenidos los juicios se iniciarán en pocos días en la ciudad de Szeged, en el sur del país.
De todas formas, como han adelantado juristas, las sentencias determinarán penas condicionales y los refugiados serán expulsados del país hacia Serbia.
En los días previos a la entrada en vigor de la ley, habían llegado a Hungría varios miles de personas cada día.
Los refugiados que llegan a la frontera húngaro-serbia, esperan entre los dos países a poder entregar sus solicitudes de asilo ante las autoridades de Hungría.
Centenares de refugiados pasaron la noche allí y después de que ayer hubo protestas de inmigrantes que pedían poder entrar en territorio húngaro, esta mañana la situación estaba tranquila, según informó hoy el portal "index".
El Gobierno húngaro declaró el estado de crisis en dos provincias que lindan con Serbia "debido a la situación causada por la migración masiva", según el portavoz del Ejecutivo, Zoltán Kovács
El estado de crisis durará medio año (con la posibilidad de prorrogarlo) y en ese tiempo el Gobierno puede intensificar los controles fronterizos, y la Policía y el Ejército asumir las tareas de registrar a los solicitantes de asilo.
Ante el cierre de la frontera, los primeros grupos de refugiados empezaron a desviarse anoche desde Serbia hacia la frontera con Croacia, a donde pretenden entrar para seguir su viaje hacia Eslovenia, para llegar a Austria y después a Alemania
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