viernes, 4 de septiembre de 2015

Especial Wes Craven, maestro del terror (1939 - 2015)

Por Rafael Martínez


“Las películas de terror no crean miedo. Lo liberan” Wes Craven

Wes Craven, padre del icono terrorífico Freddy Krueger y autor de algunas de las películas más influyentes del género durante las últimas décadas, falleció este mes de Agosto en su casa de Los Ángeles a causa de un cáncer cerebral. El director de obras de culto como Pesadilla en Elm Street y Scream tenía 76 años. 
Craven, originario de Cleveland (Ohio), era considerado en la industria como todo un referente que mezclaba varios géneros cinematográficos en sus proyectos, donde se encargó de dar forma al cine de terror moderno y también a su propia deconstrucción. Con lo que consiguió un sello propio que innovó el cine de horror. 

Además de dirigir, escribía sus guiones y producía sus proyectos, algunos de ellos para la televisión.


Hijo de una familia desestructurada y marcada por el fanatismo religioso baptista de su madre, Craven pasó una infancia fascinado por una serie de temas que tenía prohibido mencionar en casa (el sexo, la violencia, la mezcla de razas, la política), lo que desató un inevitable interés morboso en todos y cada uno de ellos. Tras estudiar psicología y filosofía en la universidad, Craven trabajó durante un tiempo como profesor de Humanidades hasta que decidió dedicarse al cine. 

Los comienzos en el mundo del séptimo arte no fueron fáciles para Craven, tras coquetear con el mundo del porno a principios de los años 70 (cosa que Craven nunca trató de ocultar, como se puede ver en el documental "Dentro de Garganta Profunda"), trabajos que le ayudaron a poder experimentarse como realizador, no fue hasta 1972 cuando Craven pudo estrenar por fin su ópera prima: “La última casa a la izquierda”, una película con un presupuesto muy limitado y en la cual ejercía de director y guionista. 

Para esta película, Craven se inspiró libremente en el clásico de Ingmar Bergman “El manantial de la doncella”, que cuenta la historia de unos adolescentes que son secuestrados por un trío de maníacos, quedando sometidos a toda suerte de vejaciones y torturas. Un film con el que consiguió llamar la atención de crítica y público, como nuevo autor salvaje a tener en cuenta, hoy en día esta película está considerada como una obra de culto.

Fue prohibida y censurada en multitud de países como Reino Unido, Nueva Zelanda, Noruega, Alemania, Australia, Singapur o Islandia. 

Cinco años después, en 1977, presentaría otra de sus obras más conocidas, “La colinas tienen ojos”, de nuevo como director y guionista. En esta película una familia llega a una zona desértica y vivirá toda clase de pesadillas ante un clan de caníbales hambrientos y deformes. Su visionado encumbró a Craven al terror puro y duro. Hubo un remake en 2006, del francés Alexandre Aja, que para muchos supera a la obra original.

Después de algún trabajo para la televisión y algún film como “Bendición mortal” (1981), en 1982 haría realidad uno de sus sueños de toda la vida, convertir el cómic de Len Wein, "La Cosa del Pantano", en imágenes para la gran pantalla. 

Sin embargo el resultado no fue el esperado y no tuvo un buen recibimiento por parte de crítica y público.



Dos años más tarde, en 1984, llegaría la película que está considerada la obra magna de su filmografía, todo un referente en el cine de terror y que nos descubrió uno de los personajes más míticos del género, Freddy Krueger, interpretado por Robert Englund.

“Pesadilla en Elm Street”, es el título con el que daría comienzo a una de las sagas de cine de terror juvenil más emblemáticas de la historia del género. Englund, de cara quemada, guante con cuchillas y su peculiar jersey a rayas y sombrero, aterrorizó a la audiencia de todo el mundo, en un juego bizarro y original, en el que un asesino del más allá, regresa para vengarse en las pesadillas de los hijos de aquellos que lo llevaron a la tumba. 

Craven logró crear un mundo terrorífico en el que los sueños se confunden con la realidad y las pesadillas adquieren otra dimensión. Esta primera parte dirigida por Craven, impulsó la carrera de un jovencísimo Johnny Depp.

Tras esta película parecieron seis secuelas, (el propio Craven dirigió diez años después la fallida “La nueva pesadilla” en el año 94), una serie de televisión, videojuegos, un crossover con la saga “Viernes 13” en “Freddy contra Jason” (2003), un remake, etc.


Freddy Krueger, icono del cine de terror
Mientras las secuelas de Freddy iban apareciendo, Craven siguió explorando los límites de la locura con títulos más personales como “Amiga mortal” (1986), “La serpiente y el arco iris” (1988), “Shocker, 100.000 voltios de terror” (1989), “El sótano del miedo” (1991), "La nueva pesadilla" (1994), o "Un vampiro suelto en Brooklyn" (1995), proyectos fallidos en su mayoría y con malos resultados en taquilla. 

A reivindicar sin duda la olvidada “La serpiente y el arco iris”, un interesante film que trata el tema de vudú, magia negra y zombies.

Después de no cosechar éxitos tan destacados como “Pesadilla en Elm Street”, su prestigio perdido regresaría en 1996 con el estreno de “Scream”. 

En la película, Sidney Prescott, la joven protagonista a la que da vida Neve Campbell, es la principal víctima del asesino más temido en la ciudad ficticia de Woodsboro. El psicópata, que aparece durante toda la película disfrazado con una máscara y una túnica negra, intenta matar a Sidney y a sus amigos, que tendrán que escapar de su acosador.

El psicópata en cuestión, Ghostface, entusiasma a los amantes del género, adquiriendo de inmediato una dimensión de icono parecida a la de Freddy Krueger.

Con la ayuda del guionista Kevin Williamson, Craven nos sorprendió con un Slasher salpicado con ingeniosos diálogos cinéfilos, que consigue convencer gracias a un estilo desenfadado, que no se toma demasiado en serio, siendo más inteligente que otras películas del género y además reinventando el género Slasher que venía realizándose en los 80 y primeros años 90. A destacar su guión agudo y el giro final que dejaba boquiabierto tras un primer visionado. 

La película dió un nuevo impulso al género y cosechó muy buenas críticas. La película también triunfó en la taquilla sumando más de 100 millones de dólares solo en Estados Unidos. Esto provocó que se convirtiera en la primera parte de una tetralogía (con vistas a una próxima quinta entrega).

La cadena MTV lanzó recientemente una serie basada en esta saga.


Ghostface, icono del cine de terror
Gracias al tremendo éxito cosechado con esta película y su primera secuela, “Scream 2” (1997), Craven prueba suerte en otros géneros tratando de reinventarse, por lo que dirige “Música del corazón” en el año 1999, dirigiendo a la multi nominada al Oscar Meryl Streep. En esta película una maestra trataba de enseñar a tocar el violín a jóvenes conflictivos de Harlem. La película no tuvo tanta repercusión como con sus sangrientos productos, pero le valió a la actriz una de sus 19 nominaciones al Oscar.

Después de este cambio de género, Craven volvería a sus raíces con títulos como "La maldición" (2005), “Vuelo nocturno” (2005) o "Almas condenadas" (2010).

Precisamente, es el último título de la saga “Scream”, "Scream 4" (2011), el que supone su testamento como realizador, justo antes de abdicar por enfermedad.


Se podría decir que Wes Craven fue esclavo de sus sagas más exitosas, dado el increíble éxito que estas producían, el público no paró de pedirle más y más entregas. Craven siempre buscó nuevas alternativas y quiso arriesgar adentrándose en diferentes géneros y retos, quizá esa sea la espina clavada en su filmografía, el hecho de no haber podido alcanzar la gloria en otros géneros más allá de las inercias de un género tan dado a la repetición como el terror. Algo para aplaudir sin duda, ya que muchos directores del género no se han atrevido a realizar ese cambio y siempre se han quedado en su zona de confort. 

Creador de dos de los personajes más icónicos del cine de terror, Craven es sin duda uno de los pilares del cine de terror moderno, que reinventó el género una y otra vez, siendo una escuela contínua para nuevos cineastas y que se ganó la admiración y respeto de todos sus colegas de profesión.

GRACIAS por tantas pesadillas.



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