jueves, 25 de junio de 2015

Un póker para la historia: La impensable temporada perfecta paso a paso

Vía Marca

LIGA ENDESA

Triplete histórico al conquistar por primera vez en 41 años la Liga, Copa del Rey y la Euroliga y un póker sin precedentes sumando la Supercopa. El Madrid de baloncesto firma la mayor gesta de su historia con un 3-0 ante su enemigo histórico y en el escenario del que salía el año pasado expulsado en silla de ruedas Pablo Laso.


Pensar hace un año en esta gesta sonaba a ciencia ficción. El técnico estaba en el punto de mira y siguió en el puesto de milagro pese a que su relevo ya tenía nombre y apellidos (Fotis Katsikaris) y el club le privó de sus ayudantes (Jota Cuspinera y Hugo López). Por si fuera poco, los retoques del equipo, las altas y las bajas chocaban: Darden y Draper, dos especialistas fetiche de Laso, hacían las maletas y sus relevos, Campazzo y Maciulis, despertaban más dudas que seguridad. Rivers completaba el juego exterior y Nocioni aportaba la veteranía de un experto con carácter ganador encomendado en dar ese plus en los momentos de la verdad.

Pero faltaba algo. O mucho. Según se mire. Mirando al eterno rival y reciente verdugo parecía que las diferencias eran insalvables en verano. Entonces llegó Ayon, cuyos derechos tenía el Barça y que fue descartado desde Barcelona por excedente de interiores: Tomic, Pleiss, Doellman, Lampe... Lo que parecía que sobraba o no tenía hueco en un sitio, era pieza que le faltaba al rompecabezas blanco que de entrada seguía despertando dudas.

Dudas que no solventó ni la conquista de la Supercopa con un Llull estelar y con gran aportación de Ayon pese a llevar un par de entrenamientos. Ya se sabe, la Supercopa es un torneo comodín que es residual si se pierde y se ensalza cuando se gana.

Las dudas siguieron y las comparaciones con el Madrid de la anterior campaña, el imparable Madrid de los récords, eran sangrantes. Y la constante sensación de que la cabeza de Laso pendía de un hilo. De fondo aparecían los nombres de Katsikaris, el de Djordjevic -que llegó a adelantar en las quinielas al griego- y hasta el mismo Tabak, ayudante de Laso. El Madrid no terminaba de convencer y ni mucho menos arrasaba como en antaño pero se exponía un mismo argumento: "Ya vimos el año pasado que arrasar durante toda la temporada no sirvió para ganar los títulos". Y el año se cerró con derrotas ante Estudiantes, Bilbao, Barcelona y Unicaja con mala imagen.

En enero el equipo se rehizo. Cambio brutal. La cuesta de enero se hizo una rampa de lanzamiento. Así se llegó a la Copa. Y con Slaughter estrenando pasaporte Cotonou lo que le permitió entrar de lleno en el equipo y no tener que irse a Israel como estaba previsto. Rudy se llevó el MVP con 22 de valoración, y Nocioni, muy cuestionado hasta entonces, empezó a despejar las dudas existentes.

Con viento a favor se llegó a la Final Four en casa tras un 3-1 al Efes en cuartos. Presión por las dos finales de la Final Four perdidas en las dos anteriores ediciones y dudas sobre el favoritismo: primero tocaba el ogro Obradovic y en caso de ganar el todopoderoso CSKA o el peligroso Olympiacos. Tocó rival griego y se acabó con una sequía de 20 años. Adiós a los fantasmas del pasado.

Lógica resaca europea en la recta final liguera en forma de derrotas antes de empezar el reto final: El triplete ansiado con la Liga, algo que sólo se había logrado en las temporadas 1964-65 y 1973-74 y un póker sin precedentes con la Supercopa.

El affaire del pasaporte de Panko salpicó a Slaughter, que para evitar problemas volvió a ser estadounidense y el Madrid se cargó para los playoffs a Campazzo, que tampoco había aportado gran cosa en todo el año. Así, y con la testimonial aportación de Doncic, la perla del presente con futuro prometedor, el Madrid se cargó en la primera ronda al Granca y sufrió lo indecible ante un mermado Valencia para plantarse en la final. Allí espero al Barça, que casi pierde un 2-0 a favor ante Unicaja y que en la final se convirtió en un saco de boxeo para un entonadísimo Madrid.

Histórico año blanco (y en blanco para el eterno rival) que habrá convertido en multimillonaria a algún atrevido apostador por estas fechas el año pasado. Si es que alguien fue así de visionario. Ahora toca ver que espera el futuro más inmediato. Por que el Madrid es así. No hay tiempo para disfrutar. ¿Qué pasará con Bourousis y Mejri? ¿Y el futuro de los Sergios está en Madrid o en la NBA? ¿Y alguien cuestion ahora a Laso?

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