El Real Madrid, por 23a edición consecutiva (juntos a los predecesores que tampoco pudieron lograrlo), tampoco podrá defender su título de campeón de Europa.
La Juventus, la Vecchia Signora, ha dado un golpe de dimensión histórica y se ha plantado en la final de Berlín, contra el Barcelona del tridente Messi, Suárez y Neymar.
Golpe durísimo para los blancos, que a pesar de conquistar Supercopa de Europa y Mundial de Clubes, deja en el poso una sensación de fracaso similar a la transmitió el Barcelona de Martino la temporada pasada.
El Real Madrid ha adolecido de los mismos recursos futbolísticos, para un transatlántico de su entidad, que en anteriores eliminatorias: la ausencia de Modric en mediocampo deja en entredicho a la plantilla, que no ha sido capaz de superar su ausencia. Tácticamente el equipo ha ofrecido dudas, tanto en la asociación por dentro (sólo Benzema parece dar un plus en ese sentido) como a la hora de jugar sin balón, sobretodo en los repliegues tras perdida. Si bien hoy hemos visto una primera parte intensísima de los merengues, superior a la Juve en la 1a mitad (sobretodo tras el primer gol), tras el empate el fútbol ha dejado una imagen tan nítida como preocupante: ¿el Madrid para remontar va a seguir abusando de centros laterales? Una y otra vez en grandes eliminatorias/partidos han abusado de este recurso, y siempre, o casi siempre, han fracasado en este sentido.
La Juventus, claramente el equipo más limitado (en cuanto a recursos indivuales, especialmente) de los cuatro semifinalistas, ha demostrado que es un grupo de hormigón, y que el colectivo puede ser más que la suma de individualidades. Destacar el gran partido de Álvaro Morata, que además del gol ha ofrecido una salida al equipo vital, dando aire a los transalpinos, tanto en la 1a mitad como tras el empate. Algo que, sin ir más lejos, Mandzukic no es capaz de ofrecer al Atlético cuando juega con bloque bajo, como hoy la Juve. Otro buen recurso, que utilizó con maestría Allegri, fue sacar a Llorente en la segunda mitad, que también pudo usar el rol de Morata en cuanto a dar salida al equipo.
En definitiva, el Real Madrid ha quedado más como una suma de individualidades que como un todo, como un "equipo". Derrotados en octavos de Copa ante el Atlético, segundos en Liga y eliminados por la Juventus en semifinales de la gran competición continental de clubes, la temporada no deja otro análisis que el del fracaso.
La Vecchia Signora, por su parte, doce años después, vuelve a una final de Champions. Le espera el Barcelona, que se ha perdido el lujo de no sufrir en esta competición, algo casi único.
Los medios pintaron a la Juventus como la Caperucita de las semifinales, pues bien, en este cuento, que es la Copa de Europa, la encapuchada se ha comido al lobo. Veremos si el Barcelona extrae la moraleja apropiada: "La Juve siempre compite".
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