Vía el País
Pablo Iglesias negó este jueves que el proyecto de Podemos se esté moderando. El líder de la formación contestó de esta forma a las reflexiones formuladas por el cofundador del partido Juan Carlos Monedero, quien considera que “la moderación desarmaría a Podemos”. Iglesias, no obstante, evitó pronunciarse sobre las críticas más directas —a dirigentes como Íñigo Errejón—, mientras la cúpula, que ya manifestó malestar con Monedero antes de su dimisión, rechazó entrar en un choque público.
La dirección de Podemos optó por ignorar de alguna manera a Monedero, hasta hace unas semanas considerado número tres del partido. Sus declaraciones, en una entrevista en EL PAÍS, duelen especialmente en la organización porque se interpretan como un ataque a la estrategia de campaña. No obstante, nadie se dio por aludido.
Tanto el secretario general como Carolina Bescansa, responsable de Análisis Político y Social, negaron, en distintos términos, un giro del proyecto político hacia la moderación, e incluso que ese sea el debate. Errejón, que según la versión más extendida en la formación se enfrentó al profesor de Políticas, no quiso replicar a las palabras de Monedero que apuntan a él.
“Pregúntale eso a Esperanza Aguirre. Creo que seguimos en la misma línea. Eso sí, adaptando nuestro programa a la realidad de las competencias autonómicas”, afirmó Iglesias al ser preguntado al respecto por una usuaria de Facebook en una entrevista digital organizada por esa red social. El líder de Podemos contestó a las preguntas de los votantes desde la sede más simbólica del partido, la de la calle de Zurita, en el barrio madrileño de Lavapiés, lo que suponía precisamente un guiño a ese espíritu fundacional que ahora reivindica Monedero.
Iglesias también prefirió no pronunciarse ante los periodistas sobre las afirmaciones del antiguo responsable del programa, quien señaló que “a los generales mediocres hay que perdonarles su mediocridad”. Iglesias y José Manuel López, candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, son los únicos nombres propios citados abiertamente por el politólogo para destacar su cercanía y amistad.
Bescansa, que en los meses anteriores a la dimisión también se distanció de Monedero, señaló que los debates que puedan producirse en la organización van más allá del tacticismo criticado por algunos sectores. “La lucha contra la corrupción no tiene mucho que ver ni con la moderación ni con la no moderación, sino con la defensa de la democracia”, mantuvo a las puertas del Tribunal Supremo, donde presentó una querella contra tres magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Murcia por prevaricación. Aunque enmarcó las críticas en un contexto más amplio —en su opinión, se refería a “todos los partidos”—, situó a Monedero en un lugar muy concreto al afirmar que la cúpula necesita “escuchar a esas voces de disidencia”.
Pablo Echenique, uno de los barones más influyentes de Podemos, bromeó con las palabras de Monedero. A algunos ya les gustaría estar “un poco más desencadenados” como ese exdirigente, pero el contexto político no lo permite. “Hay una oportunidad única para regenerar el sistema democrático, cambiar las políticas económicas, y hoy toca actuar de manera colectiva”, afirmó en La Sexta.
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