Por Sergio Ruiz
Rusia advirtió este martes de que cortará el gas que suministra a Ucrania si no paga por adelantado su consumo dentro de dos días. Gazprom, el gigante gasístico ruso, afirma que a Kiev le quedan solo 219 millones de metros cúbicos, que previsiblemente usará en las próximas 48 horas. Moscú exige desde el año pasado el pago previo del combustible que Ucrania consume para evitar que siga aumentando la multimillonaria deuda acumulada por Kiev. De hacerse efectivo el corte del gas ruso, el combustible destinado a la UE podría verse amenazado. En ocasiones anteriores, Kiev optó por apropiarse de gas destinado al consumo europeo tomándolo de los gasoductos que discurren por su territorio y que suponen la mitad del gas que la UE recibe de Rusia.
Kiev cortó el gas que se enviaba a las regiones rebeldes del este de Ucrania, por lo que Moscú optó por aprovechar las posibilidades técnicas existentes y suministrar directamente el combustible a las provincias separatistas. A partir del jueves pasado, Gazprom comenzó a bombear gas a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.
Ucrania defiende que ha efectuado el pago de la cantidad suministrada al Gobierno de Kiev, pero no de la que Moscú está suministrando directamente a los rebeldes. Gazprom, en cambio, factura todas las entregas a Kiev, también las que llegan al Donbás. “Naftogaz no estará en situación de adelantar más pagos por el gas ruso hasta que reciba garantías del estricto cumplimiento [de lo acordado]”, según un comunicado de la compañía ucrania.
Consciente del temor que puede suscitar en la UE la falta de gas ruso, Naftogaz ratificó “el compromiso” de seguir proporcionando el flujo debido. Bruselas no quiere contemplar, de momento, ninguna otra opción. Una portavoz de la Comisión Europea confió en que el acuerdo entre Bruselas, Moscú y Kiev se cumpla y avanzó la disposición del vicepresidente Maros Sefcovic de negociar con ambas partes una extensión de ese pacto, que expira en abril.
El Ejecutivo comunitario presenta mañana miércoles un ambicioso proyecto de Unión Energética que trata, entre otras metas, de reducir la dependencia del suministro ruso, que representa alrededor de un tercio del petróleo y el gas que importa Europa. “El objetivo es integrar el sistema energético del continente. En lo que respecta a la seguridad del suministro, eso implica reducir la posición dominante de Rusia en las compras europeas de gas. Lo que deberíamos conseguir es que ningún Estado miembro dependa de una única fuente de energía”, avanzó Sefcovic. Ahora los países bálticos dependen en un 100% del gas ruso.
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