jueves, 10 de septiembre de 2015

Artículo de Arte: Grecia el clasicismo de la escultura

Por Sergio Ruiz y Raquel Márquez

Grecia ha sido y es la cuna del arte y del ideal de belleza en el pensamiento occidental. Si pensamos en los distintos modelos y arquetipos de estética y armonía podemos deducir que el punto de partida de la escultura clásica nace en la cultura griega. En el desarrollo tanto intelectual como político de Grecia la escultura ha tenido un papel determinante, no sólo ha sido un medio y una expresión para los artistas de la época sino que además ha sido símbolo de su desarrollo y los aspectos de su civilización: entrada en batalla, celebración de los juegos olímpicos, mitos y leyendas, religión / politeísmo...

El sentido de la estética griega marca un poso del concepto de equilibrio, armonía y belleza en el pensamiento occidental: el canon de belleza griego de la cabeza, un séptimo del cuerpo. La armonía a la hora de representar la fisonomía del hombre es imprescindible para reflejar el espíritu humano. 

La influencia del arte clásico griego en Occidente es de tal arraigo que, incluso, se llegó a crear un movimiento que recuperaba la esencia misma de dicho arte: el neoclasicismo. Por tanto, podemos decir que Grecia supone los cimientos de lo que entendemos por estética, bello, plástico o armónico.

  • Policleto (Grecia, 0480 aC-0420 aC)
Escultor y teórico griego, es junto a Fidias la gran figura de la escultura del periodo clásico. De Argo, Policleto se especializó en la talla de figuras de atletas y fue el inventor de uno de los máximos artificios de la escultura: el contrapposto, que consiste en la representación del movimiento de la parte superior del torso en oposición a la inferior, lo que supone un resultado de líneas no paralelas que provoca un cierto desequilibrio que le da dinamismo a la escultura.
Diadumeno
Policleto también desarrolló una labor teórica, en su tratado ‘Kanon’ expone los principios de su concepción de la escultura partiendo de la presunción de que la belleza no es sino la relación de unas partes con otras. Centra su atención en el estudio de las proporciones, llegando a la conclusión de que la perfección prototípica se conseguirá a través de unas medidas precisas en las que la altura será 7 veces la medida de la cabeza y de este modo quedaba establecida la fórmula 1/7 cuya coherencia confirma a Policleto como uno de los más increíbles escultores de todos los tiempos.

Si nos fijamos en el Diadumeno podemos comprobar cómo ese canon de belleza, ese ideal de perfeccion, esta presente en nuestra cultura: anuncios, películas, series, etc.

  • Praixitiles (Atenas, siglo IV a. C.) 
Hermes con
Dionisio niño
Su figura es signo de autoridad en la escultura del siglo IV a. C. en Atenas, casi al mismo nivel de prestigio que Fidias.

Praxíteles sentó las bases para el posterior desarrollo de la escultura helenística. Se alejó de la tradición anterior al preferir el mármol como material, no obstante se mantuvo en la línea de sus antecesores en cuanto a elección de modelo y evolucionó hacia una mayor humanización de las estatuas que realizaba.

Gozó de un gran prestigio por sus obras, sobretodo por la suavidad del modelado y la postura de los cuerpos. Es emblemático en este sentido su escultura Hermes con Dioniso niño, encontrado en 1877 en Olimpia y que es el único que se conserva de un escultor griego de primera magnitud. Sin embargo la que gozó de mayor renombre en la Antigüedad fue la Afrodita de Cnido, estatua de tamaño natural de la diosa.
  • Miron (Eleutera, actual Grecia, s. V a.C.) 
Discóbolo
Nació en Beocia y fue el principal escultor griego de su tiempo, exponente del llamado estilo severo y precursor de los grandes maestros del clasicismo. Desarrolló su actividad en Atenas, donde se le atribuyen numerosos obras, sobretodo estatuas de atletas y héroes. No obstante, sólo se le han podido asignar con certeza tres: el Discóbolo, el grupo de Atenea y Marsias y el Anadumenos.

El Discóbolo, es emblemática del estilo de Mirón centrado en la plasmación del movimiento a través de las tensiones del cuerpo y constituye un ejemplo magistral de equilibrio dinámico.

Algo semejante se plasma en Atenea y Marsias. Estas dos obras, en las que se adivina el movimiento, hacen que Mirón sea considerado un artista adelantado a su tiempo que buscaba la innovación.

  • Fidias (Atenas, h. 490 a.C.-?, 431 a.C.) 
Fidias fue el maestro del mundo clásico que elevó la escultura a las cotas más altas de perfección y armonía. Tenía experiencia como grabador, pintor y repujador y vivió en la época de Pericles pero poco más se sabe de su biografía.

Atenea Partenos
La primera obra que se conoce de él es la Atenea Lemnia, una estatua de la diosa destinada a la Acrópolis de Atenas, de la que actualmente se conservan dos copias parciales: un busto en el Museo Arqueológico de Bolonia y una figura casi completa en el Albertinum de Dresde.

La fama le llegó en el 438 a.C. cuando se consagró con su obra, Atenea Partenos. La patrona de Atenas está representada en esta estatua de nueve metros de altura como una diosa guerrera, con escudo y casco, preparada para la defensa de la ciudad. La obra se conoce a través de copias que se realizaron de ella ya que la original se perdió.

Además de la Atenea para el Partenón, Fidias realizó otra para el santuario de Olimpia, la efigie de Zeus, incluida por los antiguos entre las siete maravillas del mundo. Una estatua del dios de doce metros de altura.

Lo que consagró el nombre de Fidias son las esculturas del Partenón, esto es lo que ha hecho que su nombre perdurase en el tiempo. Finalizada la construcción del templo, Fidias y su taller se ocuparon de la decoración escultórica, que incluía un friso en bajorrelieve, dos frontones decorados y dos metopas en altorrelieve.

Relieves en el Partenón
De este grupo las más famosas son el grupo de las Tres Parcas y los fragmentos de la Procesión de las Panateneas, el grupo de los dioses del Olimpo mayormente, donde se puede observar como el tratamiento de las telas ha contribuido decisivamente a la fama del arte fidíaco.

A la caída de su protector, Pericles, el escultor fue acusado de malversación del oro destinado a la estatua de Atenea, y pese a que pudo demostrar su inocencia, fue encarcelado por haber incluido su retrato y el de Pericles en el escudo de la diosa Atenea. El resto es un misterio, según algunos cronistas, Fidias murió en la cárcel, otros dicen que consiguió fugarse y se exilió en Olimpia, enclave donde en 1954-1958 se excavaron los restos de su taller.

La Atenas de Pericles experimentó el auge de su democracia, vivió la filosofía platónica, disfruto del teatro de Sofocles... pero, ante todo, la Grecia clásica será recordada como la fundadora de las bases de la escultura en Occidente. Fidias,  Praixitiles,  Policleto o Miron nos enseñaron el camino de lo que el arte puede llegar a ser. De cómo la estética puede ser algo sublime, llegando a maravillarnos hasta el fin último de valorar nuestra existencia por ser capaces de hacer figuras tan hermosas. "La belleza salvará al mundo" dijo Dostoyevski. La Grecia clásica tiene buena responsabilidad en ello. 

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