miércoles, 20 de mayo de 2015

Soy leyenda

Por Sergio Ruiz


Siete de julio de 2003. Un suizo, de 21 años, hace historia para su país al coronarse campeón del torneo más importante del planeta tenis, Wimbledon.

"Una gran noticia", escribe Javier Martínez.
 
Si estaba cantado que Ferrero ganaría alguna vez Roland Garros, no lo estaba tanto que Federer se impusiera en Wimbledon. Paradójicamente, ya hay fundamentos para sospechar que el suizo puede salir campeón en cualquiera de los grandes.

Una vez vencido el vértigo que le había impedido hasta Wimbledon ir más allá de los cuartos de final en un Grand Slam, merece las máximas atenciones, de momento, en el Abierto de Estados Unidos.

Una buena nueva para el tenis, pues de esa generación bautizada por la ATP bajo la campaña "new balls, please" es el que mejor juega. Otra cosa es que Hewitt tenga una cabeza de hierro, que Ferrero sea inexpugnable en tierra batida o que Safin goce de un potencial incomparable a ningún otro. Ahora bien, a la hora de proponer un tenis basado en la habilidad y en la ocurrencia, válido en cualquier superficie, Federer mejora todo lo presente.
 

Hoy, 20 de mayo de 2015, Roger Federer ha vuelto a entrenar en la Phillipe Chatrier, Pista Central de Roland Garros, para preparar el que será su 63er Grand Slam consecutivo, en busca de seguir ampliando su vastísimo historial: 16 GS han seguido a ese primer Wimbledon (con otros seis títulos en el All England Tennis Club), 6 Masters Cup, 23 Masters 1000... para un total de 85 títulos ATP.
 
Con 33 años y cuatro hijos, el helvético afronta el torneo parisino como número 2 mundial. Sin embargo, no gana un GS desde Wimbledon 2012, aunque volvió a jugar la final de 2014, que se definió en un dramático quinto set ante el dominador del tenis actual, el serbio Novak Djokovic.
 
Si bien, en los Grand Slam, ya no es el "Primus inter pares", Federer sigue con hambre de gloria; la llama de la competición sigue prendida. De la mano de su entrenador, desde 2007, Severin Luthi ( capitán además de Copa Davis de Suiza; junto a él y la inestimable colaboración de Stan Wawrinka, pudieron dar la primera Ensaladera a la nación helvética el año pasado, derrotando a Francia en Lille) y asesorado por el mítico Stefan Edberg, Roger ha recuperado su esquema más ofensivo, con un juego directo, cargado de tiros paralelos y definiendo las jugadas en la red. Un estilo pretérito, más propio del tenis de Laver, Mc Enroe o el propio Edberg, y con el que anhela volver a levantar un "major", cerca de los 34 años. Dicha edad, a ojos de la historia, supone un imposible: ningún jugador ha logrado conquistar un GS en la Era Open (desde 1968) a esta edad.
 
Federer es, y se sabe, leyenda. Considerado por muchos el GOAT (Greatest of All Time, según la nomenclatura anglosajona), el suizo llega a París, su GS más esquivo (sólo ha sido campeón en una ocasión, en la edición de 2009) lejos de los focos del favoritismo, que recae en Rafa Nadal (9 veces campeón de la Copa de los Mosqueteros, aunque llega en su peor ranking desde 2005, como siete ATP) y Djokovic, flamante número 1 del tenis mundial y sin la corona en el GS de tierra batida. Más de uno se preguntara, ¿Qué motiva a quién ha ganado todo, y que actualmente requiere de un enorme esfuerzo para seguir siendo competitivo al máximo nivel, a seguir levantándose cada mañana dispuesto a ello? “Amo el tenis y para mí es importante jugar el mayor tiempo posible. Estoy feliz de que mi plan funcionó y que a mis 33 años sigo siendo súper competitivo y estoy sano. Yo creo que todavía puedo mejorar mi juego. Pienso que tienes que intentar reinventarte. El tenis es un deporte en el que siempre puedes hacerlo mejor"

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